Gimnasia

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El despertador empezó a sonar. La mano delicada de Stephanie salió del edredón y con un golpe suave sobre el aparato lo silencio.

Los pensamientos intrusivos, la devoraron. ¿Y si no voy hoy al instituto? - miraba al techo en busca de una respuesta - Vivo, pero siento que estoy volviendo a empezar de nuevo. Tengo mucho sueño.

Algunas noches Stephanie se las pasaba llorando. No comprendía que le pasaba, sentía un dolor profundo en el pecho. Odiaba el instituto, a pesar de que había formado un gran grupo de amigos. Stephanie estaba agotada, cansada y frustrada tanto física como psicológicamente. Parecía que el destino estaba mofándose de ella, moviendo las piezas de la tabla de ajedrez a su antojo mientras que la chica solo podía observar, detenidamente, como iba perdiendo la partida.

Con pocas fuerzas se levantó de la cama. Antes de salir de su habitación se miró en el espejo de su tocador.
Ya estaba empezando a odiar el rosa.

Mientras tanto en la nave, Sportacus iba de un lado para otro. El héroe estaba inquieto por lo sucedido de ayer.

Empezó a sangrar la nariz y sentí un pinchazo en mi corazón, no comprendo nada. ¿Qué me pasa? Como sano, hago ejercicio y duermo a mis horas, ¿acaso me merezco morir tan joven?

La muerte era un hecho que Sportacus había admitido de hacia un tiempo. Nadie puede escapar de las garras de la parca y su guadaña.

El héroe tomó asiento, necesitaba procesar que su fecha de ida estaba por llegar. Stephanie... Su nombre fue lo primero que le vino a su mente, la echaría de menos al igual que a todos, pero ella formaba parte de su mundo.

Sportacus dejo a un lado sus pensamientos negativos, se levantó de la silla y con rapidez cogió el telescopio. ¡Puerta! gritó.
La puerta blanca de la nave se abrió y el héroe se sentó al borde de esta sin miedo a las alturas. Con el telescopio observaba la tranquilidad de Lazytown. Todo está normal, pensaba echando un ojo al parque y, luego, al instituto de los chicos.

Los chicos tenían gimnasia.
Los alumnos empezaron a calentar, después de eso, tuvieron que realizar el Test de Cooper. Pese a que aquella prueba los alumnos la maldecían a regañadientes, Sportacus le resultaba gracioso. Os ganaría de sobra, sonrió el héroe.

Con el telescopio buscaba a Stephanie, pero no la halló. Tal vez, este enferma, pensó. Con el aparato, regresó al parque.

¿Y esa chica?

Sportacus se sorprendió al ver una joven con el pelo corto castaño con una diadema roja y un chándal rojo pastel. Aquella chica captó su atención.

¿Quién eres?

Aquella chica se tumbo en el césped.

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora