Capítulo extra: un cumpleaños, demasiada cerveza y un minion rabioso

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—¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe! —corearon todos mientras terminaba la cerveza.

Solo estaba un poquiiiiiiitooo borracha.

Un pelín.

Nada de nada.

Golpeé la jarra contra la mesa de madera.

Oh, dios de la cerveza, quédate en mi estómogado.

¿Estómogado?

¿Eh?

Recliné la cabeza en el hombro de Kaiden, cerrando los ojos antes de que todo empezara a dar vueltas. Él se inclinó hacia mí.

—¿Disfrutando de los 21? —murmuró.

—Sí. Mucho. ¿Sabes que todavía no me has felicitado? Eres muy mal novio —recriminé.

—Feliz cumpleaños —respondió, dejando un beso sobre mi pelo caoba.

Empecé a toquetear las estrellas de su brazo.

—Pup —toqué una—. Pup —Otra—. Pup. Pup. Pup. Pup...

—¿Te entretienes?

—Sí. ¿Sabes que tienes un total de 23 estrellas?

¿Lo sabía no? O sea, se las había puesto él.

—¿En serio? No recordaba que fueran tantas.

—Las he contado. Varias veces. Al principio pensaba que eran 20, pero no, son 23.

—Es un buen número.

—¿Sabes cuantas tengo yo?

Eeeeh...

¿Cuántas eran?

No lo sé.

¿¡POR QUÉ NO LO SABES!?

—¿Cuántas?

Kaiden parecía estar pasándolo en grande viendo mi cara de pánico. ¿Cuántas eran?

—Kaiden —tiré de su camiseta— ¿Cuántas eran?

—Cero, no tienes ningún tatuaje, minion.

Oooooooooh. Ese era el problema. Llevaba semanas dándole vueltas. ¿Por qué me había costado tanto decidirlo? Si estaba clarísimo. Quería hacerlo. ¿Que importaban un par de agujas?

—Kaiden, ¿qué pasa si estornudas mientras te hacen un tatuaje?

—Nada, la mayoría de tatuadores tienen muy buen pulso, levantan la mano al menor movimiento. Además, es difícil que esas cosas pasen.

—Bien. Era lo único que necesitaba saber.

Uy, Mi cerveza había desaparecido.

—-¡¿Quién me ha robado la cerveza?! —me quejé, mirándolos a todos.

Ladrones. Todos ladrones. Lily, Mark y algunas amigas de la universidad levantaron las manos en son de paz. Charlie suspiró, como si ya estuviera harto de estar ahí y Mike empezó a reírse. Vi a Kaiden sonreír, aguántandose las ganas de imitar a Mike.

—Samantha, te la has bebido —explicó Lily.

—¿A sí?

—Sí —respondió Mark.

—Vale. os perdono.

—Gracias —respondieron a la vez.

Volví a poner toda mi atención en Kaiden. Estaba tan guapo esa noche. ¿Cómo podía estarlo? Si solo llevaba una camisa blanca remangada hasta los codos y unos vaqueros negros. Yo había tardado una hora en prepararme.

A Bad Badboy || EN CORRECCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora