Los días han ido pasando y he notado cómo mi ropa cada vez me queda más ajustada, pero hoy finalmente culminé la decoración del cuarto de mi bebé. Al observar la cuna, suelto un suspiro de felicidad al ver lo hermosa que luce. Arturo ha gastado una cantidad considerable en todas las cosas para la pequeña intrusa, pero considero que es lo mínimo que esta bebé merece. Aunque yo también he comprado mucha de su ropita, la diferencia en el gasto es notable.
Contemplo detenidamente la habitación; los pequeños cuadros que hemos colocado, la paleta de colores neutros con toques de rosa aquí y allá. Todo luce simplemente divino. La elección de la cuna ha sido acertada; mi hija tendrá todo lo que siempre quise. Estoy dispuesta a trabajar arduamente por su bienestar. Estos últimos meses han sido de una felicidad inmensa; me siento plena y completa. Mi relación con Arturo ha ido fortaleciéndose cada día.
De repente, siento una pequeña patada en mi vientre. "Auch", pienso para mí misma. Esta bebé parece estar cada vez más activa. El momento de conocerla está cada vez más cerca.
Mi celular empieza a vibrar y al revisar los mensajes, veo que son de Fernando una vez más. Esta persistencia en su comunicación me inquieta; ¿qué es lo que tanto desea decirme? Decido contestarle, aunque me encuentro algo ansiosa por conocer su motivo. Durante los últimos días, sus mensajes han sido constantes, y sinceramente, no tengo ni la más mínima idea de qué espera de mí.
Respiro hondo antes de redactar mi respuesta —¿Qué necesitas, Fernando? Si tienes algo que decirme, puedes hacerlo por aquí. Envío el mensaje y casi de inmediato veo que está llamándome. Me debato entre contestar o ignorar la llamada, indecisa sobre cómo actuar frente a esta situación que me tiene tan nerviosa. Finalmente, cedo ante el impulso y respondo la llamada, con la esperanza de obtener alguna claridad.
—Teresa por favor escúchame, créeme no llamo para molestarte es lo que menos quiero. Responde el.
—¿ Qué quieres Fernando?, pregunto con un suspiro, tratando de ocultar mi ansiedad detrás de un velo de indiferencia. No puedo evitar sentir cierta incertidumbre ante la idea de que lo que tenga que decirme sea realmente relevante para mí.
—Porfavor, Teresa, es algo muy importante. Ruega Fernando, y su tono de voz me hace dudar por un momento. ¿Realmente debería darle una oportunidad y escuchar lo que tiene para decir?
Me tomo un instante para reflexionar, qué pasará si me encuentro con el ¿Debería arriesgarme y averiguar qué es tan crucial como para que me busque con tanta insistencia? La curiosidad gana terreno sobre mis preocupaciones, y finalmente accedo a reunirme con él.
—Está bien, Fernando. ¿Dónde quieres que nos veamos?, respondo, tratando de mantener la calma mientras mi corazón late con fuerza en mi pecho.
—¡Gracias, Teresa, gracias de verdad!, exclama Fernando con alivio evidente en su voz. —Te enviaré la ubicación por mensajes.
Asiento con un simple —okey antes de colgar la llamada, dejando que la incertidumbre sobre lo que está por venir me invada por completo.
La conversación con Fernando me deja con un torbellino de emociones. Por un lado, su insistencia en que lo escuche y su tono de urgencia me hacen sentir curiosidad por lo que tiene que decir. Sin embargo, también me invade el temor de que esta conversación pueda afectar mi relación con Arturo. Pero no dejaré que eso pase, simplemente lo mantendré en secreto, veré qué es lo que quiere y después de eso nunca volveré a tener comunicación con él.
Miro el mensaje con la ubicación y es el mejor hotel del país, muevo mi cabeza porque no entiendo el porqué me tiene que invitar a ese hotel. Muevo
Mi cabeza y frunzo el ceño.—Fernando, no me iré a meter a ese hotel.
—Tienes razón, Teresa discúlpame, es muy prestigioso y reconocido alguien pueden vernos, solo lo hice porque esta semana me estaba hospedando aquí.
—Podemos vernos en estas restauranteNo digo nada ante lo que dice, y cuando miro la ubicación del nuevo restaurante le respondo okey.
—Mañana a las 2.
Apago mi celular y comienzo a recorrer la habitación minuciosamente, revisando cada detalle para asegurarme de que no falte nada. Todo está listo para recibir a esta pequeña intrusa que pronto llegará a nuestras vidas. Una sonrisa se dibuja en mi rostro mientras me imagino cómo será, qué rasgos heredará, si se parecerá a mí, a Luisa o quizás a Arturo. Mi mente divaga por diferentes escenarios, y por un instante, me encuentro reflexionando sobre qué hubiera sido de mi vida si mi hermana estuviera aún con nosotros. ¿Tal vez fuera la única que me hablara?
De repente, la voz de Arturo me saca de mis pensamientos. Al levantar la vista, lo veo parado en la puerta sosteniendo un gran oso de peluche color café. Mis ojos se iluminan al verlo, y siento un cálido hormigueo en el pecho al darme cuenta del amor y el apoyo incondicional que me brinda. Es en estos pequeños gestos donde encuentro la fortaleza para seguir adelante, sabiendo que no estoy sola en este viaje hacia la maternidad.
Arturo se acerca a mí con una sonrisa radiante y me entrega el enorme oso de peluche. Sus palabras llenas de cariño me hacen sentir increíblemente especial.
—¿Te gusta?, me pregunta con esa chispa traviesa en los ojos mientras sostiene el adorable peluche.—¡Está increíble, mi amor! exclamo emocionada, abrazando el peluche con ternura. —Sabes lo mucho que amo los osos. Gracias, gracias, gracias. añado entre risas, mientras le doy besos por toda la cara. Su gesto me llena de alegría y gratitud, y él responde con una sonrisa aún más amplia.
De repente, Dice —Este oso también es para la
"mini Teresa". y no puedo evitar soltar una risita ante la adorable idea. —¿Cómo crees que será nuestra hija?, le pregunto con curiosidad, dejándome llevar por el momento de intimidad compartida.—Lo único que sé es que será la niña más hermosa, porque tiene a la mamá más guapa del mundo, responde Arturo con una dulzura que hace que mi corazón se derrita. Lo miro embobada, sintiendo una oleada de amor por este hombre que tengo frente a mí. —Tal vez tenga el color negro de tu cabello, dice el con una pizca de emoción en la voz, imaginando cómo será nuestra pequeña.
—¿Crees?, murmuro. Se acerca nuevamente a mis labios para darme un beso suave y tierno que me hace sentir aún más enamorada de él. En ese momento, me siento profundamente agradecida por tener a Arturo a mi lado, compartiendo estos momentos llenos de ilusión y amor incondicional. Siento tanta tranquilidad cuando lo tengo conmigo.
—Amor quiero que vengas a comer todos los días conmigo, ahora que ya no trabajaré me volveré loca sin hacer nada y tampoco no me quiero sentir sola. Le digo mientras le hago un puchero.
—Sabes que si mi amor.

ESTÁS LEYENDO
Teresa 2
RomanceEsta historia es una continuación de la telenovela Teresa producida en televisa. Comienza a partir del final oficial.