Capitulo 50

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Salgo de esa casa y paso mi mano por mi cabello  exhalando furia, llego al hotel, subo a mi suit  y sin pensarlo dos veces decido comenzar a tomar, necesito descargar mi furia y sobre todo desahogarme, mis lágrimas comienza a salir y por mi mente solo pasan las imágenes de los miembros que he compartido con mateo.

Por Teresa

Con cuidado, coloco a Estrella en su silla, pero su reacción es inmediata: un berrinche estalla en el interior del auto. Frunzo el ceño al verla molesta y, siguiendo la dirección de su pequeño dedo, encuentro el culpable de su descontento: su peluche de unicornio yace en el suelo del automóvil. Una risita escapa de mis labios mientras recojo el peluche y se lo devuelvo a Estrella, quien inmediatamente se calma al tener a su querido amigo de nuevo entre sus manos.

Una vez que resuelvo la crisis del peluche, me concentro en asegurarme para conducir. Me abrocho el cinturón de seguridad y, antes de poner en marcha el auto, me aseguro de echar un vistazo al espejo retrovisor para verificar cómo está Estrella. Para mi alivio, la veo tranquila y entretenida con sus juguete, lo que me permite enfocarme en llegar al restaurante.

Sin embargo, una sombra de ansiedad se cierne sobre mí al recordar que aún no he recibido respuesta de Arturo. La sensación de inquietud se intensifica, y un ligero nudo se forma en mi estómago ante la incertidumbre de su silencio. La frustración comienza a crecer dentro de mí, ya que detesto la sensación de ser ignorada y la falta de comunicación me genera una leve pero persistente estrés.

Comienzo a conducir y los minutos pasan rápidamente mientras avanzamos por las calles, y pronto llegamos al restaurante. Bajo a Estrella del auto y juntas entramos al cálido ambiente del lugar. Sin embargo, un ligero vacío se apodera de mi pecho al darme cuenta de que esta es la primera vez que visitamos este restaurante sin Arturo. Este restaurante siempre ha sido nuestro favorito. A pesar de la melancolía que me embarga, sé que necesitaba este escenario para distraerme y respirar aire fresco.

Nos sentamos en una mesa acogedora y hago mi pedido, una deliciosa pasta para mí y una papilla para Estrella. Observo a mi pequeña mientras espera pacientemente su comida, y en ese momento, algo mágico sucede. Escucho una palabra, apenas un susurro, que escapa de los labios de Estrella. Mis oídos captan el sonido, pero mi mente tarda un momento en procesar lo que ha ocurrido. ¿Acaso ha dicho lo que creo que dijo?

—¿Qué dijiste, mi amor?, pregunto con una mezcla de emoción y asombro, mis ojos brillando con anticipación mientras espero su respuesta.

—¿Acaso dijiste mami?

Estrella me mira con sus grandes ojos llenos de inocencia y hace una mueca graciosa que me saca una carcajada. —Vamos, Valentina, di mami, la animo con ternura, esperando escuchar nuevamente esa dulce palabra que ha brotado de sus labios.

Sin embargo, en lugar de repetir lo que le he pedido, Estrella juega con sus pequeños deditos y emite sonidos indescifrables. —Tataaataa..., murmura, sin llegar a pronunciar la palabra que tanto anhelo escuchar. Aunque su intento es adorable, siento una leve punzada de decepción al no escuchar lo que esperaba.

Nuestro momento se ve interrumpido por la llegada del mesero, quien gentilmente nos trae nuestra comida. Coloca la papilla de Estrella en su silla y mi plato de pasta en la mesa, y sin perder tiempo, comienzo a disfrutar de mi comida mientras me ocupo de alimentar a Estrella.

