Capitulo 31

274 15 1
                                    

Con paso decidido, bajo de mi carro y me ajusto las gafas de sol antes de adentrarme en el restaurante. Mis tacones resuenan en el suelo mientras busco con la mirada a Fernando. Cuando finalmente lo encuentro, su sonrisa al verme me hace sentir incómoda. Sin embargo, me acerco a su mesa con determinación.

—Estás hermosa embarazada, Teresa. me dice con una expresión cálida en su rostro. Lo observo a través de mis gafas de sol, sin dejar entrever mis verdaderos sentimientos.

—Gracias, respondo de manera seca, distante y fría. A pesar de sus halagos, no puedo evitar mantener una barrera entre nosotros.

Me siento frente a él y me quito las gafas de sol. Sus ojos brillan con una intensidad que me hace sentir incómoda. —¿Acaso este imbecil aún piensa que soy la de antes ? Me pregunto mientras analizo su mirada con escepticismo.

—¿Qué quieres comer?, pregunta con una sonrisa, rompiendo el incómodo silencio. Sin embargo, su pregunta no hace más que aumentar mi irritación.

—Fernando, no vine aquí para tener una cita contigo, le digo directamente, sin rodeos. —Dime de una vez qué es lo que quieres hablar, añado, sintiendo cómo la tensión comienza a apoderarse del ambiente.

Él toma mi mano que está sobre la mesa y me mira con una expresión que me desconcierta. Frunzo el ceño, sintiéndome intranquila ante la incertidumbre de lo que podría estar tramando.

—Está bien vayamos al grano. Te llamé porque se lo eficiente que eres Teresa, me gustaría que me ayudaras en un caso muy importante si no lo gano perdería una cantidad excesivamente grande. Como sabes el mejor abogado de México es Arturo y bueno ya sabes la historia.

La propuesta de Fernando me deja perpleja. Su solicitud de ayuda en un caso legal importante parece ir en contra de toda lógica, considerando mi relación con Arturo, quien es reconocido como el mejor abogado de México. La ironía de la situación no pasa desapercibida para mí, y me resulta difícil comprender por qué precisamente él me está buscando para este asunto.

—Fernando, comienzo a decir, mi tono denota incredulidad mientras intento procesar sus palabras. —Se me hace sumamente ilógico que me busques a mí para llevar este caso. Sabes que estoy con Arturo y que él nunca permitiría que yo me involucre en algo así. Además, no podría mantenerlo en secreto. Realmente pensé que tenías algo más importante que decirme. añado, tratando de expresar mi desconcierto de manera clara y directa.

—Escúchame Teresa, la cantidad que te pagaría es sumamente excesiva, te solucionaría absolutamente todo.

Fernando insiste en su propuesta, destacando la cantidad excesiva que estaría dispuesto a pagarme por mis servicios. —Es que no tengo nada que solucionar, Fernando, respondo con firmeza. —No necesito dinero, estoy bien, agrego, rechazando su oferta de manera decidida.

Su mirada refleja cierta derrota mientras se acerca a mí. Queda a mi lado, como si buscara una conexión más íntima para expresar sus verdaderos sentimientos. —¿De verdad amas a Arturo, Teresa? pregunta con sinceridad en su voz.

Me detengo por un momento, sorprendida por la pregunta directa y repentina. Pero no vacilo en mi respuesta: —Sí, Fernando. Amo a Arturo con todo mi corazón. Estoy profundamente enamorada de él. Mi confesión es sincera y firme, dejando en claro dónde residen mis sentimientos y prioridades.

La tristeza se refleja en la mirada de Fernando cuando le confieso mi amor por Arturo. Su reacción inicial es negar mis palabras, recordándome los momentos compartidos en los que, según él, yo también sentía algo por él.

—No es cierto, Teresa. Recuerda cómo nos besábamos, tú sentías algo por mí, insiste con desesperación en su voz.

