Dolph (Segunda Parte)

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El chico mitad danés y mitad letón se acercó a su grupo de «amigos» liderado por el impresentable y problemático de su primo, Roger White.

El líder, con una estatura media y de pelo castaño engominado hacia atrás, saludo a su apreciado primo.

- Dolph, ¿qué te ha dicho la sobrina del alcalde?

- Me ha respondido que a menores de 21 años no les venden el alcohol.

- ¡Joder! ¿Y ella no puede convencer a su tío? - el chico se estaba mosqueando - No sé, es la sobrina del alcalde que colabore un poco.

- Stephanie me ha respondido que no. Además, nos lo podemos pasar bien en las fiestas de Lazytown sin alcohol de por medio.

- ¿Sin alcohol? Venga va, chaval, ¿y qué más? —Respondió uno de los secuaces de Roger cuyo apodo era Veloz.

Aquel nombre artístico se lo ganó a pulso porque el chico tenía movimientos muy rápidos cuando golpeaba. Llevaba dos años metido en el mundo del boxeo y siempre fardaba de lo fuerte y rápido que era a la hora de derribar a su rival. Aquella actitud chulesca no le gustaba a Dolph, ya que su padre fue boxeador profesional y era una falta de respeto el mostrar superioridad por practicar un determinado deporte.

- Cierra la puta boca, Veloz. —Gruñó Dolph.

- ¿Qué coño me acabas de decir, rubito?

- ¡CÁLLATE VELOZ! —Le ordenó White bebiendo su refresco.

Veloz no dijo nada más y el resto se quedó al margen de lo que pudiera decir el líder.

Cualquier día, acabarás muy mal Roger, si sigues con esa actitud y con esta compañía que no te beneficia en absoluto.

Dolph se preocupaba mucho de su primo. A pesar de que eran familia lejana, ambos iban desde pequeños a clase junto con Stingy, pero el pijo se alejó de Roger por su nefasta actitud.

- Oye Dolph - dijo Roger para cambiar de tema -, ¿te parece guapa la Pinky esa?

- ¿Por qué lo preguntas?

- No sé - sonrió con picardía -, no está mal. Tiene un bonito trasero, una bonita cintura...

- Y unos buenos melones. —Comentó uno de la pandilla que hizo estallar en miles de carcajadas a todos los del grupo menos al grandullón.

- ¿Por qué tan serio, primo? Michael solo ha hecho un comentario gracioso.

- Me resulta repugnante, solo eso.

Al chico danés/letón no soportaba ese tipo de actitud de los amigos de su primo.

- ¿Qué te pasa? - preguntó Michael - Es que la Pinky esa, ¿ya la has probado?

- ¿Cómo?

- En la cama, digo.

Dolph pensó en golpear a Michael y derribarlo de un solo puñetazo, pero se quedó en el mismo lugar sin moverse.

- ¿Eres subnormal o te lo haces Michael?

- Cálmate, Dolph.

- Pues dile a tus monos que dejen de decir gilipolleces, Roger. ¡Estoy harto!

Roger intentó apaciguar las aguas hasta que apareció un viejo conocido suyo, Stingy.

La presencia del pijo no le causó alegría a White.

- Stingy, hace tiempo que no nos vemos y eso que vamos al mismo instituto.

- Quisiera hablar contigo a solas, pero viendo que haces uso de tus matones de tres al cuarto en todas las conversaciones y lugares que vas, pues lo digo ahora y me ahorro los discursos.

- ¿Qué es lo que quieres?

- Que no hayan peleas durante las fiestas.

- ¿Y por qué vienes a mí? Soy un tipo legal al igual que mis amigos y mi primo.

- Lo sé, pero siempre estáis metidos en algún rifirrafe.

- ¿Te ha enviado la Pinky esa?

- Si te estás refiriendo a Stephanie, la respuesta es no. Por desgracia, ambos nos conocemos y no me gustaría que hubiera sangre de por medio como otras veces. Aunque tengamos 17 años, alguna que otra bronca con navaja hemos tenido que lidiar.

- Está bien - suspiró White -, no habrá peleas en las fiestas de Lazytown. Palabra.

- Me alegra escuchar eso de ti - dijo el pijo antes de irse -. Nos vemos, Roger.

- ¡Stingy! - le gritó este - Cuídate las espaldas.

- Lo mismo te digo, Roger.

Stingy se marchó en dirección al grupo de sus amigos y dejando atrás, lo que estuvo en su vida, parte de su pasado.

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora