Capitulo 65

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CAPITULO 65

GREGOR

A mitad de la noche, los hombres de Diego vinieron por mí, quitándome el sueño de inmediato al encender la luz, colocándome en guardia para defenderme de ellos si deciden atacar.

Es la primera vez que vienen dos veces el mismo día, ya fui a la fosa a pelear hoy ¿por qué vendrían ahora?

Dos de los sujetos que me toman se ven decaídos, cargando mi peso como si no les dificultase, arrastrando mi cuerpo a la entrada donde Mikhail está observando todo con el ceño fruncido. Igual de confundido que yo.

— ¿Qué es esto? — pregunto al italiano, siendo empujado a las escaleras.

— No sé. — admite en voz alta, viniendo detrás de mí — Estos son los hombres de Marcelo. — me dice en español, haciéndome ver a los sujetos que nos llevan arriba.

¿Por qué se ven tristes?

El peor escenario cruza mi mente, haciéndome temblar en mi lugar con el escalofrío rodeando mi cuerpo en un instante, mirando sus caras, analizando sus respiraciones y su lenguaje corporal.

Si son los hombres de Marcelo, significa que algo pasó con el italiano, y si algo le pasó a él, Sam...

— ¿Dónde está mi mujer? — pregunté en italiano, desesperado, mirándolos.

Los dos bajaron la cabeza, hundiendo mi estómago con fuerza. Llegamos a la jaula móvil en la entrada del sótano, me empujan sin problemas, ignorando el shock en mi cuerpo, sintiendo el vacío en mi pecho, acelerando mi corazón por lo que estoy pensando.

Esto no puede ser verdad.

— Algo le pasó. — jadeo, mirando a Mikhail entrar detrás de mí con el ceño fruncido, mirando alrededor.

Todo está cubierto de oscuridad, no había notado que estaban trabajando con lámparas hasta que vi al italiano detallar su entorno con curiosidad, viendo a sus nativos con atención.

¿Por qué todo está apagado? ¿Qué está pasando aquí?

— ¡No! — escucho a Margery gritar al fondo del pasillo, tensándonos a Mikhail y a mí en la jaula.

El italiano golpeó los barrotes para salir, mirando el lugar de donde provino el grito de mi mejor amiga, en el lugar iluminado por un generador de energía que luce muy diferente a la penumbra de oscuridad de la que venimos.

Margery está en el centro del salón, arrodillada, llorando con fuerzas mientras golpea el suelo con sus puños cerrados. Tiene un simple mono deportivo y un top que no le había visto en todo este tiempo aquí, al parecer también la sacaron de la cama como a nosotros.

— Muñeca. — la llama Mikhail, preocupado, apretando los barrotes en sus manos.

Diego está en la misma silla de la última vez, mirándonos con diversión desde su puesto. Steve está detrás de él, con medio rostro cubierto de sangre y parte de su mano derecha quemada, parado firme detrás de ese malnacido.

— ¡Te odio! — grita Margery, perdiendo el control frente a nosotros.

Se va sobre Diego, intentando enterrarle un tenedor en el cuello, dos rusos se van sobre ella, intentando inmovilizarla en el suelo; pero el sentido del peligro se esfumó de ella, enterrando el tenedor en el cuello de uno de ellos, llenándose de su sangre con la misma mirada que de seguro tenemos Mikhail y yo en la arena. Liberando ese monstruo que todos tenemos dentro.

— ¡Margery! — gritamos Mikhail y yo al mismo tiempo, pegando nuestro rostro a los barrotes, intentando alcanzarla.

Está sola, rodeada de rusos, no podría salí viva sin importar lo buena que sea peleando.

Enamorada del CEO ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora