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Curiosamente, mientras toda la sala me miraba; Sean disculpándose por la copa, mi madre amenazándome con una mirada, solo puede pensar en dos cosas.
En el sonido del jarrón rompiéndose en la floristería. Similar al de la copa. La pequeña cicatriz, casi escondida en la raíz de mi pelo, me cosquilleó ante el recuerdo.
Y después en Kaiden. No concretamente en él, sino en el colgante que había dejado sobre la mesilla, junto a la cama. Samantha.
—Para que no olvides que ahora eres solo tuya. Te perteneces, Samantha.
Fue como despertarse de un largo sueño. Me solté de un tirón de la mano de Sean, que no esperaba que reaccionara, y di un paso para alejarme de él.
—No —hablé con fuerza, sin que me titubeara la voz o encogerme. Como nunca le había hablado a Sean.
Mi madre intentó acercarse a nosotros, pero ya era demasiado tarde para detenerme. También tenía muchas cosas que decirle a ella.
—¿Todo lo que dijiste en esa entrevista era mentira? Lo era, ¿verdad? Porque eso es lo único que sabes hacer para conseguir lo que quieres. Mentir.
Intentó mantener su postura indiferente.
—No sé de qué me hablas.
—Lo sabes perfectamente. Igual que sabías que habías perdido. ¡Por una vez la increíble Jocelyn Raid pierde! ¡Existe algo que no puede controlar! ¿Cómo coño iba a ser eso posible?
—Samantha...
—No, Jocelyn. Es mi turno de hablar, tú ya has dicho suficiente —se acabó—. Sabías que vería el video de esa entrevista y elegiste perfectamente cada palabra que decías. No iba a volver, nunca, y lo sabes, porque cualquier persona con un poco de amor propio huiría de ti. Preferiste sentarte en un puto sillón a decir mentiras sobre el arrepentimiento y el amor de una madre. Déjame decir una cosa: no sabes ser madre, y aún menos querer a alguien. Todo esto no es más que otra de tus mentiras para asegurarte de que estoy justo detrás de ti, acatando tus putas órdenes y siguiéndote a todas partes. ¿Y crees que si he dejado de seguir tu sombra puede atarme a otra? Jamás, escúchame bien, grábatelo en cada parte de tu cerebro, jamás volveré a seguir una sola de tus órdenes. Se acabaron los juegos, Jocelyn. Has perdido, es hora de rendirse.
Podría haberme ido. Ya se lo había dicho... pero quedaba una última cosa:
—Por una única vez en tu vida podrías haber elegido proteger a tu hija por encima de tu propia imagen, pero en su lugar has elegido echarla a los lobos. Así que si alguna vez me has querido en lo más mínimo, o has sentido el menor aprecio por mí, dejarás de buscarme. No volverás a mencionarme en una entrevista, ni a intentar engañarme. Olvídame.
—Cariño, ¿no crees que estás exagerando un poco? Entiendo que estés enfadada con tu madre pero no deberías hablarle así.
Cuando Sean intentó volver a agarrarme la mano, le di un manotazo. ¿En serio creía que tenía algún derecho a hablar? ¿A seguir con su treta?
—Preferiría morir a tener que casarme contigo. ¿Cómo puedes creer que puedes presentarte aquí y creer que tienes algún derecho a hablar? Si no fuera por tu dinero y tu posición estarías pudriéndote en la puta cárcel, ¿y sabes qué? Te lo mereces. Deberías estar ahí, porque eres un maltratador manipulador, que ha jugado conmigo durante años. Estás obsesionado conmigo. Rompí contigo, lo hice un millón de veces, y ya ha ocurrido la definitiva, porque los cuatro meses que he pasado lejos de ti han sido los mejores de mi vida. Y no me importa que me hayas encontrado, no me importa que me sigas acosando y siga sin poder denunciarte, porque cada vez que me encuentres, volveré a irme. Así una y otra vez, hasta encontrar un sitio que no esté bajo tu control. Y los dos sabemos qué ocurrirá cuando ese momento llegue. Habrá llegado la hora de pagar las consecuencias de tus actos.
Cuando dio un paso hacia mí, claramente enfadado, no retrocedí. Por primera vez él no tenía el control.
Lo tenía yo.
Yo también di un paso hacia él, pisando uno de sus pies, asegurándome de clavar bien la punta de uno de mis tacones de aguja. No pudo ocultar una pequeña mueca de dolor.
—Y mientras ese momento llega, me conformo con que ahora todo el mundo sabe quién eres realmente.
Di un último pisotón antes de apartarme.
Ya no tenía nada que hacer ahí.
****
¿Sam empoderada? Yo digo sí.
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A Bad Badboy || EN CORRECCIÓN
Любовные романыSamantha ha huido de sus padres, sus amigas, su antigua vida, de sí misma y su ex novio. Sean. Pero Nebraska no puede esconderla de todo, sobre todo porque Sean es un encantador agente de policía que no entiende un no por respuesta. Así que cuando a...