39. Arrastrar

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—(...) un atento llamado a las autoridades correspondientes —la conductora terminó la nota enfatizando con un golpe suave a la mesa.

Hubo cambio de cámara, y el alejamiento y la música prepararon a la audiencia para pasar a una sección distinta.

—Es momento de ir a los espectáculos —dio apertura la conductora—. Y nuestro querido Luis Acosta, nos tiene lo más importante de la farándula. Adelante, Luis.

El foco se dirigió a la derecha. Un hombre vestido casual agradeció la entrega de la batuta, luego vio al frente, la pantalla a su lado mostrando el previo de las imágenes que posteriormente dominaron la vista general del noticiero.

—¡Tremenda bomba nos dejaron caer! —resaltó teatral— Esta vez ya no quedan dudas. El huidizo y cotizado CEO de Antares...

Bastó la mención indirecta para que Gabriel dirigiera su atención a la televisión empotrada en una de las columnas del área techada de comida del parque.

—... Fue captado por nuestras cámaras, saliendo de su penthouse del brazo de la misteriosa mujer que trae de cabeza a las redes. Mucho se ha rumoreado acerca de la identidad de ella —el vídeo reproduciéndose mostraba a Ander protegiendo a la joven mujer, que agachaba la cabeza, forcejeando con la marabunta de reporteros esperándolos fuera del elevador, en el estacionamiento—, y parece que poco a poco los detectives del internet se han acercado a las posibles candidatas detrás de tanto misterio.

Como si se tratara de un absurdo juego de adivina quién, se mostraron tres fotos. Por lo que entendió Gabriel, dos eran modelos que estaban comenzando su carrera, lo cual explicaría su anonimato, y la tercera era una artista plástica cuyo nombre apenas era conocido en un par de círculos.

Tres mujeres de una belleza espectacular, a la altura de las anteriores parejas y escándalos de Ander.

Tres mujeres que Gabriel supo de inmediato que no eran.

El presentador de la sección de espectáculos continuó hablando acerca de las sospechosas, y los varios lugares en que fueron vistos, la presentadora tratando de mantenerse al margen del chisme pese a las insistencias del conductor de sumarla a su emocionante discurso; y Gabriel sintió que la boca se le secaba y el aire pasaba árido por su lengua y garganta, cayendo pesadamente en sus pulmones.

Ninguna de esas mujeres era quién sostenía el brazo de Ander, siendo protegida de las cámaras celosamente, y estaba seguro porque, en las pocas imágenes captadas por el vídeo, en una postura que se le hizo familiar, usando un conjunto de ropa casual y holgado, Gabriel la identificó. Ella era la mujer del hotel en Birmingham, la que jugaba con su celular, y no era ninguna de esas tres personalidades mostradas.

La recordaba a la perfección. Su aura era muy distinta a la de cualquiera (hombre o mujer) de la farándula.

Ser consciente de haberse encontrado con ella, y de estar seguro de quién no se trataba, tomó su intestino grueso y lo ató a su cuello, moviendo su estómago hasta hacer que el revoloteo erosionara su de por sí desgastado interior. Estuvo frente a ella, sin que ninguno supiera, durante su intento fallido por arreglar las cosas con Ander.

La mujer, Ander y él, estuvieron en Birmingham.

Una sonrisa demacrada deslució su rostro.

El mundo se cerró a su alrededor y las miradas de la gente, situadas en sus propias vidas, desentendidos de la suya, las sintió encima, viendo a través de su semblante descompuesto por las noches de desvelo y los problemas para comer, leyendo la verdad detrás de cada uno de los latidos lejanos encerrados en su pecho. Y reían, se reían y se burlaban de que a pesar de las semanas transcurridas su corazón se negaba a olvidar a Ander. Se reían porque estuvo frente a frente con la mujer que ocupaba su sitio en los brazos del hombre que amaba.

Los Secretos del Hombre de Mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora