Capitulo 52

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Pov Arturo

Al abrir los ojos, un dolor de cabeza punzante me recibe, como si una orquesta de martillos estuviera tocando dentro de mi cráneo. Mi mano instintivamente se dirige hacia mi frente, cerrando los ojos con fuerza para tratar de calmar la molestia persistente que parece haberse instalado allí.
—Maldita sea, no debí haber tomado tanto anoche, murmuro mientras las imágenes borrosas de lo que conversé con Teresa vuelven a mi mente.

Con esfuerzo, me incorporo de la cama y me arrastro hasta el baño. El agua fría de la ducha cae sobre mi cuerpo adolorido, como un bálsamo refrescante que poco a poco va aliviando mis males. No tengo noción del tiempo transcurrido, pero sé que necesito este momento para recobrar algo de vitalidad. Finalmente, salgo de la ducha y envuelvo una toalla alrededor de mi cintura, observando mi reflejo en el espejo con cierta autocrítica.

Al mirar el reloj, mis ojos se abren de par en par al percatarme de la hora: ¡6:30 de la tarde! Un escalofrío de pánico recorre mi espalda al recordar que tenía que hablar con Luisa, Busco frenéticamente mi celular y me encuentro con una avalancha de notificaciones: 30 llamadas perdidas de Teresa, además de otras de Luisa y Ernesto. Es evidente que he dormido casi todo el día.

Lo de Luisa no me preocupa tanto, pero mierda he sido un desconsiderado y más con mi mujer, debe estar preocupada, miro mis mensajes y veo todo lo que me puso Teresa.

Amor ¿dónde estás?

—Arturo, respóndeme estoy sumamente preocupada

—Entiendo lo que estás pasando y me imagino lo difícil que es, pero tampoco se me hace justo que desaparezcas a si, la vez que te fuiste y me dejaste sola en Cuernavaca me dijiste que no iba volver a pasar y vuelve a suceder y por tres días Arturo, estoy demasiado preocupada.

—Estrella está demasiado inquieta, pareciera que ni siquiera te importáramos.

—Al menos dime que estás bien, maldita sea.

Termino de leer detenidamente todo lo que dijo y sé que tiene razón, pero de tanto que bebí en toda la noche el sueño me venció, debe estar furiosa decido llamarla pero no me responde, pasó la mano por mi cabello mojado con un poco de estrés.

Decido cambiarme y opto por ponerme ropa cómoda, una franela y unos pantalones, decido hacerle un detalle a mi mujer, hace muchísimo tiempo no lo hacía y sé que es porque nuestra relación está en un momento sumamente complicado, pero también es por lo buena madre que es.

Llamo a la floristería y rápidamente responden
—Buenas, quiero los mejores 3 ramos de rosas rojas, a la dirección que le mandaré por mensaje y por favor que sean las mejores, también quiero que cada rato tenga una nota diferente, y que se lo hagan saber a la persona que las reciba.

Unos minutos después mando la dirección y las notas que quiero que escriban.

Trato de pensar bien qué es lo que quiero poner y por un segundo, en mi mente pasa nuestro viaje a parís y se me ocurre una idea.

Primera nota.

La tercera es la vencida. ¿Lo recuerdas? No sabía muy bien qué poner y por un momento pasó nuestro viaje a paris, Te Amo mi amor y quiero que siempre lo recuerdes, te prometo que nuestra relación va cambiar.

Segunda nota.

Perdóname por no avisarte nada, por andar distante y distraído estas últimas semanas, pero estoy pasando un momento sumamente difícil y doloroso, y solo he querido refugiarme estando solo, lo siento por todo esto Teresa, sé que inconscientemente te efecto.

Tercera nota.

Prometo que cuando llegue te daré explicaciones de todo, solo quiero que sepas que te amo y extraño nuestra relación de antes, quiero que ahora seamos los mismos de cuando estrella estaba en tu vientre, te prometo que me esforzaré por confiar en ti, y cambiaré mis actitudes tóxicas.

