Capitulo 19

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CAPITULO 19

GREGOR

Mikhail tenía razón, ya sabía a qué destino iría luego de decirme esas palabras hace cuatro horas.

Cuando subí al avión privado me sentía un zombie, alguien que solo se mueve por voluntad, donde apenas y le presté atención al jefe de la mafia italiana mientras me explicaba la razón por la que no debía retirar mi aspecto por unos meses a partir de ahora. Y en el momento que él notó que mi mente estaba en otro lugar me mandó a dormir al dormitorio del avión privado porque no estaba para soportar a un muerto viviente.

Muchos creerán que el Don de la mafia italiana es cruel, e incluso se puede considerar un maldito sádico y psicópata, pero lo que he conocido me ha mostrado una personalidad fría y calculadora que por sobre algunas cosas busca el beneficio y comodidad de los que lo rodean. En su casa no hay personas que busquen traicionarlo como muchos creerían por el cargo que tiene, es todo lo contrario, lo aman y cuidan como si fuera un simple hombre con una empresa legal. Que me mandara a dormir incluso cuando él estaba con la camisa llena de sangre, por un problema que tuvo antes de subir al avión, me demostró que prefiere darme mi espacio para procesar la información antes de él mismo atenderse.

"¿Quién era realmente Mikhail Rossi bajo toda la máscara de Don?". Me quedé dormido con ese pensamiento, dejando que mi cuerpo finalmente descansara y que las heridas vendadas de mis manos dejaran de arder con cada uno de mis movimientos.

Había sido un día duro, mi cuerpo todavía resentía los golpes dados por el sujeto, Blake, en el foso de pelea hace unas horas y el haberme autolesionado yo mismo con la noticia de Sam... Mi fuerza física ya no puede resistir más de esto, y la mental va por el mismo camino...

Me despertó la horrible pesadilla que me hizo gritar con todas mis fuerzas su nombre. Las heridas en mis manos volvieron a sangrar sobre la venda y el dolor en las costillas me regresó a la realidad con un peso de plomo en los hombros, esa pesadilla... era mi realidad.

Paseé el dorso de mi mano, vendado y manchado de sangre, por mi rostro sudoroso, intentando retirar todo rastro de esa horrible pesadilla donde veía como él...

No.

Me levanté de la cama con una mueca de hastío y dolor por igual, caminando fuera de la habitación sin importarme si Mikhail está haciendo sus trabajos raros o no, necesitaba un trago.

Encontré al rubio sentado en una de las mesas del avión con una computadora encendida con asientos diarios comunes y corrientes de una empresa en Italia, lo que me sorprendió aún más mientras me acercaba a él con el ceño fruncido, viéndolo trabajar como... una persona normal.

Fuera del avión ya estaba comenzando a amanecer, lo que indicaba que faltaban pocas horas para aterrizar en nuestro destino.

— No te me quedes viendo, es raro. — dijo Mikhail como protesta, sin voltear a verme.

Supongo que todos sus años en este mundo le han enseñado a detectar a las personas a su alrededor.

— Es raro verte trabajar. — comento, sentándome frente a él y tomando el trago del líquido ambarino que me dejó la azafata a los segundos de sentarme, es lo mismo que él está tomando.

Di un sorbo al líquido, haciendo una mueca y exhalando un poco al sentir el ardor en la garganta... whisky.

— Ser un mafioso no es un trabajo de tiempo completo. — dice, encogiéndose de hombros — Además, antes de ser Don tuve mi empresa en Italia, no voy a dejar que ese mundo me arrebate algo más.

Algo más...

Esas palabras deben englobar mucho más que una simple empresa en la capital italiana. Lo que dijo solo empeoró mi curiosidad hacia él, a la persona que estaba detrás del jefe de la mafia, Mikhail Rossi.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora