Teresa cruza el umbral y cierra la puerta tras de sí, como si quisiera crear un espacio íntimo para lo que está por venir. Instintivamente, coloca una mano en su vientre, acariciándolo con ternura. Mi corazón se contrae al ver ese gesto, y en un instante, mi mente vuela hacia nuestra hija.
Ahora que sé que me engañó tal vez exista la posibilidad que esa bebé no sea mía como Luisa me lo dijo, pero solo de pensarlo siento un dolor profundo en mi alma, todos los sueños que tenía con esta mujer se fueron a la mierda.
Si voz rompe el silencio que hay en la habitación.
—Se lo que estás pensando mi amor, pero no es lo que tú crees.El silencio tenso que envuelve la habitación se quiebra con su voz, un susurro cargado de tensión y angustia. Sus palabras, aunque intentan calmar la situación, solo parecen aumentar mi furia latente. Sin poder contenerme, golpeo la mesa con fuerza y me pongo de pie abruptamente, enfrentándola con una mirada cargada de ira contenida.
Exijo su celular con vehemencia, mis palabras resonando en la habitación con un tono casi gritado, impulsado por la frustración y el dolor. —Dame tu teléfono.
Ella me mira con ojos llenos de preocupación, su garganta se contrae al tragar saliva nerviosamente.
—Amor escúchame déjame explicarte. Dice ella. A pesar de sus intentos por explicarse, mi mente está nublada por la rabia, incapaz de escuchar sus palabras. Repito mi demanda con ferocidad, exigiendo que me entregue su maldito celular, como si esperara encontrar la verdad oculta en sus mensajes.Ante mi insistencia, Teresa suelta un suspiro resignado, pero se niega a ceder tan fácilmente. Intenta defenderse, argumentando la necesidad de hablar en lugar de ceder a mis exigencias. Ignorando sus súplicas, tomo el celular de su bolso y comienzo a revisarlo con manos temblorosas de ansiedad.
El miedo de encontrar algo que confirme mis peores temores me consume por dentro, alimentando mi ansiedad y desconfianza. —Necesitamos hablar amor, para que quieres ver mi celular. No le hago caso y me alejo para seguir viendo su móvil, entro a las conversaciones y observo detenidamente todo. Miro el chat de Fernando y el coraje me consume entro y leo todo.
Chat 💬
—Teresa por favor escúchame, créeme no llamo para molestarte es lo que menos quiero. Responde el.
—¿ Qué quieres Fernando?
—Porfavor, Teresa, es algo muy importante.
—Fernando, no me iré a meter a ese hotel.
—Tienes razón, Teresa discúlpame, es muy prestigioso y reconocido alguien pueden vernos, solo lo hice porque esta semana me estaba hospedando aquí.
—Podemos vernos en este restaurante.Con la mirada clavada en Teresa, mis palabras se desgarraron en un grito cargado de furia—¿Por qué demonios no me dijiste nada? ¡Me has vuelto a engañar con este idiota, Teresa!. La intensidad de mi voz resonó en el espacio, impregnada de un dolor que se desbordaba en cada sílaba.
Ella retrocedió, visiblemente afectada por mi arrebato, balbuceando en un intento desesperado por defenderse —No, mi amor, por favor, escúchame. Yo no te he engañado. Su voz temblorosa apenas lograba sobreponerse al estruendo de mi ira, mientras sus manos extendidas buscaban el consuelo de mi contacto.
Pero yo me aparté bruscamente, rechazando su cercanía con un gesto cargado de desdén —No me toques. Mis palabras resonaron con la frialdad de quien ha sido traicionado una vez más, incapaz de soportar el contacto que una vez había anhelado con desesperación.
Observé cómo sus ojos se empañaban con lágrimas, reflejando el dolor compartido que nos envolvía en ese momento de ruptura. Sin embargo, esta vez, a diferencia de otras ocasiones, mi corazón permaneció inmutable ante su sufrimiento. Ya no me importaba ceder ante esa debilidad que había sido mi perdición tantas veces antes.
Porque, aunque cada fibra de mi ser anhelaba aferrarse a ella, comprendí que este amor maldito no había hecho más que destrozarme. Y en medio de nuestras lágrimas compartidas, solo deseaba liberarme de ese vínculo que había dejado un rastro de destrucción en mi alma.
Pov Teresa
Cuando clavé mi mirada en la suya, pude sentir el dolor que lo consumía. En ese instante, un torrente de pensamientos se agolpó en mi mente, y el peso de mi error se hizo evidente, fui una estúpida es lo único que mi mente piensa. Nunca imaginé que esto podía suceder a si, todo es mi culpa es lo único que pienso, pero ahora, mientras las lágrimas seguían inundando mis ojos, me daba cuenta de que no podía permitirme perderlo nuevamente. Él era el amor de mi vida, y estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para recuperarlo.
Observé cómo su mano se deslizaba frenéticamente por su cabello, desatando una furia que parecía ajena a su ser. El escritorio se convirtió en el epicentro de su ira desbocada, cada objeto lanzado al suelo resonaba como un eco de su dolor. Las decoraciones, las lámparas, todo se convirtió en víctima de su furia desatada. Estaba haciendo un desastre, la fotografía que tenía en la repisa, un recuerdo de nuestros momentos juntos, fue arrancada con violencia y lanzada al vacío, estallando en mil pedazos al impactar contra el suelo. Los cristales se esparcieron como estrellas en toda la habitación, mientras el penetrante olor a whisky impregnaba el aire.
A pesar de la aparente embriaguez del caos que lo rodeaba, yo sabía que no estaba borracho. Conozco cada faceta de su ser, y en esos momentos de desesperación, de seguro tiro la botella de whisky por el enojo.
El estruendo del jarrón de vidrio al romperse me estremeció hasta lo más profundo. Un escalofrío recorrió mi espalda al ver cómo un fragmento de cristal se clavaba en su mano, tiñendo el suelo con gotas de sangre. Sin embargo, él parecía inmune al dolor físico, su atención estaba en desahogarse rompiendo todo lo que había a su paso.
Mi silencio era culpable. Pero si no le conté nada desde un inicio fue porque no quería pelear con él no quería que desconfiara más de mí o se enfrentara a Fernando, pero sin duda lo que hice fue mil veces peor, no le dije la verdad. Pero ahora, mientras lo veía sumergirse en un mar de furia y desesperación, solo podía lamentarme en silencio ni siquiera podía hablar.
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Teresa 2
RomansaEsta historia es una continuación de la telenovela Teresa producida en televisa. Comienza a partir del final oficial.