¿Cómo? (Primera Parte)

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Las horas en el hospital se hacían eternas. Stephanie quería regresar a casa al igual que su tío, pero debían esperar a que el médico les diera el alta.

- Sabes un hecho increíble, querida.

Habló Milford cogiendo la mano a su sobrina. Ella lo miro para que empezara a contar su anécdota.

- Cuando me habías preguntado sobre Rotten, me he acordado que ese chico fue una de las mejores promesas en atletismo.

- Robbie Rotten, ¿atleta?

- Aunque suene como un disparate, ese chico, en sus años de instituto, se iba a catalogar como el mejor atleta de Lazytown.

- ¿Y por qué no lo hizo? - Stephanie seguía sin creerse esa historia - Me resulta sorprendente que el vago de la ciudad casi se convierta en un gran deportista.

- Lo fue - sonrió su tío -, pero un día dejo de ir a clase. Cada vez que le veías no quería responder a ninguna pregunta relacionada con el atletismo. Siempre lo veías de malhumor.
Un buen día me enteré que la universidad que quería convertirlo en un gran atleta había roto todo vínculo con él. Robbie cambio de una forma tan radical que nadie sabe el por qué de su fea personalidad. Era un chico alegre...

- ¿Alegre? - Stephanie no daba crédito a sus oídos - Robbie Rotten, ¿alegre?

- Que mala fama ha adquirido ese joven - respondió Milford -. Antes de que llegaras a la ciudad, mucho antes de tu accidente, conocí a Rotten y siempre fue un chico amable, gentil y con buen corazón - Milford se quedo pensando en cómo era la vida antes -. Nunca sabré el por qué Robbie decidió alejarse del mundo, tuvo una gran oportunidad y la echó a la basura.

- Tal vez, no se sentía preparado para ser atleta profesional o sus padres no quisieron que se fuera lejos de Lazytown.

- Él es huérfano, querida - aquel dato destrozó a Stephanie -. Robbie vivió durante su época de instituto en el orfanato de Olswigh, a tres horas. Qué gran atleta hubiera sido ese chico.

Stephanie iba a abrir la boca, pero el médico entró en la habitación para consultar que los resultados de las analíticas de la paciente estaban bien y qué debía comer más fibra. Media hora después, el doctor les dio el alta.

- Vámonos a casa, tío Milford.

- Te dejaré en casa, tengo que comprar unas cosas.

La chica le respondió está bien. Lo único que quería ella era irse del maldito hospital.

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora