61. Pasado

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"A mis queridos hijos e hija:

No espero que me perdonen. No fui una buena madre. Aunque mil veces juré que daría mi mayor esfuerzo para serlo. Lo juré, cada día antes de que el demonio que dormía a mi lado se quitara la máscara; y después de que destruyera nuestra falsa felicidad, cada segundo. Mil veces lo juré, y mil veces les fallé intentándolo. Ese será mi más grande pecado, y mi más grande castigo.

La razón de esta carta es darles lo que, espero, algún día, cuando tengan el poder suficiente para eludir o rivalizar con su padre y el signo de pesos que ha puesto sobre las autoridades, se convierta en la llave que les de la libertad que no pude darles. Y, para que lo logren, lo primero es que tengo que desaparecer. Quizás, para este momento lo entiendan mejor. Mi existencia es en un grillete para ustedes, en especial para Ander, quien debe dejar de culparse por hacer lo único que está en sus manos.

Ander, no hay motivo para odiarte a ti mismo, ni tampoco para culparte por lo que pasará. Estoy orgullosa de ti, y de como a tu corta edad, te has sacrificada para protegernos. Estoy orgullosa de cada uno de ustedes, de Aura, de Adel, de Ander, de su fuerza, y estoy avergonzada porque no tendrían que haber sido tan fuertes. Yo tendría que haber sido la fuerte. Nada de esto tendría que haberles pasado.

En el momento en que yo muera, Ander heredará cuanto me queda que, aunque no es mucho, puede ser suficiente para que escapen o se muevan, sirviéndose de las pruebas que he recolectado en contra de su padre.

Estas pruebas, que prueban los fraudes que ha cometido, desviación de fondos y evasión de impuestos, así como chantajes y otros tantos delitos, deberían bastar para alejarlo de ustedes, sin que tengan que hablar de lo demás.

La alegría de mi vida fueron ustedes. Lo único que valió la pena, fueron ustedes, y lamento no haber sido la madre que necesitaban que fuera. Lo siento.

Los documentos los encontrarán en la capsula del tiempo.

Cuídense, y no olviden que siempre los amé y los amaré, más allá de mí."

* * *

Ese día, hablando meramente desde un punto de vista meteorológico, fue un buen día. Despejado, no muy caliente, con una brisa ligera proveniente del sur, un suave regusto salado dada la cercanía del mar.

La sal, fue lo primero que Ander notó en sus papilas gustativas al recobrar la consciencia.

La notó en su nariz, y la notó en su boca.

La notó en el aire que entraba por sus fosas nasales y en la apertura de sus labios, y en el liquido goteando al interior de estos.

Las gotas tenían ese toque salado, que pronto se inclinó hacia al óxido en su consciencia brumosa.

Los Secretos del Hombre de Mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora