Enamorada del CEO Imbécil

Capitulo 46

CAPITULO 46

SAMANTHA

El donador de esperma es un completo hijo de puta que pienso hacer pagar cuando me termine de asegurar de la seguridad de mi pequeña, pero el verdadero padre de Vivianne es el ser humano más hermoso de todos — y no hablo de su físico de impacto —, verlo batallar con el pañal mientras le habla como un niño pequeño a la niña me da mil años de vida.

La verdad, nunca había imaginado a Gregor Castilla como un padre hasta este momento donde lo veo tan enamorado de una niña que ni siquiera salió de su sistema. En mi mente siempre era ese chico malo y seguro que follaba con una mujer diferente cada semana y que no tenía miedo a decir lo que piensa.

¿Por qué verlo tratar a Vivianne tan lindo me dan ganas de volver a quedar embarazada? Joder, quiero darle un bebé de él.

Solo quieres que te coja. Me recuerda mi mente, regresando para burlarse de mí luego de estar meses ausente.

Tal vez... pero ¿Quién va a juzgarme? El hombre está para comérselo.

Gregor no usa camisas deportivas o similares, ellas están reservadas para el gimnasio y mayormente son camisetas que dejan al descubierto sus brazos fuertes y tonificados. Sus camisas son formales, con los tres primeros botones abiertos y salida de los pantalones para darle su propio estilo despreocupado, por eso, verlo con una camisa negra con las mangas arremangadas en los antebrazos y atendiendo a una bebé recién nacida con mimo me da demasiada ternura.

Parece estar fuera de lugar, pero solo es un chico con un estilo demasiado marcado como para cambiarlo por su paternidad.

— ¿Estás bien? — me pregunta preocupado, tomando a la niña en brazos al terminar su tarea, me mira como si algo me doliera — Te quedaste quieta.

— Solo te estaba observando. — admití con media sonrisa, siguiendo mi camino lento por la habitación.

Hace tres días que tuve a Vivianne y la verdad es que estoy algo exhausta por estar en la cama todo el día. Preguntarle a la doctora si podía caminar por mi habitación la sorprendió bastante, al parecer con mi edad y condición están acostumbradas a encontrar a chicas durmiendo o sin ánimos de despertar. Lamentablemente soy la excepción.

— Mi madre no debe tardar en traerte comida. — me informa, arrullando a la bebé con cuidado mientras le saca los gases — Debes tener hambre, Vivianne ha estado comiendo mucho de ti.

Asentí con una sonrisa, apoyando una mano en la pared para seguir dando la vuelta por la habitación.

Es cierto que la bebé no ha dejado de beber de mi pecho desde que nació, al principio me parecía un poco extraño la sensación de tener a alguien literalmente bebiendo de tus pechos, pero con el tiempo me acostumbré, además que ella ha sido una niña con mucho apetito y no deja de comer a menos que la separe.

A veces incluso me regañan por eso, las enfermeras dicen que si está muy llena puede resultar peligroso o algo así, la verdad no las escucho mucho cuando intentan quitarme a mi hija.

Creí que al nacer Vivianne seguiría sintiendo miedo, inseguridad, incluso por un momento me visualice desplazándome a mí misma por los vestigios del embarazo en mí; pero fue todo lo contrario. Ahora me siento mejor, con mi seguridad reforzada, sin miedos...

Soy la Sam que se había atenuado hace meses, y la verdad no sé si fue por mí, por Gregor o por mi hija, pero estoy orgullosa de haber salido de esta sin estar completamente sola.

Incluso hablando con Katie lo noté, mi hermana no dejaba de mirarme con sorpresa desde su teléfono cuando me escuchaba decirle cómo me sentía y le mostraba a la niña tan tranquila. Ella estaba preocupada por mí desde el principio, y más después que le diagnosticaron depresión post parto y escuchar a su bebé llorar la hace llorar, tenía miedo que yo fuera igual, pero increíblemente fui muy diferente. Ninguna de las dos está sola, ella porque tiene un esposo que la puede atender en cualquier inquietud o depresión que tenga, y yo porque el mío está siempre atento a mí y ya que nos conocemos de toda la vida a veces no necesita palabras para entender lo que siento.