Capitulo 26

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CAPITULO 26

GREGOR

Quería quedarme con Sam más tiempo, mucho más ahora que está tan nerviosa e insegura por el asunto de ese dichoso resultado, pero la llamada de Mikhail justo después de dejarla en el instituto me detuvo. Últimamente me ha llamado más de lo usual, y aunque no quiera decirme la razón sé que es por algo malo, debe tener muchos problemas encima para joderme tanto luego que me ha demostrado que prefiere trabajar solo cuando se trata de joder planes.

GREGOR: "¿Dónde estás?"

MIKHAIL: "En el hospital".

¿Qué diablos está haciendo allí?

Echo a andar el coche en silencio, escuchando la emisora local, viendo las calles y pensando en lo que pasará con mi mejor amiga ahora.

Un bebe, no es algo que se puede tomar a la ligera, no se puede hacer como si no existe y dejar de pensar en ello no hace más real el hecho de la forma en la que se hizo ¿Cómo puedo ayudarla? Sus padres son un problema, no van a entenderla y en vez de ayudarla la hundirán más.

Va a terapia, sí, pero eso no sirve de nada cuando tú único momento de paz está siendo juzgado o te sientes en constante amenaza como lo es su casa. Si resulta ser cierto lo de su sospecha, estar en esa casa, sola, no es opción. No voy a dejarla nunca con ellos y si es de mentir por su seguridad lo haré, no me importa nada más que ella.

Estacioné el coche junto al otro coche de Mikhail. El hombre siempre va por cosas sencillas para no llamar la atención, si ves estos coches no parecen ser de un estúpido jefe de la mafia ¿Cómo será su vida en Italia? Es algo que siempre me he preguntado.

Entré al hospital con confianza, guardando mis manos en los bolsillos y caminando directamente a la habitación donde descansa Margery, mi otra persona más importante en el mundo y la que más está sufriendo esta mierda. Quiero matar al estúpido de su acosador ya, pero los planes de Mikhail interfieren y al ser mi superior me tengo que meter mis opiniones por el culo para no molestarlo.

Supuestamente ayer Margery despertó mientras hablaba con James Strauss, hoy Sam quiere verla para confirmar eso y yo también, aunque no lo demuestre. Estoy preocupado por ella, y ahora que puedo estar cerca no lo pienso desaprovechar.

Encuentro al Don de la mafia italiana saliendo de la habitación de mi mejor amiga con el ceño fruncido, sorprendiéndome. Sus guardias, esos que asignó para cuidarla y estar más cerca de la situación, le asintieron como despedida mientras caminaba en mi dirección pensando en no sé qué. Solo espero que no sea algo relacionado con ella, es algo que no pienso permitir.

— Necesito un reporte de lo que te encomendé. — me dice en italiano, escribiéndole a alguien por teléfono al pasar por mi lado.

Lo sigo a cierta distancia, mirando mi teléfono también para hacer como si no lo conozco, eso de estar juntos aquí es peligroso.

— Enemigo neutralizado con éxito. — informo en italiano, deteniéndome en el cafetín, a dos metros de él junto a la barra de comida — Como lo sospechaste, eran italianos.

— Los desgraciados me están pisando los talones, debo tener cuidado con mis movimientos aquí. — repone con una mueca, tomando un plato para servirse puré de patatas — Tu amiga está bien, la acabo de ver.

— ¿Por qué fuiste a verla? — pregunto con el ceño fruncido, sirviéndome un poco de pollo al horno.

No he comido algo aceptable desde la última vez que cené con los padres de Sam. Así sea comida de un hospital me sienta de maravilla.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora