CAPITULO 29
SAMANTHA
Soy una cobarde, llevo una semana sin ir al instituto y alejándome de todos por mi miedo absurdo al embarazo que me ha hecho un fantasma sentado en el asiento del copiloto del coche de Gregor los últimos días.
Luego que vimos el bebé con la ginecóloga y me aseguré que todo estuviera bien, estuve muy nerviosa de lo que venía después, incluso le pregunté a la doctora si podía realizarme un aborto aún, y sí, la sorprendió pero luego me sonrió condescendiente y me dijo que me quedaban un par de semanas antes que fuera, literalmente, un asesinato.
El bebé sigue siendo un feto, no he podido escuchar su corazón y no siento esa conexión que dicen sentir las madres, solo siento miedo y desesperanza con todo esto cada que lo pienso.
No me puedo concentrar, no puedo hacer la tarea, no puedo mentir como se debe. Tuve suerte que mis padres se fueran hace dos días a una ciudad vecina por un caso y me dejaron sola con la condición de no llamar a Gregor sin su permiso, cosa que no he hecho porque desde que se fueron lo único que hice fue quedarme en casa llorando mientras pienso en qué mierda hacer con mi vida.
Siento que todo se ha desboronado a mi alrededor incluso cuando Gregor está allí como mi apoyo y eso me tiene ansiosa. La doctora Cooper dice que es normal en mi situación, pero odio sentirme así, quiero dejar de llorar, de quejarme y vivir.
No le estoy haciendo bien al bebé ni a mí, estoy perdida.
Hoy Gregor solo vino a traerme comida y se fue, sé que está dándome mi espacio y respetando lo que le dije hace dos días, pero necesito que esté aquí. En silencio estoy pidiendo que alguien venga por mí y me ayude a no caer en depresión.
— Samantha, no sobre pienses sobre el bebé, ya viste que tienes el apoyo de muchos, no estás sola. — me dice la doctora Cooper, hablándome desde el teléfono.
Había olvidado que hoy tenía terapia y estaba hablando con ella antes de caer en mis pensamientos ansiosos.
— ¿Y si me están apoyando por lástima? No quiero ser una carga. — le pregunto con nerviosismo, mordiéndome las uñas — Tengo miedo.
— Sé que tienes miedo, y es normal, pero no dejes que ese miedo te lleve a un pozo sin final. — me pide con tristeza, mirándome preocupada — Vas muy bien con tus terapias, Samantha, no te juzgues a ti misma y te destruyas en el proceso por algo que consideras un error.
— Pero estoy repitiendo la historia de mi madre. — lloré aterrada, abrazándome a mí misma — No quiero ser una madre como ella. — expreso finalmente mi mayor miedo desde que supe de mi embarazo.
Al principio no lo sabía, no había notado la dirección de todos mis pensamientos, pero los últimos días teniendo mis espacios conmigo misma y no concentrándome en alguien más, he notado que mi temor no radica en el origen de este bebé o porque no vaya a tener una familia — Gregor me lo ha demostrado en cada momento que estará allí siempre —. No, mi miedo radica en volverme alguien como mi madre en el futuro. Un ser sin emociones maternales que solo te juzga y espera que consigas lo mejor para aprovecharme de eso.
No quiero ser como ella, por eso también me he aislado de tomar enserio las palabras de Gregor para no sentirme como ella al aceptar su compañía ahora. No quiero que él piense que lo hago por su dinero, nunca lo he hecho por eso.
Me enamoré de él por su personalidad, por cómo me cuida, por la persona que es y que siempre ha demostrado tener un corazón enorme. Me aterra que no vea eso sí no que estoy aprovechando su generosidad para obligarlo a hacerse cargo de este bebé y de mí.
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Enamorada del CEO Imbécil
RomantikÉl ha estado enamorado de ella desde que son niños. Ella piensa que es solo una amiga ante sus ojos. Ambos tendrán que vivir juntos por casualidades desfavorables del destino que los hará ver esos pequeños detalles donde antes daban por pérdida cua...