Pelea el viernes (Segunda Parte)

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- Trixie - él quería tranquilizarla -, es asunto mío y de ese canalla de White.

- Sabes perfectamente que ese fantasma nunca va solo. Además, está tarde habrá niebla y seguro que mañana también hará este horrible clima. Tener una pelea en el lago es...

El timbre sonó y la conversación de ambos se dio por finalizada.

- Tengo clase de biología que hoy me toca en el laboratorio.

- A mí, clase teórica.

Stingy besó a su chica. Al separar sus labios de los de la pelinegra, le susurró: Voy a estar bien, nena.

El pijo se marchó a su clase y Trixie igual. Nadie vio la intimidad de su beso porque nadie sabía que eran amantes en secreto.

Stephanie se encontraba en clase de matemáticas. Las ecuaciones de segundo grado le resultaban sencillas de realizar. No obstante, a un lado de la clase fingiendo hacer los ejercicios numéricos, pero con la cabeza metida en otra parte, estaba Dolph pensando acerca de lo que le había contado el despiadado de su primo antes de entrar en su clase.

- Mañana te necesito a ti y a los chicos.

- ¿Por qué?

- He quedado para pelarme con Stingy cerca del lago sobre las 17:30 de la tarde.

- ¿En el lago? - Dolph estaba harto de su primo - ¿Eres consciente de que hoy hay niebla y mañana será tres cuartos de lo mismo?

- Lo sé - respondió Roger -, pero piensa por un segundo. La pelea será cerca del lago donde nadie nos verá y será más fácil darle una buena tunda a ese espabilado de Stingy. Está claro que será uno contra uno, pero quiero que estéis conmigo para que haya público en primer asiento.

- Conmigo no cuentes Roger, el viernes por la tarde tengo planes.

- Dolph, no puedes dejarme tirado como a un chucho pulgoso eres mi primo.

- Político - añadió Dolph -, no de sangre.

- Está bien - suspiró White -, haz lo que te de la gana, pero recuerda que si me pasa algo la culpa será tuya y no mía. Recuerdas el trato que tienen nuestros padres, ¿verdad?

- Vete a la mierda Roger.

Dolph se fue a clase pensando en cómo explicarle a Stephanie que al día siguiente deberían cancelar la cita.

¿Y ahora qué excusa me invento para no quedar mal con ella? ¡Maldigo el día en que mi padre se convirtió en el padrino de Roger cuando nació! ¡Joder, maldita sea!

En la clase de matemáticas, Dolph observaba de vez en cuando a la pelorosa, debía decirle lo de anular la cita de mañana cuando antes.

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora