CAPÍTULO 3
SAMANTHA
—Años atrás—
Me gusta Gregor.
¡Joder! ¿Cómo me va a gustar el patán de mi mejor amigo de la infancia? ¡¿Cómo?!
Ciertamente su cuerpo ha cambiado de manera significativa los últimos años desde que lo dejé de ver constantemente en el salón de clases. Ya no es un simple larguirucho flaco y gruñón, ahora tiene músculos en sus brazos y ciertos aires de adolescente que te termina de robar el aliento y eso me enfurece porque me terminó afectando a mí.
¡Joder!
— ¿Todavía ves a Gregor por la ventana? — pregunta Margery junto a mi oído, haciéndome chillar del susto.
Nuestros compañeros nos miran con extrañeza y otros con burla, pero la idiota a mí lado ni se molesta en prestarles atención, me está mirando con su rostro cómplice a la espera de respuestas por parte mía al pillarme viendo a Gregor, de nuevo, está semana.
Al tener diferentes salones desde hace dos años he tenido la mala suerte de verlo en sus momentos libres mientras nosotras estamos en clases. Y el idiota solo se hace más interesante cuando está solo, alejándose a propósito del grupo de chicas chillonas del otro lado del patio, él no termina de entender que la indiferencia que se gasta es la clave para atraer al público femenino hormonal.
Rehúyo de la mirada de Margery con una mueca y miro mi teléfono para distraerme en las redes; el cual es otro error porque el perfil del idiota es el primero que me aparece en la pantalla con la última publicación que subió de su fin de semana en la playa con algunos de los compañeros que le agradan.
Ya está comenzando a marcar su abdomen con los ejercicios que lo obligan a hacer por la carpeta que su padre le exige cada año ¿No tiene otro ángulo para tomarse la estúpida foto? Alejo el teléfono de mí rostro y paso una mano por las mejillas, están calientes.
— ¿Te gusta? — vuelve a preguntar Margery emocionada, sentándose en su puesto, frente a mí.
— ¿Quién? — pregunto como una idiota, aunque ya sé la respuesta.
Solo quiero alargar el momento antes de confesar mis estúpidos sentimientos hacia el engreído de nuestro mejor amigo. Al principio era cariño ¡Tenía que ser cariño!, me gustaba el hecho de recibir sus muestras de afecto incluso cuando a los demás los trataba como la mierda, me hacía sentir especial, pero últimamente mi mente me está jugando muy malas pasadas.
Culpo a la clase de biología que debemos ver por obligación antes de entrar a la secundaria en unos meses.
— Gregor, el gruñón. — dice Margery con una amplia sonrisa — ¿Te gusta?
— Margery. — digo con el ceño fruncido, ella se acerca a mí cara emitiendo un sonido de emoción contenida, como en sus tontas películas de adolescentes raros — ¿Eres lesbiana? — suelto la pregunta que la envía a la mesa de golpe por lo exagerada que es.
Acabo de romper su cabeza, lo sé, estaba esperando una confirmación de un hecho tácito con respecto a mis sentimientos por Gregor, jamás se ha de imaginar que le pregunte de pronto por su orientación sexual. Pero ya eso es algo de mí, mío, que quiero aclarar con ella porque no logro entender cómo rayos es inmune a cualquier chico atractivo que se le acerca.
Gregor le da asco y se está volviendo un puto adonis.
Su hermano le parece normal y es el capitán del equipo de fútbol de la secundaria con la mayoría de las chicas detrás de él.
Y los amigos de su hermano, que le terminan coqueteando porque le parece linda – porque además lo es con sus ojos azules y su piel de porcelana que la hacen ver como una pequeña muñeca–, ella los desestima como unos chicos horribles.
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Enamorada del CEO Imbécil
RomanceÉl ha estado enamorado de ella desde que son niños. Ella piensa que es solo una amiga ante sus ojos. Ambos tendrán que vivir juntos por casualidades desfavorables del destino que los hará ver esos pequeños detalles donde antes daban por pérdida cua...