Con cada bocado que doy y cada cucharada que le doy a Estrella, la atmósfera se llena de tranquilidad y complicidad. Sin embargo, de repente, una palabra inesperada rompe el silencio: "papi". Mis ojos se abren con sorpresa al escucharla claramente, y me quedo atónita por un momento, la palabra que había dicho antes era papi y no mami, mi ceño se frunce y le hago un puchero —No mi amor, tienes que decir mami.

—Papi, dice ella nuevamente y mis cejas se levantan viéndola y escuchándola decir eso.

—Pequeña intrusa traidora. Ella sonríe al verme y no puedo evitar hacerlo yo también.

Pov Arturo

No sé exactamente cuánto he bebido pero sé que mucho, me siento un poco mareado, pero consiente, la decepción y el dolor que siento es insoportable, mi estómago siente un vacío enorme, la ansiedad y las ganas de destruir todo siguen siendo persistentes.

Mi celular comienza a vibrar y miro que es Leonel, le respondo y su voz se nota de preocupación —Arturo, de verdad lamento todo, pero era sumamente importante que supieras la verdad y no solo porque yo soy el padre, también porque no es justo que te mientan de esa manera, créeme que lo mejor era que la supieras, gracias por ayudarme a encontrar a lucia y que no se fuera con mateo.

—No se, ni qué decir Leonel, llévate a lucia lo más lejos de aquí porque lo único que quiero es matarla.

Sin esperar respuesta cuelgo la llamada.

Pov Teresa

Finalmente llegamos a casa dos horas más tarde. Bajo a Estrella del auto con cuidado, notando cómo ya se ha quedado profundamente dormida durante el trayecto. Con ternura, la cambio y le coloco su suave pijamita, antes de llevarla a su cuna y asegurarme de que todo esté en perfecto orden en su habitación. Observo su rostro angelical mientras duerme plácidamente, sintiendo la calma y la paz que su presencia irradia en la habitación. No puedo evitar darle un beso suave en la frente, susurrando un —Te amo, mi cielo.
antes de apagar la luz y dirigirme a mi propia habitación.

Una vez en el baño, me sumerjo en la ducha con la esperanza de relajarme y liberar la tensión acumulada. Sin embargo, la ansiedad por saber de Arturo sigue presente en mi mente, y cada segundo bajo el agua parece prolongar mi preocupación. Dejo que el agua caliente caiga sobre mi cuerpo, tratando de encontrar un respiro en medio del torbellino de emociones que me consume.

Después de unos minutos, salgo del baño envuelta en una toalla, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre mis hombros. Me pongo mi bata de dormir y me recuesto en la cama, mi mente aún atormentada por la falta de respuestas de Arturo. Mi mirada se posa en mi celular, esperando encontrar algún mensaje de él que calme mis preocupaciones, pero la pantalla sigue en blanco. Un suspiro de frustración escapa de mis labios, y en un impulso irrefrenable, decido tomar acción y llamarlo.

Me da igual si piensa que soy una intensa, si fue al revés el ya me hubiese ido a buscar, a si como es de tóxico y desconfiado.

Él me responde y su voz se escucha diferente —Hola. Dice el, con un tono de voz quebradizo lo conozco perfectamente y sé que ha estado tomando, mi intuición que nunca falla sabe que algo malo está
Pasando —¿Está todo bien Arturo? Preguntó con un tono de voz de preocupación.

—Nada está bien Teresa, mateo no es mi hijo. Dice con un tono de voz quebrado.

Quedo en shock al escuchar eso y trato de asimilar y pensar bien en lo que responder pero siento que me quedo sin palabras —Queee?

—Lucia me engañó todo este tiempo Teresa, jugó con mis sentimientos de padre, con mis sueños, me mintió y sabes lo que me duele lo esperé más de ti que de ella, perdóname por haber desconfiado de ti, cuando era otra quien me mentía, y no es que me importe lucia mi amor, porque nunca va ver otra mujer a la que ame más que a ti, lo que me quema en el alma esque mateo no es mi hijo.













Foto de estrella.

Foto de estrella

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Teresa 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora