Paranoia

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Stephanie empezó a hiperventilar y la psicóloga fue a llamar a los médicos, pero la chica le gritó que solo quería ver a su tío.

De inmediato, entró Milford muy preocupado.

- ¿Qué es lo que te sucede, querida?

- ¡Tío Milford quítate el chaleco y la camisa!

- ¿Por qué?

- ¡Hazlo!

El alcalde obedeció a su sobrina. Se quitó la americana, el chaleco junto con la corbata y la camisa. Tenía el torso desnudo y Stephanie se incorporo para ver su espalda y zona pectoral.

- Stephanie, estoy empezando a coger frío - se quejó el hombre -. ¿Qué es lo que estás buscando?

- ¿No tienes ninguna marca de bala?

- ¿Bala? - Milford empezó a ponerse las prendas - Nunca me han disparado.

- ¿Nunca? - Stephanie volvió a tumbarse en la cama - ¿Nunca en Lazytown?

- En Lazytown están prohibidas las armas - contestó el hombre -, si quieres conseguir una debes ir a una armería que se encuentra bien escondida y bien vigilada por la policía.

- Entonces, ¿nunca ha sucedido un asesinato en la ciudad?

- ¿Asesinato? - Milford estaba alucinando - Stephanie, en esta ciudad nunca ha sucedido tal cosa horrible. Ni siquiera ha habido robos y eso que muchos jóvenes de tu edad siempre intentan robar en las tiendas pequeñas por los dulces.

La pelorosa se cubrió el rostro con las manos pensando en el recuerdo de Robbie Rotten muerto y el intento de asesinato de Trixie.

- ¿Qué es lo que te ocurre realmente Stephanie?

La joven le confesó lo que había hablado con la psicóloga y su vago recuerdo.

- Es bastante extraño - añadió el alcalde -, pero no sé que decir.

- ¿Qué edad tiene Robbie Rotten, tío? ¿Lo sabes?

- Tiene 27 años.

- ¿Cómo? - se quedó atónita - ¿27 años?

- ¿Qué edad crees que tenía?

- Con los malditos recuerdos, pensé que podía ser el padre de Trixie.

El alcalde se mofo ante la respuesta de su querida Stephanie.

- ¿El padre de tu amiga? El padre de Trixie no se sabe quién es, solo lo sabe su madre que se quedó embarazada por un novio que tuvo. Además, la madre vino a Lazytown cuando tendría unos veinte años. A esa edad es cuando tuvo a Trixie.

Stephanie miró el techo por unos instantes. Los recuerdos solo eran una farsa o castigo que había sido creada por su mente.

- Creo que estoy loca, tío Milford.

El hombre se entristeció por lo que comentó la chica.

- No digas eso, querida - Milford se sentó a un lado de la cama -. Por desgracia, la vida te trato mal a una edad muy temprana. No todos pasamos por un camino repleto de rosas con nubes a su alrededor y que todo parezca fácil y sencillo. A la mayoría nos ha tocado empezar desde abajo, solos y enfrentándonos al miedo. Algunos nacieron huérfanos, otros los han perdido a tu edad y, en la mayoría de las ocasiones, muchos tienen a sus padres y no los aprecian.
Entiendo que es doloroso para ti revivir aquel recuerdo, Stephanie, pero piensa que la vida sigue.

La chica comenzó a llorar y abrazó a su progenitor. Era el único que la comprendía.

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora