Capítulo 25

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Arturo me envuelve en un abrazo reconfortante mientras descanso en su hombro, recordando los momentos compartidos, un baño relajante seguido de una cena íntima. Sus dedos acarician mi cabello, y aunque cierro los ojos intentando encontrar el sueño y poder dormir, una sensación de inquietud persiste en mi interior.

—Tengo miedo, murmuro con un suspiro, mi voz se escucha un poco entre cortada, dejando que mis preocupaciones salgan a la superficie.

—¿Miedo de qué, mi amor? responde Arturo, su voz llena de calidez y preocupación.

—De todo esto, Arturo. Tengo a nuestro bebé creciendo dentro de mí, y aunque estoy emocionada porque ya amo a esta niña de manera inconsciente, el miedo y la angustia se aferran a mi pecho. ¿Y si no soy una buena madre?

Arturo se incorpora, mirándome con ternura. —No, mi amor, no digas eso. Siempre estaré aquí para apoyarte en todo. Serás la mejor mamá, y sobre todo, la más hermosa.

Una sonrisa se dibuja en mis labios ante sus palabras reconfortantes, y lo beso tiernamente. Él responde con pasión, y nuestros labios se encuentran en una danza apasionada.

Cuando finalmente nos separamos por falta de aire, Arturo empieza a besar mi cuello, desatando una oleada de sensaciones en mi cuerpo. Muerdo mi labio inferior y me muevo hacia su regazo, sintiendo el calor de su piel desnuda bajo mis manos. Con delicadeza, me quita la camisa, y mis pechos quedan al descubierto. Sus labios encuentran mis pezones, y un suspiro escapase de mis labios mientras me entrego al placer de su succión.

El roce de nuestros cuerpos despierta una humedad entre mis piernas, y me dejo llevar por la pasión del momento.

Pongo mis manos en su hombro , deslizo mis dedos por todo su cuello, aferrándome a él con fervor mientras nuestros labios se encuentran en un beso cargado de intensidad y urgencia. Siento su correspondencia, sus labios contra los míos despeinando mi cabello en un torbellino de pasión desenfrenada.

De repente, en un giro repentino se da la vuelta, me encuentro debajo de él, pero mis deseos claman por estar en la posición opuesta. —No, Arturo, yo quiero estar encima. susurro, pero él me silencia con un beso ardiente mientras sus labios trazan un camino desde los míos hasta mis pechos, descendiendo lentamente por mi abdomen. Cada roce de sus labios aviva el fuego de mi deseo, anhelando que ya esté dentro de mí.

Con manos expertas, desliza mi short de pijama, dejando al descubierto mi intimidad ante él. Su boca se posa sobre mí, explorando cada rincón con una pasión desenfrenada que hace que mis sentidos se disparen. Mis gemidos llenan la habitación, ahogando cualquier otro sonido mientras mi piel se eriza bajo sus caricias.

Cada succión de su boca desencadena un torbellino de sensaciones, haciendo que mis piernas se contraigan involuntariamente. En un éxtasis de placer, mi voz se pierde en el aire mientras me entrego por completo al placer que me esta haciendo sentir.

Se levanta y baja su pantalón de un jalón con un gesto firme, su parte privilegiada queda al iré y mi corazón late con fuerza ante lo que está por venir —Quiero estar arriba. insisto, buscando el control en un intento por satisfacer mis propios deseos. Sin embargo, su sonrisa picarona me hace desear complacerlo. Amor, por favor. le imploro, buscando un equilibrio de deseos compartidos en nuestra intimidad. Pero antes de que pueda insistir más, él me da la vuelta con decisión, exponiendo completamente mi trasero a su mirada lujuriosa. Un gemido escapa de mis labios al sentir su miembro penetrándome de repente, provocando una oleada de placer que me deja sin aliento.

Una nalgada suena en el aire, marcando el comienzo de un ritmo frenético de movimiento que nos consume a ambos en una vorágine de pasión desenfrenada. Cada estocada es un eco de placer que se propaga a través de mi cuerpo, mientras él toma el control con maestría, arrastrándome hacia un abismo de éxtasis indescriptible.

Una almohada se convierte en mi único refugio mientras me sumerjo y siento un mar de sensaciones que él despierta en mí. Cada roce de su piel contra la mía es una sinfonía de placer que resuena en toda la habitación, mientras mis sentidos se embriagan con el ambiente que hay en toda la habitación.

Mis piernas tiemblan ligeramente bajo el peso del placer, mientras él explora cada centímetro de mi ser con una devoción ardiente. Mis labios buscan desesperadamente algo en qué morder para contener los gemidos que amenazan con escapar, mientras me entrego por completo al placer.

Después de recibir otra nalgada, su miembro se desliza afuera de mí. Con destreza, me levanta, sus manos firmes se posan en mi cintura mientras me besa apasionadamente, su dedo traza el contorno de mis labios con un gesto de dominio. me coloca sobre él, para yo quedar encima, una sonrisa de satisfacción se dibuja en mis labios al permitirme tomar el control. Sus manos se deslizan hacia mi nuca, atrayéndome hacia él para un beso ardiente mientras su miembro vuelve a penetrarme, apretando mi trasero. Mi cabello se desordena completamente, y aunque no puedo verme, sé que mis mejillas están ardiendo de excitación.

Comienzo a moverme sobre él, sintiendo cómo toma mi cintura para ayudarme con el ritmo, muerdo mi labio inferior y lo miro directamente a los ojos, su boca está entre abierta al igual que la mía el gime, y yo igual lo hago. Sus manos firmes y grandes toman mi cintura y la aprieta más, siento como su miembro toca todo mi interior y lo llena por completo. Comienzo a moverme más rápido —Ahhh...Mis gemidos se vuelven incontrolables mientras me esfuerzo por seguir el ritmo con la mayor precisión posible.

Arturo también me mueve con más fuerza y comienza a gemir mucho más fuerte, cierro mis ojos, mis manos están en sus pectorales, los acaricio y sigo moviéndome. Él comienza a gemir y mi interior presiona mucho más su miembro, empiezo a sentir como el orgasmo se apodera de mi cuerpo al igual que el, el extasis del placer nubla mis vista y solo muerdo mi labio, los dos nos venimos al mismo tiempo y siento como llena todo mi interior.

Caigo sobre su pecho y él mueve mi pelo para buscar mis labios me besa tan deliciosamente —Te moviste muy bien. Dice él entre mis labios y yo simplemente sonrío. —Pobre de nuestra bebé de seguro sintió como un terremoto ahí adentro. Él comienza a reírse fuerte por lo que dije y yo igual rio. —Es por lo mucho que se aman sus papás. Dice el. Nuestras respiraciones poco a poco se van tranquilizando. Yo simplemente me quedo dormida.

Teresa 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora