CAPITULO 59
DIEGO
Mi plan va justo como lo deseaba, todas las piezas encajaron en su lugar y logré someter a las personas que deseaba al modo que quería.
Mikhail por ser un hijo de puta toda su vida, lo odio por el simple hecho de compartir sangre, desde que lo conocí la primera vez cuando tenía doce sé que algo no estaba bien en el bastardo. Descubrir que era el futuro Don de la Camorra me dio oportunidad para joderlo.
Lo vendí a la Bratva luego que me recuperé de ese accidente de auto que me jodió mi futuro. El accidente de tránsito que provocó mi padre no solo quitó la vida de Max Bolton, sino que también se encargó de joder mi vida por completo.
Todo un futuro preparado como un futbolista profesional, toda una carrera preparada para que se fuera a la mierda en ese accidente. Un hecho de los que los Bolton no quisieron hacerse cargo cuando se les ordenó, alegando a la estupidez de que mi padre lo provocó ¿A mí eso que me importa? Tenían que pagar mi operación, tenían que salvar mi futuro, pero no, estaban más pendientes de la zorra que les quedaba y que ahora me está mamando la verga porque logré someterla.
Juré destruir todo lo que me estorba cuando me dieron el dictamen médico, y eso es lo que hice. Lo que he logrado todos estos años.
Vendiendo a la esposa de Mikhail embarazada de cinco meses a la Bratva como moneda de cambio para que me tomaran enserio.
Vendiendo puntos estratégicos que robe de la Camorra cuando maté al padre de Mikhail, ganándome a la Calabresa.
Vendiendo a Gregor Castilla ante las empresas que lo querían muerto, para ganar mi nombre en el bajo mundo.
Todo en esta vida es una transacción y yo tenía muchas cosas para vender. Entre esas, todas las fórmulas que hice mientras estaba en el hospital. Drogas, sueros, venenos, cualquier cosa que un bioquímico podría desear yo lo logré, y lo hice en cuatro años para cuando llegara este momento someter a todo aquel que se oponga a mí.
No podré ser un futbolista, pero seré un Don. Alguien mejor que el imbécil de Mikhail Rossi que se está pudriendo en las celdas de este lugar.
Vacié mi semen en su asquerosa garganta, ahogándola con mi verga cuando veo que quiere buscar aire, pero la mantengo pegada a mí, tomando lo que le queda de cabello con mi mano, haciéndola llorar con la mirada perdida.
— Que no se te olvide que aquí mando yo. — le gruño, soltándola con asco.
Comenzó a respirar de manera acelerada, vomitó lo que comió y lo que derramé en su garganta, en el suelo, haciéndome sonreír. Margery Bolton, la mismísima manzana del pecado que todos desearon en su mejor momento, ahora no era más que mi puta personal, sufriendo lo que debe sufrir por lo que sus padres me hicieron.
Una bella muñeca rota que me encanta destrozar una y otra vez cada que puedo.
— ¿Les gusta el espectáculo? — pregunto divertido, mirando a nuestros espectadores.
Mikhail y Gregor, mis piezas favoritas para usar en este lugar que ahora será mi reinado. Dos sujetos que no se lograban someter por nada, ahora son sometidos por mí.
El primero me mira con una promesa de muerte, taladrándome con los ojos antes de fijar su vista en la puta en el suelo que luchaba por recuperar el aire, acostada en su inmundicia, mirando al cielo con mirada perdida, casi podía decirse que vacía.
Nada me pudo hacer más feliz.
Sé por qué la cuida, sé por qué se preocupa, y eso no tiene nada que ver con que Gregor y él tengan relaciones laborales, es porque esa pequeña puta es la viva imagen de su antigua amante que tanto deseó, con la que planeó una absurda familia intentando huir de la mafia. Un poco cursi, sí, pero me da armas para seguir jodiendo el orgullo del líder de la Camorra.
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Enamorada del CEO Imbécil
RomansaÉl ha estado enamorado de ella desde que son niños. Ella piensa que es solo una amiga ante sus ojos. Ambos tendrán que vivir juntos por casualidades desfavorables del destino que los hará ver esos pequeños detalles donde antes daban por pérdida cua...