CAPITULO 32
GREGOR
Hoy tenía la consulta con Sam al salir de clases, pero también debía moverme a una ciudad al Este porque le dieron una señal a Mikhail de que un grupo de personas de La Calabresa, la otra mafia que controla Italia además de Mikhail, estaba haciendo negocios extraños con la gente de la Bratva, la mafia rusa, aprovechando que ahora este lugar era un territorio neutro.
De tanto oír las conversaciones de Mikhail ya hasta me sé los nombres de las estúpidas mafias de cada lugar.
— Cuando llegues allí debes tener cuidado. — me indica Mikhail en mi auricular, dándome las órdenes que tengo que llevar a cabo al llegar al lugar.
Yo estoy manejando con el rostro cubierto para cuidarme de ser seguido o algo.
— Se dice que en Estados Unidos hay dos posibles asesinos a sueldos que manejan los territorios de ese país. — explica con seriedad, de seguro leyendo uno de los tantos informes de su sombra, la mujer que espía para él — No tengo nombres, tampoco sé sus edades, prácticamente estás yendo a ciegas.
— Perfecto, lo que más necesito hoy. — respondo con ironía, dejando el coche junto a un edificio a tres cuadras de mi objetivo.
Salgo del vehículo con el arma cargada y lista para usar en mi espalda y camino fuera del callejón con cautela, mirando de un lado a otro antes de correr a las escaleras de emergencia y subirme de un salto.
— Necesito que me digas qué están negociando esos imbéciles. — dice con molestia, eso es nuevo — Ni siquiera la princesa de La Calabresa sabe sus intenciones.
Blanka Ferro, según escuché hablar a los hermanos de Mikhail mientras entrenaba en Italia, era hija del líder de la mafia Calabresa pero fue secuestrada hace mucho por Gael Jaeger, el líder de la mafia alemana con la que Mikhail suele tener tratos. Nadie sabe cómo terminó aceptando ser su mujer y abandonar a su familia. Ella es la princesa de esa mafia, y si ella no sabe sus planes no quiero ni imaginar sobre qué son.
Para mí desgracia tuve la oportunidad de conocer a su hijo, el psicópata que casi me revienta todas las costillas en la fosa de pelea hace un mes, Blake Jaeger. Espero algún día saldar mis cuentas pendientes con ese imbécil.
Terminé de subir a la terraza del edificio, jadeando por aire y corriendo al otro extremo para saltar al siguiente edificio, como me ordenó Mikhail cuando me envió los planos hace dos días para que me lo memorizara. Solo espero no dar un paso en falso al saltar que me provoque la muerte.
— Estás perdiendo condición física, Castilla. — se burla él, al escucharme jadear por aire al aterrizar en el tercer edificio.
— ¿Por qué no vienes tú entonces y haces esto? — gruño cansado, saltando al cuarto edificio con un horrible dolor en mis pies.
Son estructuras demasiado sólidas para dejarme espacio a la imaginación al momento de caer con tan poco tiempo de anticipación, además que no es como si hiciera esto siempre y eso me está pasando factura ahora.
— Es más divertido escucharte jadear como el cerdo que eres. — se ríe.
Me preparo para saltar el último edificio, gruñendo con fuerzas al rodar sobre las piedras pequeñas del lugar. Ya jodí toda mi ropa con esto, al regresar al hotel debo verificar que no tenga heridas hechas por estas malditas rocas. Me limpio las piedras adheridas a mis rodillas y brazos, caminando a mi punto de partida espiando al edificio del frente con un par de binoculares que se salvaron por poco con todas mis caídas.
— Veo un sujeto castaño, complexión robusta y una cicatriz en el cuello. Tiene un traje azul marino. — informo, regulando mi respiración.
— Es el hermano mayor de Blanka. — dice Mikhail serio — ¿Ves a alguien más?
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Enamorada del CEO Imbécil
RomanceÉl ha estado enamorado de ella desde que son niños. Ella piensa que es solo una amiga ante sus ojos. Ambos tendrán que vivir juntos por casualidades desfavorables del destino que los hará ver esos pequeños detalles donde antes daban por pérdida cua...