Varios días después.
El primer rayo de sol se cuela entre las cortinas, iluminando suavemente la habitación y acariciándome el rostro. Abro los ojos, aún medio adormilada, y siento la cálida presencia de Arturo a mi lado, respirando de manera profunda y pausada. Su rostro está sereno, relajado, y por un momento me detengo a admirarlo, grabando cada detalle en mi memoria: la curva de su sonrisa apenas perceptible, la paz que refleja su expresión. Parece tan vulnerable en su sueño que me lleno de ternura.
Me acerco con suavidad, dejando que mis labios rocen los suyos en una serie de besos ligeros. Su boca se curva en una sonrisa antes de abrir los ojos y devolverme el beso, entrelazando sus brazos alrededor de mí y acercándome más a su pecho. Me siento envuelta en su calor, en la seguridad de su abrazo, y suspiro de felicidad.
—Buenos días, mi amor —murmura con voz ronca, aún adormilado, mientras me acaricia la espalda.
—¿Cómo dormiste? —pregunto, acurrucándome más en su pecho y disfrutando de su aroma reconfortante.
—Como un rey —responde con una sonrisa perezosa—. Teniéndote a ti a mi lado, ¿qué más podría pedir?
No puedo evitar sonreír como una enamorada. Su mirada me envuelve, haciéndome sentir que soy la única persona en el mundo. Le doy otro beso suave antes de que un pequeño llanto interrumpa el momento.
Con un último suspiro, me levanto y voy hacia ella. Cuando llego, la encuentro en su cuna, con esos ojos grandes y azules que me miran con una mezcla de ternura y ansias de que la cargue. Levanta sus pequeños brazos hacia mí y me sonríe, iluminando mi mundo con su inocencia. La tomo en mis brazos y la llevo de vuelta a nuestra habitación, donde Arturo nos espera.
Nos recostamos en la cama, y Estrella, emocionada, se acomoda en el pecho de su padre. Arturo la observa con devoción, acariciando suavemente su cabecita y sonriendo como si estuviera viendo algo sagrado.
—¿Sabes? Jamás imaginé que me darías una princesa tan hermosa —murmura, mirándola con un brillo especial en sus ojos—. Es como tener una pequeña versión de ti, pero completamente más dulce.
—Yo tampoco pensé que sería mamá —admito en voz baja, mientras acaricio las manitas de Estrella—. Pero ahora mírala... es una parte de nosotros, Arturo. Lleva en ella un pedazo de ti y de mí.
Él me mira con una ternura tan intensa que siento que me ruborizo. Se inclina y deposita un beso en mi frente, rodeándome con su brazo mientras sostiene a nuestra hija con el otro.
—Para mí, eres la mejor mamá —me dice en un susurro lleno de sinceridad—. Nunca había sido tan feliz.
Mis labios buscan los suyos, y cuando nos besamos, es como si el mundo entero desapareciera. En ese instante, no existen preocupaciones, ni miedos. Solo estamos nosotros, juntos, construyendo un hogar con cada abrazo, cada beso, cada risa compartida.
Sin embargo, el momento es interrumpido por un pequeño puchero. Al separarnos, notamos que Estrella nos observa con una expresión molesta, su ceño fruncido y sus brazos cruzados en una imitación adorable de enojo.
—Papi, ño —protesta con su vocecita dulce y decidida.
Arturo y yo soltamos una carcajada, incapaces de resistir su ternura. Con una sonrisa traviesa, él empieza a hacerle cosquillas, provocando que Estrella se ría a carcajadas, olvidando su momentáneo "enojo". Verlos juntos, riendo y disfrutando de esa complicidad especial, me llena de una paz indescriptible.
En ese instante, siento que mi vida está completa. Somos una familia, y no cambiaría nada en el mundo por este momento.
Después de una mañana llena de risas y juegos con Estrella, todos nos preparamos para el día. Mientras desayuno junto a Arturo, mis ojos se desvían hacia nuestra hija, sentada en su sillita y concentrada en jugar con los panqueques que tiene frente a ella. Cada risa suya, cada balbuceo despreocupado, me llena de una calidez que se siente como el hogar que siempre imaginé. Es una paz que no se encuentra en nada más, una plenitud que no podría igualarse ni con los lujos que alguna vez pensé que me definían. Sí, aún disfruto de las cosas caras, pero lo que siento ahora va mucho más allá; es una felicidad sencilla, sin adornos, y sé que no podría cambiarla por nada.

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Teresa 2
RomantiekEsta historia es una continuación de la telenovela Teresa producida en televisa. Comienza a partir del final oficial.