Capitulo 71

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CAPITULO 71

SAMANTHA

Entre Gregor y yo, ayudamos a Margery a colocarse el traje táctico que tenía en la mochila para ella, mostrándole como sacar las navajas de los zapatos antes de regresar con los demás.

Debemos llegar a los límites de la ciudad donde la Camorra y la Calabresa están asentadas a unos kilómetros de aquí, además que la prueba de instinto sigue activa por los hombres de ese sujeto que hizo a Mikhail molestar, y los presos que Diego usaba para las fosas de pelea en el estadio.

Llegar a nuestra meta nos va a llevar toda la noche si no logramos conseguir un coche en esta ciudad que no haya sido jodido por Diego y su gente para evitar que encontremos rápido la salida.

— Me gusta el traje. — admite Margery, mirándose al completo con el traje puesto — No se me ve mal.

— Te ves preciosa. — digo con una sonrisa, llamando su atención, la cual tiene una mueca de desagrado al verme — ¿Qué?

— Nada, solo que no puedo verte disfrazada y creer que eres la misma Sammie de toda la vida. — dice.

Elevo una ceja, haciendo reír a Gregor a mí lado.

— Gregor estuvo meses con el cabello blanco y los ojos negros. — le recuerdo con incredulidad, señalando a mi novio — Él sí se veía raro.

— Qué bueno que no es para siempre. — ignora lo que dije, saliendo de detrás del árbol con media sonrisa.

Bufo, rendida, siguiéndola con una sonrisa para reunirnos con los demás. Blake está hablando con tres soldados sombras, así les diré porque son demasiado buenos en ocultarse, y Mikhail está sentado junto a una lápida, mirando al cielo con el ceño fruncido, como si estuviera pensando en algo. La luz de la luna es la que nos está ayudando a no necesitar una lámpara de gas con nosotros.

Por suerte, porque hace una hora tuvimos que romper una de las lámparas contra la mansión para crear una distracción de los presos y poder salir. Terminamos llenos de sangre, sí, pero al menos no nos quitaron una extremidad en el proceso, lo cual habría pasado de no salir rápido de allí.

Margery se acerca a Mikhail, girando una de las navajas en su mano, mostrándole el traje con una sonrisa que no le veía desde hace mucho, haciendo que el italiano sonría de verdad al verla. Remarcando que sus palabras no fueron vacías al decirlas hace uno momentos, ni cuando me lo confesó en la celda, Mikhail Rossi si siente algo con Margery.

— No me voy a acostumbrar a eso. — murmura Gregor a mi espalda, haciendo una mueca al verlos — ¿Por qué Mikhail? Joder, Michael me caía mejor.

— Deja de joder. — le murmuro con el ceño fruncido — Mira que con este no puedes decir que no se la merece, el tipo se dejó capturar para cuidarla y está torturando a todos aquellos que la dañaron.

Literalmente, cuando lo saqué de la celda lo primero que hizo al mirar a los rusos que nos rodeaban fue buscar rostros familiares, según él, tratando de ubicar caras conocidas a las cuales les hizo una promesa, y cuando las encontró en medio de uno de los vestíbulos, atacó.

El simple recuerdo me causa escalofríos, verlo arrancando un brazo mientras presionaba una daga en el hombro con su pie, y luego partir una pierna con sus pies como si no fuera más que un lápiz insignificante. No duró nada y cuando los dejó agonizando contra el piso lo único que me dijo al ver mi rostro aterrorizado fue: "Le hicieron daño en mi presencia, y yo, no olvido".

Pobre de aquel diablo que le haya hecho daño en estos meses, James se salvó por poco supongo.

— Se llevan ocho años. — se queja Gregor, mirándome incrédulo — Dame tiempo para acostumbrarme.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora