Teresa 2

Capítulo 27

—Regresé con Teresa, Luisa y ella está embarazada. La miro a los ojos y su reacción es instantánea. Sus ojos se abrieron con sorpresa y su expresión se volvió tensa, como si estuviera conteniendo una avalancha de emociones. Sentí que había decepción en su mirada, pero opté por guardar silencio, dejándole espacio para que hable.

Su voz resonó en la habitación, llena de incredulidad y frustración. Luisa no podía entender cómo podía volver con Teresa después de todo el daño que había causado. Hablaba con un tono cargado de resentimiento, recordándome el impacto devastador que Teresa había tenido en nuestras vidas, —Es increíble Arturo, sabes lo sospechaba y no entendía el porque no me lo decías, me sorprende tanto que hayas regresado con esa mujer después de todo lo que nos ha echo, destruyó nuestras vidas, mi vida Arturo la de tu hermana. Se levanta molesta y comienza a caminar de un lado a otro mientras habla casi gritando.

Mientras hablaba, y caminaba de un lado a otro, como si necesitara liberar la energía acumulada en cada paso. Sus palabras eran casi gritos, una mezcla de enojo y desesperación por la situación en la que nos encontrábamos.

—Y de seguro ese hijo ni siquiera es tuyo.

—No digas eso Luisa, estoy seguro que si es mío, ella jamás se acostó con Fernando si eso el lo que piensas, además tiene 5 meses.

—Eso es lo que crees tu hermano, pero veo que confías plenamente en ella y eso es tan triste, es mejor que te vayas. Si prefieres estar cerca de una persona que daño a tu hermana no mereces estar presente en la vida de mi hijo y la de la mía.

Miro su cara de decepción y las lágrimas caer por sus mejillas, me duele tanto verla a sí, me levanto con mateo y en ese momento entra lucia, le doy a mateo y me acerco a Luisa —Vete Arturo. Dice ella

—Luisa, escúchame.

Pov Teresa

Alexa y yo entramos a la tienda, y lo primero que veo es ropa de bebé mi ojos chispean de la emoción al ver cosas tan bonitas,  me acerco y miro un pequeño mameluco rosado, acaricio mi panza inconscientemente y no puedo con la emoción, empiezo a buscar la ropa más hermosa. —Mi bebé tiene que tener la ropa más hermosa.

Me doy la vuelta y miro que Alexa viene hacia mí con muchas más cosas, ambas reímos al vernos —Todo esto lo compraré yo, mi ahijada tiene que tener las mejores cosas. Cuando ella dice siento ternura, y me doy cuenta que tengo una buena amiga, alguien además de Arturo y yo, ya quiere a mi bebé, sin ni quiera conocerla.

Alexa pone toda la ropa en la carreta y miro que son bastantes cosas, seguimos recorriendo toda la tienta y cojo unas lengins, no soy fan de usarlas pero ahora se me hacen mucho más cómodas, busco la ropa más relajante que puedo, que miedo cuando la panza me crezca muchísimo más y ni siquiera pueda usar mis vestidos o camisas.

Comienzo a sentir hambre y decidimos pagar todo, caminamos hasta el restaurante que está enfrente, miramos el menú, mi boca se hace agua cuando veo un pastel de chocolate.

Pov Arturo

Suelto un suspiro de frustración, no puedo juzgar a Luisa, pero me duele tanto verla a sí ella es demasiado importante para mí y sin duda por primera vez no sé qué hacer siempre ha sido muy comprensiva, ha entendido todas mis decisiones jamás me ha echo un berrinche o algo parecido.

Tengo que hacer algo para que no esté a si, lo primero es no presionarla y darle su espacio, Luisa siempre ha sido muy noble y sobre todo muy tolerante, casi nunca explota, pero es mi hermana y la otra el amor de mi vida. Pasó la mano por mi cabello con un poco de frustración

Al menos esa junta no fue tan estresante y terminó mucho más rápido, estacionó mi auto y me bajó al centro comercial, necesito cortarme el pelo para estar mucho más presentable, esta semana tengo una cena muy importante donde cerraré varios negocios, solo espero no tener que viajar a Cancún, y si lo hago Teresa tendrá que acompañarme.

Pov Teresa

Después de finalizar nuestra comida, regresamos a una de las tiendas. Mi atención se posa en una lencería roja, pero no puedo evitar bufar frustrada al pensar que probablemente no me quedaría bien. Mis pensamientos divagan hacia cómo reaccionaría Arturo al verme usando eso, lo cual me hace sonreír ante todas las imágenes que se me vienen a la mente. Alexa me observa con una expresión entre divertida y curiosa, y yo simplemente respondo con una sonrisa cómplice. —Quién sabe en qué estarás pensando picarona.

—Quiero esa lencería. le confieso a Alexa —Pero con el embarazo dudo que me sienta tan sexy como quisiera. Ambas estallamos en risas, y ella se acerca para examinarla más de cerca, mientras yo me quedo fascinada por todas esas prendas tan seductoras.

—Nena igual te vas a ver muy bien, a tu esposito le va encantar eso no lo dudes.

—Tal vez, pero sabes que, la voy a llevar para cuando esta pequeña salga de mi interior, poder usarla.

Alexa sonríe —Esa es la actitud Teresa. Las tomó y nos dirigimos a pagar.

Pov Arturo

Al llegar a casa, estaciono mi auto y saco un par de bolsas repletas de ropa nueva que Isabela encargó para mí. Al entrar, noto que Teresa aún no ha llegado. Me dirijo al espejo y me observo detenidamente, notando los cambios en mi apariencia. Me siento más atractivo y sonrío para mis adentros. Organizo toda la ropa nueva en mi armario, agradecido de que Isabela haya ido personalmente a la tienda para recogerla, ya que conoce mis tallas y yo no tengo tiempo para ir de compras. Ella simplemente me envió fotos y yo elegí lo que me gustaba.

Mientras organizo las prendas, me doy cuenta de que
tengo que contratar a alguien que limpie, cocine y haga todo lo de la casa, ahora que Teresa está embarazada se le va ser imposible con tanto.

Después de un rato organizando todo, escucho la puerta y unos minutos más tarde veo a Teresa entrar. Nuestros ojos se encuentran y una sonrisa se dibuja en ambos rostros. —Te cortaste el pelo, comenta acercándose a mí. —Te ves súper guapo, mi amor.

—Gracias, mi vida , respondo con gratitud, mientras le doy un beso suave y ella me abraza, cruzando sus manos alrededor de mi cuello. —Eres mío, Arturo, me dice con una mirada juguetona, y no puedo evitar sonreír ante sus palabras. —Sí, soy todo tuyo, afirmo con sinceridad, y ambos sonreímos antes de fundirnos en otro beso.