Sus manos exploraban mi cuerpo con delicadeza, cada caricia un recordatorio de lo mucho que deseaba estar conmigo. Sentí su aliento caliente en mi piel mientras sus labios trazaban un camino por mi cuello, dejando un rastro de escalofríos a su paso.
-Arturo... —gemí, mis palabras un susurro en la penumbra de la habitación.
Él se detuvo, mirándome a los ojos. Había algo en su mirada, una mezcla de devoción y deseo que me hizo temblar. —¿Estás segura? —preguntó, su voz era un murmullo grave que resonaba en mi pecho.
—Sí, por favor, — le rogué, sintiendo cómo el calor se acumulaba entre nosotros. Finalmente, él cedió, dejando que el deseo que ambos compartíamos nos envolviera.
Con movimientos lentos y deliberados, Arturo comenzó a explorar mi cuerpo, sus manos recorriendo cada curva, cada rincón. Levante los brazo para que me quitara mi bata de ceda, con un gesto suave.
Quedé completamente acostada en la cama, vulnerable y expuesta, mientras Arturo descendía con sus besos a lo largo de mi abdomen. Sus labios, cálidos y húmedos, dejaban un rastro de ternura que encendía cada fibra de mi ser. A medida que se movía hacia abajo, la anticipación se intensificaba, y cuando me quitó las bragas, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mi respiración se detuvo momentáneamente al sentir su aliento suave y cálido en mi parte íntima.
Abrí las piernas un poco más, permitiéndole el acceso, y sentí cómo su lengua me invadía con una suavidad indescriptible. Cerré los ojos, dejando que las sensaciones me arrastraran a un lugar lejos de la realidad. Mis manos se aferraron a su cabello, sintiendo cada movimiento de su boca mientras gemía, una mezcla de placer y desesperación que resonaba en el aire.
—Ahh... mmm... —mi voz salió entrecortada, casi un susurro, mientras una ola de placer me envolvía. Mordí mi labio inferior, tratando de contener los gemidos que escapaban de mi garganta. Mi corazón latía con fuerza, resonando en mis oídos, y me sentía perdida en un torbellino de sensaciones, transportada a otro universo, a otra galaxia donde solo existíamos él y yo.
Su lengua era cálida y hábil, lamiendo y succionando cada pliegue de mi intimidad. La sensación era demasiado deliciosa, un deleite que me llevaba al borde del éxtasis. Cada golpe de su lengua me acercaba más y más al clímax, y ya no podía más con la intensidad que me invadía. Mi cuerpo se tensó, una presión creciente que me decía que estaba a punto de estallar.
—Ahh... así, por favor... —logré murmurar, mis gemidos llenando la habitación mientras él continuaba su dulce tortura. Mi cuerpo respondía a su toque con una urgencia incontrolable, y sabía que estaba a punto de perderme por completo.
Finalmente, como una ola que rompe en la orilla, llegué al clímax, un torrente de placer que me invadió por completo. Me dejé llevar por la explosión de sensaciones, mi cuerpo temblando bajo su toque mientras cada fibra de mi ser se iluminaba en un resplandor de satisfacción absoluta.
El tiempo pareció detenerse a nuestro alrededor. Cada latido de mi corazón resonaba en la habitación, marcando el ritmo de nuestra pasión. Cuando se levantó, sentí cómo su miembro me invadía por completo, uniendo nuestros cuerpos de una manera tan íntima que el mundo exterior se desvaneció. Se movía dentro de mí con una cadencia perfecta, cada empuje un recordatorio de su amor, de la conexión intensa que compartíamos.
Mis gemidos comenzaron a intensificarse, llenando la habitación con ecos de nuestra entrega mutua. Cada golpe de su cuerpo contra el mío era una sinfonía de placer que resonaba en mi interior, un canto de lo que éramos, de lo que significábamos el uno para el otro. Mis piernas se envolvieron alrededor de su cintura, anhelando que se acercara aún más, que me hiciera sentir cada parte de él, que se perdiera en mí.

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Teresa 2
RomansaEsta historia es una continuación de la telenovela Teresa producida en televisa. Comienza a partir del final oficial.