CAPITULO 35
SAMANTHA
Ver cómo subían a Gregor a una camilla mientras se retorcía de dolor fue una tortura, pero escuchar a los paramédicos gritar que se desmayó se convirtió en la peor de mis pesadillas. Intenté llegar a él, pero me seguían alejando a empujones, llenándome de frustración, incluso a Margery tuvieron que doparla para que dejara de intentar acercarse a Gregor y a James cuando los llevaban a la ambulancia para tratar su trauma.
Conmigo están a punto de hacerlo, pero no me pienso dejar.
— Atrévete a doparme y te mato. — le gruño a la mujer que se me acerca con una aguja, cansada de mis intentos de llegar con Gregor antes que lo suban a la ambulancia.
— Señorita, si no se controla lo tendré que hacer. — me dice molesta, apartándome de nuevo.
— ¡Es mi puto novio el que se están llevando con el maldito oxígeno en la cara! — le grito. Vuelve a intentar inyectarme y le doy un manotón a su mano, alejando eso de mi cuerpo con furia — Estoy embarazada, y si su asqueroso calmante le hace daño a mi bebé tanto mi novio como yo vamos a...
— Yo me hago cargo de ella. — escucho la voz de una mujer a mí lado, rodeando mis hombros con un brazo y alejándome de la paramédico loca.
La mujer la mira con agradecimiento, subiendo a la ambulancia donde se llevaron a Gregor antes de cerrar la puerta con mi corazón en ese interior. No puedo parar de llorar de la frustración ¿Por qué no me dejaron ir con él?
— Te llevo al hospital. — me dice la ex conocida de Gregor, llevándome por los hombros fuera del campo de fútbol donde están intentando controlar el caos que se armó por sacar a cinco estudiantes heridos para el hospital.
No quiero ir con ella, quiero estar con él. Verlo llorar de dolor en esa camilla me rompió el corazón, me había dicho que estaba de licencia en el trabajo con el italiano por una pelea que no salió bien, ese golpe pudo empeorar todo.
Ni siquiera sé si los padres de James llevarán a Margery al hospital, ellos se hicieron cargo de ella cuando los paramédicos la sedaron para que se calmara. Por lo que alcancé a escuchar tenía un esguince en la mano por la caída y debían hacerle placas para asegurarse que no tuviera algo roto.
Ya de los demás no supe nada, ellos no me importan.
— Sube, cariño. — me habla la mujer, abriendo la puerta de lo que parece ser su auto.
¿En qué momento llegamos al estacionamiento?
Hago lo que me dice, limpiando mis lágrimas con el dorso de mi mano al tiempo que los espasmos del llanto no sueltan mi cuerpo, suplicando en silencio que no le pase nada malo de camino al hospital.
La puerta del conductor se abre, siento que ella se sube con un suspiro, pero no tengo fuerzas para mirarla, lo único que hago es llorar en el asiento del copiloto murmurando cosas sin sentidos para que Gregor esté bien.
— Por favor, no llores. — me pide preocupada, sacando el auto del estacionamiento lo más rápido posible — Escuché que estás embarazada, puede hacerte daño.
— Él tiene que estar bien. — digo con voz rota, mirándola en medio del llanto.
— Y lo estará, cariño. — dice con un suspiro, mirando a la calle con el ceño fruncido — Pero no le va a gustar verte así, le hará daño al bebé. Ya debes conocerlo mejor que yo.
Tiene razón, si Gregor me ve llorando de esta forma, justo después que la doctora me pidió explícitamente que no tuviera emociones fuertes, se molestará conmigo y me retendrá en casa con reposo absoluto sin importar lo consentida que me tenga con mi embarazo, para él siempre ha sido más importante mi seguridad.
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Enamorada del CEO Imbécil
RomanceÉl ha estado enamorado de ella desde que son niños. Ella piensa que es solo una amiga ante sus ojos. Ambos tendrán que vivir juntos por casualidades desfavorables del destino que los hará ver esos pequeños detalles donde antes daban por pérdida cua...