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Miré a Kaiden desde mi sillón. Sin camiseta, descalzo y con solo las pantalones de pijama, se encorvaba ligeramente sobre la guitarra acústica mientras tocaba acordes y apuntaba cosas en una libreta.
Me gustaba los gestos que hacía sin darse cuenta, concentrado. Fruncía el ceño, relajaba sus facciones, arqueaba las cejas, a veces incluso negaba con la cabeza, como si hablara consigo mismo. Era como ver a un Kaiden distinto, sumergido en su propio mundo.
Alzó la mirada de la libreta, observándome.
—Ven aquí —pidió, apartando la guitarra de su regazo—. Déjame enseñarte.
—¿Vas a enseñarme a usar la guitarra?
—Voy a enseñarte a tocar. Ven aquí antes de que me arrepienta.
No necesité pensarlo dos veces, dejé las aguja de ganchillo a un lado y fui hasta el sofá, acomodándome en el hueco entre sus piernas. Kaiden me encerró entre su cuerpo y la guitarra.
—¿Cuál te gustaría intentar tocar? —preguntó.
La verdad es que podía haber aceptado cualquier cosa, hasta la canción de Pepa Pig, si eso me permitía poder estar así más tiempo. Podía notar la respiración de Kaiden en mi nuca, y su pecho pegado a mi espalda cuando se inclinó para ver sobre mi hombro. Envolvió mis manos con las suyas, como si fuera una marioneta.
—Ti amo —respondí.
—¿Sabes italiano?
—Aprendí un poco antes de ir a Roma hace unos años. Parlo un po' di italiano.
—Siempre encuentras la forma de sorprenderme.
—Me halagas.
Con delicadeza, movió mis dedos por las cuerdas.
—Ahora rásgalas con la mano derecha.
Lo hice y sonreí como una niña cuando el instrumento emitió un sonido medólico. Siguió moviendo mis dedos e indicándome cuando rasgar hasta que pillé el ritmo.
—Io ti amo e chiedo perdono, ricordi chi sono, ti amo, ti amo, ti amo, ti amo, ti amo, dammi il tuo vino leggero —empecé a canturrear distraídamente.
Mi corazón dio un brinco de alegría cuando Kaiden se unió.
—Dammi il tuo vino leggero, che hai fatto quando non c'ero
Al final él tuvo que encargarse de los acordes y yo hacía sonar las cuerdas.
Pero se me daba genial, eh.
Seguimos cantando, casi en un susurro íntimo. Como un secreto bien guardado que se cuenta al oído de un confidente. Con Kaiden murmurando la letra junto a mi oreja.
Su voz hacía cicatrizar las heridas abiertas debajo de mi piel.
—Ti amo, ti amo, ti amo. —Terminamos la canción.
Toma ya, guitarrista profesional. Industria del heavy metal tiembla.
Al terminar creí que apartaría la guitarra para que pudiera salir de la prisión que había formado con su cuerpo, pero no se movió ni un milímetro.
—Llevo unos días pensando en lo que me dijiste en el restaurante chino —habló repentinamente serio.
—¿El qué? —pregunté.
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A Bad Badboy || EN CORRECCIÓN
RomanceSamantha ha huido de sus padres, sus amigas, su antigua vida, de sí misma y su ex novio. Sean. Pero Nebraska no puede esconderla de todo, sobre todo porque Sean es un encantador agente de policía que no entiende un no por respuesta. Así que cuando a...