Sin embargo, mis sentimientos son claros y firmes.
—No, Fernando. Nunca sentí amor por ti. Lo siento si te hice creer lo contrario, le digo con sinceridad, tratando de poner fin a cualquier ilusión que pueda tener sobre nuestro pasado.

Pero Fernando no se rinde fácilmente. Con desesperación en sus ojos, me hace una propuesta tentadora. —Mira Teresa, estoy dispuesto a dejarlo todo por ti. Vámonos lejos de aquí, a un lugar donde nadie nos conozca. Te prometo que si me pides el mundo, te lo daré. Tú y tu bebé nunca les faltará nada. Te daré una vida de reina, me dice, con una pasión que me desconcierta.

Lo miro perpleja y confundida. —No, Fernando. Eso nunca va a pasar, respondo con firmeza y determinación, colocando una barrera invisible entre nosotros. Cuando él intenta acercarse para besarme, me alejo de él y me levanto de la mesa, sintiendo la necesidad de poner distancia física entre nosotros.

—Por favor, no vuelvas a hacer eso, Fernando, le digo con voz firme mientras tomo mis gafas y las coloco de nuevo. —No vuelvas a buscarme ni llámeme por favor.

Antes de salir del restaurante, mi mirada se cruza con la de una mujer que se parece a Liana. Sacudo la cabeza para alejar ese pensamiento y espero sinceramente que no sea ella.

Subo a mi auto y me dirijo directamente a casa, con la mente llena de arrepentimiento de haber venido, pobre Fernando se ve demacrado.

Mi celular comienza a sonar y miro que es Alexa, le respondo e instantáneamente sonrío.

—Hola bombón, ¿dónde estás? Vamos a comer, quiero verte y ver a mi ahijada.

—Hola guapa, Estoy metida en un tráfico, mándame la dirección del restaurante para llegar, yo igual quiero verte.

—Okey nena, mira los mensajes

Después de colgar la llamada, me dirijo hacia el restaurante y entro con el estómago vacío y las ganas de satisfacer mi apetito. Mientras espero a que llegue Alexa, mi mente divaga por el menú del lugar. La sensación de hambre se intensifica ahora que estoy comiendo por dos, y decido comenzar a pedir algunos platillos para calmar mi necesidad de comida.

Entre las opciones del menú, mis ojos se posan en las fresas con crema, y de repente, un recuerdo invade mi mente. Recuerdo vívidamente aquel día en el que Arturo me preparo fresas con crema, mientras compartíamos momentos juntos ese día me demostraba su amor de la manera más dulce y apasionada. Una sonrisa se forma en mi rostro al recordar aquellos momentos llenos de amor. Instintivamente, coloco una mano sobre mi vientre, sintiendo cómo mi hija responde con una pequeña patada, como si también estuviera disfrutando de esos recuerdos.

Poco después, la puerta del restaurante se abre y entra Alexa con una sonrisa radiante en su rostro. Nuestros ojos se encuentran y ambos sonreímos, reflejando la complicidad y la amistad que compartimos. Siendo sincera, tengo la suerte de contar con una increíble mejor amiga en mi vida. Alexa siempre ha estado ahí para mí, brindándome su apoyo incondicional y su amor sincero. Realmente la adoro y me siento agradecida por tenerla a mi lado.

Alexa igual pide comida y ambas platicamos y platicamos, un rato después su celular comienza a vibrar, ella responde frente a mí y yo miro mi celular para ver si Arturo me dejó un mensaje.

—Hola liana, si dime.
—¿Teresa? ¿Para que? ¿Pasó algo?

Miro a alexa confundida por mencionar mi nombre y frunzo el ceño, quien le estará preguntando por mi.

—Ella está aquí conmigo, venimos a comer.
—Queee? Dice Alexa

La miro con incertidumbre y mi ansiedad se intensifica al saber que es lo que están hablando. Alexa cuelga la
Llama y me mira confundida.

Teresa 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora