Teresa 2

Capitulo 20

—No lo sé Arturo, pero me siento mal por todo esto.

—Perdóname mi amor –Se acerca a mí y me comienza a dar besos en el cuello.

—Quitémonos estas malditas ganas de estar juntos, he extrañado tanto tu olor, Teresa puedes decir lo que quieras pero tu cuerpo corresponde a mis caricias. No digo nada y solo me quedo callada, cierro mis ojos y arqueo un poco el cuello para darle acceso. Él sigue dándome besos pequeños, pasa la lengua y mi piel se eriza, él sabe perfectamente como envolverme sus besos son tan únicos que solo con ellos llueve entre mis piernas. Mi mente se nubla y solo deseo que me bese y que me toque, Comienzo a excitarme y lo empujo para que caiga al sofá, me subo en su regazo.

Nos besamos apasionadamente el toma mi cabeza y nuestras lenguas hacen una guerra su boca baila con la mía, el chupa mi labio inferior y todo en mí se prende. Lo beso con necesidad, como si fuera nuestro último beso, el quita mi vestido y yo tiro mis tacones, quito con urgencia su camisa y su corbata mientras nuestros besos resuenan en toda la habitación. Lo amo tanto estoy obsesionada con los besos de este hombre, como me toca me besa simplemente no puedo con esto, es como una droga, sus besos son paz interna, son una necesidad. Su camisa queda en el suelo y yo solo toco sus pectorales, lo miro directamente a los ojos y nada existe en ese momento, solo nosotros dos. El se levanta y me tira a la cama estoy solo en ropa interior, el se quita el Pantalón y yo simplemente lo observo embobada, el alcohol fluye por mi cuerpo, mi mente da vueltas y no piensa en nada concreto, lo único que deseo es estar entre sus brazos. Sus besos son suaves y apasionados, comienza a besar cada una de mis piernas hasta llegar a mi intimidad, su lengua explora todo mi interior y yo solo cierro mis ojos y comienzo a gemir, todas las partículas de mi cuerpo se encienden.

Deja besos por todo mi vientre quita mi brasier y comienza a besar y succionar mis senos, toco su cabello y él sube hasta mis labios, me besa con fuerza.
—Eres mía Teresa, solo mía.
Sus besos son tan únicos, me derrito al sentir sus labios. Pone su miembro en mi íntimidad y lo mete poco a poco, es inevitable soltar pequeños gemidos, se recuesta en mí y pongo mis manos al rededor de su cuello, beso su mentón y él comienza a moverse, muerdo mi labio al sentir como llena toda mi amplitud, el gime en mi odio y yo igual lo hago.

Sus movimientos son únicos, la habitación se impregna de una electricidad sutil, el me besa y luego me sonríe yo igual lo hago y me veo reflejada en sus ojos verdes, donde percibo un fuego lleno de pasión e intensidad, el acaricia mis piernas, sigue dejando besos por todo mi cuello y yo solo busco sus labios con una urgencia apasionada para besarlo.

El besa mi mentón y me susurra te amo, esas dos malditas palabras que he necesitado escuchar por meses por fin salen de sus labios, mis ojos brillan ante lo que dice, mi corazón palpita con fuerza por la emoción y por el mismo placer que siento. —Yo más.
-Susurro- y él me sonríe y busca una de mis manos y la entrelaza.

Esto no solo es sexo va más haya de eso, estamos haciendo el amor como nunca, algo que los dos necesitábamos, sus movimientos son más rápidos, abro un poco mi boca por los gemidos —Ahh.. A si Artu.... Él me besa y captura mis gemidos en su boca, jala mi labio inferior y mis uñas arañan su espalda.
—Dime que eres mía. -Sus movimientos van un poco más lento. —Muévete más rápido. -hablo con la voz un poco ahogada y jadeando. —No, hasta que digas que eres mía.

Mi excitación está al millón a si que aunque sea en la cama dejaré mi orgullo por un momento, no importa lo furiosa que esté solo quiero disfrutar este momento de placer. —Soy tuya. Su movimientos vuelve hacer rápidos y me aferro a su espalda, mis uñas se entierran en esta y mi gritos se escuchan por toda la habitación —Ahh Arturo a si mi amor. –Digo entre jadeos.

Su respiración se vuelve más pesada al igual que la mía, mis piernas se aferran más a él y comienza a darme estocadas más fuertes, siento como se viene en mi interior y a los segundos yo también lo hago.