Capitulo 54

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Termino de ordenar todo y por fin termino de trabajar, mi celular comienza a vibrar y miro que es un mensaje de Arturo. —Ya estoy en el estacionamiento, te espero.

Todavía es temprano no ha oscurecido, yo siempre salgo antes que Arturo pero supongo que como necesitamos hablar y les iento el jefe del bufete se puede dar los privilegios de irse temprano, salgo de mi oficina y entro al elevador, me miro al espejo y mi labial rojo sigue intacto, amo la combinación del día de hoy, siempre ando divina pero hoy brilló mucho más.

Minutos después de salir, el sonido de mis tacones resonaba en toda la recepción. Miré de reojo a Carmen, quien me observaba con cierta envidia, pero decidí prácticamente ignorar su mirada. Descendí al estacionamiento y me dirigí directamente al auto de Arturo. Al subir, me aseguré el cinturón y él comenzó a conducir. Después de unos minutos, llegamos a un mirador. La oscuridad estaba casi sobre nosotros, lo que permitía apreciar plenamente el atardecer. Ambos salimos del auto y no pude contener una sonrisa al ver el lugar. Era realmente hermoso y privado, exactamente lo que necesitábamos.

—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunté, admirando el espectáculo del anochecer.

—Es un lugar tranquilo, y pensé que sería perfecto para hablar —respondió Arturo, con un tono serio.

—Tienes razón. Necesitamos un lugar a solas —asentí, sintiendo la necesidad de tener una conversación privada y al mismo tiempo sintiendo nervios, hoy por fin dejaremos tantas cosas claras.

Él está parado con las manos en su bolsillo y su pelo rubio, moviéndose un poco sin despeinarse por el aire, pasó la lengua por mis labios inconscientemente, sus ojos tiene un brillo peculiar, sé que debe de estar nervioso al igual que yo, pero al mismo tiempo en paz porque necesitamos esta conversación.

—Le hablé a mi mamá y a mi madrina —dije, jugueteando nerviosamente con mis dedos para calmar mis nervios.

—¿En serio? Eso me da mucho gusto, Teresa. Era lo mejor, mi amor. ¿Cómo fue? —preguntó Arturo con una sonrisa, mostrando interés genuino.

—Fue un día que llevé a Estrella al parque y, de repente, me sentí sola. En un impulso, decidí ir a la casa de mi madrina. Y al entrar, ahí estaban mi mamá, Gutberto y Mariano —respondí con voz preocupada, consciente de que Arturo podría sentir celos por no haberle mencionado a Mariano antes. Esperaba que él pudiera controlar sus emociones.

—¿Mariano? —Arturo levantó las cejas, mirándome con atención.

—No pasa nada, Arturo. Solo lo saludé por cortesía y fue menos de 10 segundos —traté de tranquilizarlo, aunque sabía que mi explicación podría no ser suficiente para él.

—Me hubiera gustado saberlo antes —dijo con un tono de voz serio y frío.

—Lo sé, pero estábamos pasando por un momento difícil y luego te fuiste, ni siquiera le di importancia.

—Para mí es importante, Teresa —respondió, mostrando un poco de frustración .

—¿Estás celoso? Sé que es importante, pero es algo del pasado y tú ya has hecho las paces con él. No quiero que haya ningún malentendido, por eso te lo digo ahora —expresé sinceramente, buscando evitar conflictos innecesarios.

—Está bien, amor. Tienes razón —dijo Arturo, asintiendo con resignación.

—Agradezco que me lo estés diciendo, y sobre todo me da gusto que hayas solucionado las cosas con tu familia mi amor, es hora de demostrarles lo mucho que has cambiado, ellas te quieren mucho y es hora de aprovechar esta nueva oportunidad.

—Siii, lo sé estoy muy contenta y bueno me da gusto que estrella conozca a su abuela y a mi madrina, la llevaré mucho más para que se familiarice con ellas  nuestra hija nunca va estar sola Arturo. Él me mira con una sonrisa y yo igual sonrío.

Teresa 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora