CAPITULO 51 (ESPECIAL DE SAM Y GREGOR)
GREGOR
Quiero hacerle de todo, pero primero quiero que disfrute lo que es hacer el amor.
— Espera aquí. — digo en voz baja, bajándola con cuidado frente a nuestra cama.
Las rosas que le compré ayer están allí tal y como Martina lo prometió, pero justo ahora no las necesito allí. Tomé el ramo con cuidado, dejándolo en el escritorio del lado izquierdo de la habitación y le indiqué a Sam con la mano que subiera a la cama y se sentara, lo hacía de manera torpe y temerosa, y no puedo culparla porque yo me encontraba igual o peor mientras la veo dispuesta a todo frente a mí.
Hablar ya no es opción para mí ahora, mi garganta está oprimida por los nervios de solo imaginarme que no le guste lo que estoy a punto de hacerle.
Termina de subirse a la cama, acostándose en medio con mirada curiosa, con la jodida bata abierta y dispuesta para mostrarme el indicio de sus redondeados pechos de piel cremosa. Me siento junto a ella con la espalda erguida, recorriendo sus hombros con cuidado en donde la tela no alcanza a cubrir del todo, que temblara bajo mi tacto solo me hizo pasar saliva, intentando controlarme.
La piel de gallina, y los indicios de una respiración acelerada solo me instan a seguir con mi recorrido, pero antes...
Tomo su mentón con mis dedos, atrayendo sus labios hacia los míos, saboreándolos despacio mientras mis manos se encargan de deslizar la bata fuera de su cuerpo, erizando su piel. La ayudo a quitarse la bata de los brazos, dejándola caer en cualquier lugar, no me importa.
Tomo una leve respiración sobre sus labios, acostándola en la cama con un gemido leve escapando de su boca mientras me lo bebo con delicia.
Mi polla está a punto de venirse solo por escucharla.
— Gregor. — suspira.
Separo nuestros labios con una sonrisa, dejando un beso en la comisura de estos al tiempo que deslizo mis dedos desde su garganta, lo paso por las puntas de piedra de sus pezones y comienzo un lento descenso por su abdomen, tensándola mientras respira de manera acelerada.
Sonreí.
Sam me devolvía la mirada en silencio, como si nuestro lenguaje silencioso hubiese cambiado y ahora no necesitamos solo comunicarnos problemas sino que también puede ayudarme a aprender lo que le gusta de esto, y por su respuesta, es algo que le gusta demasiado, sentir sus bragas mojadas bajo la pijama delicada no me sorprende, incluso me excita notar este control sobre ella.
¿Puedo? Pregunté en silencio, arrodillándome junto a su cuerpo, tomando sus bragas con mis manos.
Asintió, sonrojada, cubriendo su rostro con sus manos.
Este día no solo borrará la primera vez con Steve; también espero borrar la mierda de Diego esa noche que no pude estar ahí para ella.
Acomodé mi cuerpo entre sus piernas, gateando en la cama con media sonrisa mientras dejo caer sus bragas de encaje negro fuera de este espacio.
No la vamos a necesitar por un buen tiempo.
Y si mis recuerdos no me fallan de esa noche en la fiesta, necesito hacer esto para poder comenzar como ambos lo deseamos. De no hacerlo podría incluso lastimarla sin pensar.
Abrí sus piernas con decisión, viendo todo su líquido escurrir entre sus pliegues, tan lista para mí. Joder.
— ¿Gregor, qué...? ¡Dios! — suspiró, recostando su cabeza en la cama al sentir la lamida sobre su punto de nervios.
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Enamorada del CEO Imbécil
RomansaÉl ha estado enamorado de ella desde que son niños. Ella piensa que es solo una amiga ante sus ojos. Ambos tendrán que vivir juntos por casualidades desfavorables del destino que los hará ver esos pequeños detalles donde antes daban por pérdida cua...