Termino de escribir todo y siento que mi corazón se apachurra, mi vida está en un caos, todo esto me duele demasiado y ni siquiera se cómo asimilarlo, mi celular comienza a timbrar y miro que es Luisa le respondo al instante y ella comienza hablar —Hermano, cómo estás? Te hiciste la prueba de ADN, verdad que lucia no mintió, dime Arturo.

—No es mi hijo Luisa. Digo con la voz un poco quebrada. —Lucia me lo confirmó y Leonel ya se había echo la prueba de ADN que salió positiva. Añado

—No lo puedo creer Arturo, jamás creí que lucia fuera capaz de engañarte a sí, engañarnos mejor dicho, por lo que veo mis amigas siempre resultan siendo unas cínicas.

—Amaba a mateo, lo amo, compartí momentos muy bonitos con él. Me quedo callado y ni siquiera sé qué más decir, suelto un suspiro y espero que Luisa hable porque sin duda no sé ni que más hablar.

—Yo lo sé Arturo, si a mi me duele que no sea mi sobrino le imagino como te has de sentir tú, pero sabes que todo estará bien, tienes una familia, y me tienes a mí y a Santi.

—Si Luisa, lo sé.

.....

Llego a la casa, con un poco de dolor de cuerpo y
miro que los tres ramos están en la mesa del comedor, siento un poco de incertidumbre al subir las gradas, sé que me espera una conversación sumamente larga con Teresa, me voy directamente al cuarto de estrella porque la extrañé demasiado, la miro y esta durmiendo como un angelito, quiero cargarla pero si lo hago la despertaré, le doy un beso en su mejilla, miro su carita de ángel y lo hermosa que es, sin duda lo mejor que me pudo dar Teresa fue darme a este angelito, es la niña más bella que he visto. —Te amo mi  cielo, eres lo mejor que tiene papá, daría la vida por ti. Le susurro y seguido de eso le doy un último beso. Por un momento pienso lo afortunado que soy al tener a estrella ella es lo mejor que la vida me ha dado.

Salgo del dormitorio de Estrella y entro en el de Teresa. Todo está oscuro pero la luz de la pantalla de su celular llama mi atención ella está recostada en la cama, absorta en una conversación telefónica. Nuestros ojos se encuentran brevemente antes de que ella retome su atención hacia la llamada.

—Hablamos mañana, madrina —dice con calma a través del teléfono—. Dile a mamá que la quiero y que pronto iré a verla con Estrella.

Una oleada de confusión e inquietud me embarga al escuchar esas palabras. No tenía ni la menor idea de que Teresa estuviera en contacto con su madre o su madrina. Mi ceño se frunce mientras intento procesar esta revelación inesperada.

Ella se levanta y yo me acerco, pero no digo ninguna palabra y solo me acerco a abrazarla, ella queda inmóvil y sé que debe de estar confundida, pero por alguna razón sentirla cerca de mí, me da una tranquilidad extrema, siento como si ella fuera mi refugio y el peso de lo que he estado pasando todo este maldito mes, se vuelve evidente, comienzo a llorar y siento sus manos en mi espalda —Siento mucho esto Arturo, susurra ella. Pero yo simplemente comienzo a desahogarme, nunca había sentido un dolor como el de estos momentos, aunque ahora que sé que mateo no es mi hijo, igualmente me va dolor dejar de verlo y que no esté en mi vida.

—Ven. Ella se separa de mí y toma mi mano se arrecuesta en su cama y yo igual lo hago, pone mi brazo al rededor de su cuello y por fin siento tanta paz, ella acaricia mis pectorales y una de mis manos va directamente a su cabello, ella mueve su cabeza y me mira directamente a los ojos. —Todo va estar bien. No digo nada y ella solo me abraza yo igual lo hago y me quedo dormido.

Teresa 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora