Capitulo 30

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CAPITULO 30

GREGOR

Afuera había comenzado a llover hace unos minutos luego que le dejé un mensaje a Sam para saber cómo está.

Esta no ha sido una buena semana para ella y me siento ansioso cuando no quiere tenerme cerca porque quiere pensar las cosas, decir que no tengo miedo de que haga una locura y no esté allí es mentira. Me preocupa dejarla tan sola en esa maldita casa.

Escuché mi teléfono con una llamada entrante, tomándola sin ver, sintiendo el corazón en la garganta por lo que puedan decirme del otro lado de la llamada.

¿Le pasó algo? ¿Está bien?

— ¡Más te vale que traigas tu trasero español a casa de Sam si no quieres que te mande a España en trocitos! — me grita Margery, sorprendiéndome.

Miro el identificador de llamada para asegurarme que sea ella, y si, lo es ¿Me está llamando ahora desde la casa de Sam?

Lo último que supe es que estaba viviendo a las afueras de la ciudad con James y con uno de los subordinados de Mikhail que se encontraba en Nueva York con su familia y que conocía el pueblo como nosotros porque vivió aquí durante su infancia.

¿Diego la atacó?

— ¿Qué pasa? — pregunto preocupado, levantándome de la cama de un salto, guardando el arma en mi espalda.

Menos mal que no me había molestado en quitarme los zapatos cuando me recosté en la cama luego de comer mi almuerzo.

— Estoy con Sam, me ha contado todo. — dice con seriedad, tensándome — Mueve el culo.

— Voy en camino. — cuelgo la llamada, corriendo fuera de la habitación con el corazón en la garganta.

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Corrí todo el camino de entrada hasta la casa de Sam sin importarme en lo más mínimo la lluvia que me cubría de los pies a la cabeza. Llamé a la puerta con fuerza y Margery me abrió de inmediato, poniéndome aún más nervioso.

Aunque su rostro molesto y los brazos cruzados sobre su pecho me confundieron.

— Me tienes que dar explicaciones de lo que pasa, Castilla. — dice con seriedad, cerrando la puerta de la casa de Sam cuando termino de pasar.

Por suerte los padres de Sam no están, su madre estaría enloqueciendo ahora que estoy llenando su entrada de agua por no haber traído un estúpido paraguas cuando salí corriendo del hotel.

— Ya hablé con sus padres para decir que estamos aquí. — dice con molestia, pasando por mi lado para ir a la sala — Les expliqué que tengo un maldito proyecto en el instituto con Sam y me dijeron que te vigilara para que no cogieran ¡¿Me explicas?! — grita esto último fuera de sí, arrojándome una toalla a la cara para que me seque.

La miro sorprendido y confundido a la vez, quitando la toalla de mi rostro incrédulo, mirándola ¿Qué carajos?

— No te vayas a resfriar por idiota. — me riñe, señalando la toalla.

Comienzo a limpiar mi rostro y cabello con una mueca, mirándola de a ratos para asegurarme que no me va a lanzar un cuchillo a la cabeza por rabia. Esta nueva Margery es diferente a la My Little Pony de la que estoy acostumbrado.

— ¿Dónde está ella? — pregunto con un suspiro, caminando a los muebles de la sala para sentarme.

Me está mirando con el ceño fruncido, analizándome. Es raro.

Seco mi cabello con la toalla para evitar que me gruña o algo cuando me vaya a sentar, pero su mano fue más rápida que yo, sacando el arma que siempre tengo en mi espalda, mostrándomela irritada en busca de respuestas.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora