Robbie Rotten buscaba el pastel de zanahoria que tanto le encantaba.
Sin embargo, el dolor en su pecho al ver de nuevo a Merodee y recordar los insultos, los golpes, los empujones y el resto de humillaciones, no desaparecían.¡¿Qué estará haciendo Merodee aquí?! ¡¿Y cómo puede ser que el mimado y egocéntrico de Stingy sea su primo?! ¡Maldita zorra malnacida!
Robbie estaba mosqueado; cabreado; deseaba regresar de nuevo al parque y golpear a Merodee con todas sus fuerzas dejándola inconsciente y acabar con el diablo que, en algún momento de su corta vida, fue considerado su amiga del alma.
Rotten cogió el pastel, paso por el pasillo de los cafés y una voz femenina lo llamó.
- Robbie, querido, ¿me podrías hacer un favor?
El delgaducho se giro y vio a la secretaria del alcalde con un café preparado en la mano y con la otra señalando un paquete de café molido.
- No tengo café en casa y el último paquete se encuentra en lo alto de la estantería, ¿me lo puedes bajar por favor?
El chico asintió con la cabeza y le dio el paquete de café.
- Gracias, Robbie.
- Fue un placer, Betsy.
La mujer se fue a la caja y Robbie siguió hundiéndose en su miseria.
En el parque, la prima de Stingy seguía tumbada observando el cielo y los pájaros que volaban surcando el mar galáctico.
La joven cerró los ojos y le vino a la memoria el acoso escolar y callejero que le hacían a Rotten en su época adolescente.
Tendría que haberle aconsejado el suicidio, pero la imbécil de Michelle quiso reírse un mes más del flaco. Lástima que el curso se acabó y con ello, la diversión de joderle la vida a Robbie. Se acabó...
Merodee permanecía con los ojos cerrados hasta que sintió que alguien le había tapado el sol. Al abrirlos observó con sorpresa el cuerpo musculoso de Sportacus.
- ¿Te encuentras bien?
El héroe permanecía de pie con los brazos cruzados acompañado de su carismática sonrisa.
- Sí - respondió hipnotizada por lo atractivo que le resultaba él -, estoy bien.
Merodee se puso en pie y enfrente de ella, Sportacus seguía inmóvil con esa sonrisa tan adorable como seductora.
- Soy Sportacus - el joven le dio la mano -, veo que eres nueva en Lazytown.
- Sí - Dee estaba nerviosa por la presencia del héroe -, mi nombre es Merodee y soy la prima de Stingy.
- ¿De Stingy? - Sportacus se sorprendió - Desconocía totalmente que Stingy tuviera primos.
Él se rió y ella no pudo evitar sonreír.
Mientras ambos hablaban sobre la llegada de Merodee para estar un tiempo con su primo, Robbie llegó al parque y de lejos observó la escena.
¡Ha conocido a Sportimbécil! Tendré que avisarle del peligro que corre con Merodee Hünbergt.
El delgaducho intentó pasar desapercibido al lado de la pareja, pero Sportacus se dio cuenta de la presencia del villano y le saludo.
- ¡Hey, Robbie! - el joven se quedó parado y de reojo miró a ambos - Me sorprende que te hayas levantado tan temprano, ¿te has comprado algo?
- No.
La respuesta de Rotten pilló desprevenido al héroe, ya que siempre que le realizaba alguna pregunta este nunca respondía de forma tan seca. A Sportacus le resultó extraño el comportamiento del villano.
Rotten abandonó el parque en dirección a su cueva, dejando atrás a Sportacus y a Merodee.
Tendré que avisar a Sportacus antes de que sea demasiado tarde.
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Sportphanie II
FanfictionSegunda parte de Sportphanie. Durante sus cinco años en coma, Stephanie «regresa» a Lazytown con vagos recuerdos de su sueño. Sin embargo, la presencia de una nueva chica pondrá patas arriba la relación entre Sportacus y Stephanie junto con la prese...