Sportphanie II

Madrugada de insomnio

El viernes de madrugada, Stephanie se despertó un total de seis veces. Las cinco primeras eran la misma historia, una persona cuyo rostro no tenía, y la sexta se despertó porque creía que llegaba tarde al instituto.

La joven le echó un vistazo al despertador. Era noche cerrada y la hora, 05:15 de la madrugada.

Dentro de dos horas me tendré que levantar de nuevo. Casi todas las noches es la misma historia, ¿quién querrá matarme? Tal vez, los cinco años que estuve en coma, ¿tiene algo que ver? - Stephanie se percató que estaba sudada - Genial, tendré que darme un buen baño.

Con las pocas fuerzas que su cuerpo tenía, Stephanie se fue al servicio para darse una ducha y cambiarse de pijama. Por su parte, Milford oyó el sonido del agua proveniente del servicio.

¿Stephanie se está duchando? ¿A estas horas?

El hombre se levantó de la cama para averiguar que le sucedía a su sobrina. Al llegar al cuarto de baño, Milford llamó a la puerta.

- Stephanie, ¿te encuentras bien?

- Sí, solo que me he despertado toda sudada.

- ¿Tiene algo que ver las pesadillas?

- Sí.

- Te pediré cita al psicólogo, no es normal que te tengas que despertar tantas veces seguidas en una sola noche - el sonido de la ducha paró -. ¿Puedo entrar?

La chica se puso el albornoz para que su tío entrase al baño.

- Querida - Milford estaba muy preocupado por el insomnio que padecía su sobrina -, debes ir a un psicólogo, no es normal que tengas tantas pesadillas y que apenas puedas reconciliar el sueño.

- Lo sé, tío Milford.

- No tardes mucho en volver de nuevo a la cama, dentro de un rato tendrás que levantarte otra vez.

Stephanie sonrió afirmando con la cabeza.

Mientras tanto, Sportacus se fue a dar un paseo por la ciudad. No iba con su traje azul de héroe salvador, sino de incógnito como le pedía el alcalde en aquella carta.

Andaba entre la niebla que poco a poco se volvía espesa. El joven caminaba en dirección al parque.

Tal vez, un paseo me ayude en lo que me esté pasando.

Al llegar al parque, Sportacus se percató de una figura femenina sentada en uno de los bancos. No quiso acercarse por si asustada a aquella persona, sin embargo, alguien pronunció su nombre.

- ¿Sportacus?

- ¿Merodee?

La chica sonrió al verle, a diferencia de él que mantenía una postura fría y distante.

- ¿Qué haces en el parque a estas horas? - preguntó Sportacus - Es peligroso que vayas sola y de madrugada.

- ¿Y tú qué? - preguntó ella - Tú también vas solo y no te digo nada.

- Pero tú...

- ¿No puedo ir sola porque soy una chica? - Dee le interrumpió - Que sepas que no es la primera vez que voy sola por ahí sin correr ningún riesgo.

- Eso dices ahora - suspiró Sportacus -, pero date cuenta que no es lo mismo estando yo solo de madrugada que tú. Si te ven un grupo de chicos, tal vez no te hagan daño, pero la mayoría aprovechara la ocasión para abusar de ti y robarte. Lo mío es robar e incluso matarme si es necesario.

- ¿Disculpa? - Merodee se levantó del banco y se encaro poniéndose enfrente suya - A mí también podrían matarme y seguramente violarme que es lo más probable.

- Violarte y matarte, pero algunos te dejarán tirada en el suelo con las bragas bajadas y con los ojos llenos de lágrimas para que te acuerdes de la experiencia hasta el final de tus días.

Merodee no contraargumento ante el discurso del héroe.

- Buenas noches, supongo, regresa a casa con cuidado.

Sportacus le dio la espalda a Merodee dispuesto a regresar a la nave, pero la chica le cogió del brazo.

- ¿No quieres acompañarme a mi casa?

- Acabas de decir que no es la primera vez que vas sola sin correr ningún peligro - Sportacus solo quería un paseo tranquilo -, vete tú sola a casa.

- Vamos Sporty - Dee empezó a jugar con su voz dulce -, acompáñame hasta mi casa o puedo ir a la tuya y estar ahí hasta que salga el sol.

- Si vienes a mi nave, estarás en mi cama pero no conmigo, ¿lo entiendes?

Merodee sonrió y le cogió del brazo a Sportacus como si se tratara de su novio.