55; The Nest

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La idea de anidar junto a Seungcheol removió el corazón de Jihoon, quien necesitaba más que nunca estar acompañado de su alfa y sentirse protegido por él. En cuanto el mayor sugirió la idea, ambos se levantaron del sofá y se dirigieron a la habitación del alfa, donde este aguardó a que Jihoon acomodara las cosas para sentirse cómodo a su manera.

El omega inició tomando la pijama de su novio, asegurándose de que era la que el pelinegro había usado la noche anterior, se la colocó y luego le dio una limpia a Seungcheol para que también se cambiara la ropa, el cual lo hizo mientras el bajito continuó con su labor de adaptar el nido para ellos.

En cuanto la pijama estuvo puesta en su cuerpo, el omega subió a la cama, se arrastró de rodillas hacia el centro, removiendo el edredón y las sábanas que vestían el colchón y acomodó las almohadas, oliéndolas todas hasta identificar la que más olía al alfa, pero todas olían demasiado a él.

Miró al mayor y le dijo —ahí vas tú— señaló.

—¿Y no voy a tener almohada?— preguntó al ver cómo Jihoon se había quedado con las tres almohadas que él solía usar para dormir.

Jihoon negó con un puchero en los labios —son mías todas.

—¿Y dónde las vas a poner? Si te quedas con todas no podré abrazarte— le dijo acercándose a la cama, del lado donde estaba Jihoon.

El menor miró las almohadas, tratando de escoger una para quedársela, pero no podía decidirse —mmm... es que todas huelen mucho a ti.

—¿Y qué prefieres: una fría almohada que perderá rápido mi aroma, o mis cálidos brazos y tu nariz enterrada en mi cuello, oliéndome toda la noche?

Esta vez Jihoon lo pensó mejor y lanzó las dos almohadas que justo tenía agarradas antes de lanzarse a los brazos del alfa —te quiero a ti— le dijo con una enorme sonrisa.

Seungcheol sonrió satisfecho —sabia decisión— le dijo y besó rápidamente sus labios, para luego cargarlo (haciendo que enrollara sus piernas y brazos a su cuerpo) y recostarse juntos en la cama, donde rodaron hasta que encontraron una cómoda posición y Jihoon enterró su nariz en el cuello del alfa, tal como este había dicho, sintiendo ese penetrante y exquisito olor que Seungcheol comenzó a emitir constantemente para su novio.

Estuvieron abrazados de esa manera algunos minutos, incluso iniciaron una conversación sobre lo mal que era Seungcheol cocinando, o las clases de Jihoon de ese día; también hablaron sobre una película que el omega quería ver. De esa manera distrajeron un poco sus mentes de la importante noticia de la que se habían enterado, pues aún no estaban listos para hablar de ello y afrontar la realidad.

Sin embargo, era algo inevitable y que tarde o temprano debían hablar, así que eventualmente llegaron al tema.

—¿Qué te gustaría que fuera?— cuestionó Jihoon cuando se quedaron callados unos segundos, dejando que sus mentes divagaran nuevamente en ese tema.

Seungcheol no lo pensó demasiado —una niña, que tenga tus lindos ojitos y tus lindos pucheritos.

Jihoon sonrió ampliamente y salió de su escondite en el cuello del alfa para mirarlo —también quiero una niña.

—Y luego un niño— dijeron los dos al mismo tiempo, mirándose con enormes sonrisas para terminar diciendo otra vez al mismo tiempo —y de último otra niña.

Unieron sus labios con suavidad, ambos tenían esa perfecta sincronía que les hacía corroborar una vez más que estaban destinados a estar juntos.

—¡Oh! Tengo otra prueba de embarazo— dijo al recordarlo, reacomodándose nuevamente en su sitio —Joshua dijo que podía hacerme las dos, así podríamos estar un poco más seguros.

The Omega's Pet [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora