«Regreso» a Lazytown

26 4 3
                                    

Tras dos años como la «nueva» de la ciudad, Stephanie se sentía abrumada. Sus amigos, la tienda, el villano de Robbie Rotten, Betsy y el héroe vestido de azul, Sportacus, retumbaban en su mente.

Todo esto me recuerda a algo, pero no sé el qué exactamente. Esto lo he vivido yo cuando estaba en coma. Cinco años en un jodido coma.

Stephanie iba con la clase de los adultos. La chica estaba en aquel aula para evitar repetir curso. Al estar cinco años en coma, su vida se había desvanecido y debía sacarse el graduado escolar, al menos.

En el recreo, se juntaba con sus amigos. Cada vez que Trixie tomaba asiento a su lado a Stephanie le entraban náuseas.

¿Qué te pasa, joder? Solo es Trixie, ella es tu mejor amiga, ¿por qué te dan ganas de vomitar cada vez que se sienta a tu lado?

- ¿Sabéis una cosa? - Trixie empezó a hablar y todos la escucharon con atención - Queda una semana para las fiestas de Lazytown.

- ¿Solo una semana? - Ziggy se quedó atónito - Si que ha volado el tiempo para que solo quede una semana.

- Mola, ya tengo ganas de las fiestas locales - Pixel sonreía al pensar en la diversión -. Al menos nos podremos divertir un poco y salir de la rutina de instituto a casa.

- Stephanie - dijo Stingy -, ¿tu tío te ha comentado algo acerca de las fiestas de Lazytown?

¿Las fiestas de Lazytown? ¿Por qué me da la sensación de que hubo algo que me traumatizó?

Pensaba la pelorosa con la mirada fija en la mesa.

- ¡Pinky! - le gritó Trixie - Stingy te acaba de hacer una pregunta.

- ¿Cómo? - Stephanie volvió en sí - ¡Oh, sí! ¿Cuál era tu pregunta, Stingy?

El pijo le volvió a formular la pregunta. Stephanie se limitó a decir lo poco que sabía sobre los planes que tenía pensado su tío para las fiestas de la ciudad. Sin embargo, uno de ellos era multar a los jóvenes por hacer gamberradas.

- ¿Solo eso? - Trixie estaba extrañada - ¿No te contó nada más?

- De momento, solo me confesó eso.

Stephanie se frotaba la cabeza. El tema de las fiestas le producía dolor en la sien y los chicos notaron algo raro en ella.

- ¿Te encuentras mal, Stephanie?

Ziggy dejó de comer caramelos, no le gustaba ver a su amiga preocupada.

- Sí, sí - respondió Stephanie con las manos en su cabeza -, solo necesito ir al servicio a lavarme el rostro. Nos vemos más tarde.

La pelorosa se levantó del banco que había en el instituto y se fue al servicio. Por su parte, sus amigos hablaban sobre el extraño comportamiento de la ausente.

- No la comprendo - señaló Trixie -, actúa de forma muy extraña. Cuando llegó a Lazytown, me acuerdo que su tío dijo que era algo «especial», pero no sé hasta qué punto lo es.

- Tal vez y es mi opinión - agregó Ziggy a la conversación -, se siente incómoda porque tampoco va con nosotros a clase. Puede que eso influya.

- Tal vez - añadió Stingy -, estar en un aula con gente un poco más mayor que tú intentando sacarse el graduado escolar, puede ser abrumador a nivel personal.

Stephanie estaba en el servicio del recreo mojándose el rostro con agua fría. Se observaba en el espejo y, por dentro, algo estaba fallando. Algo iba mal, pero por mucho que se estrujara el cerebro no conseguía respuesta alguna.

El timbre del recreo sonó y como rendición ante sus preguntas venenosas decidió regresar a sus clases.

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora