¡TÍRATE AL AGUA! (Primera Parte)

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- Sportacus.

Robbie hiperventilaba demasiado.

- Te encuentras en muy baja forma, Robbie. —Comentó Stephanie de pie sobre la tabla de madera.

- ¡LLEVÓ AÑOS SIN CORRER! ¡¿A TI QUÉ TE PARECE?! - Robbie volvió a coger aire - Comprendo que tu hermano sea un monstruo, pero...

- ¡NADIE SABE CÓMO ES KÖKŌ EN REALIDAD!

Sportacus tiró al suelo a su hermano golpeando su rostro con el pie. 

- ¡Él ha sido un monstruo toda su puta vida! ¡MATO A NUESTROS PADRES, HA VIOLADO A MUCHAS MENORES E INCLUSO A UNA LE LLEGÓ A SACARLE LAS TRIPAS POR MERA DIVERSIÓN! ¡¿ACASO ÉL NECESITA IR A LA CÁRCEL?! ¡NO! ¡ÉL DEBE MORIR!

- Está bien Sportacus - comentó Stephanie -, no vamos a juzgar ni Robbie ni yo sobre el problemático de tu herm... ¡SPORTACUS!

El héroe intentó girarse, pero Kökō se lo impidió poniéndole una navaja en su cuello. Kökō lamió el rostro de su hermano y acaricio su mejilla con su cabeza como si fuera un gato.

- Este tío es raro. —Dijo en voz baja Robbie, pero el chico le escuchó.

- Vamos a decir que soy especial, flaco - respondió Kökō -. Stephanie, ¿sabes nadar?

- ¿Por qué?

- ¡¿Sí o no?! - Kökō miró por unos segundos a su hermano y le susurró en el oído - No me toques las pelotas, Sportacus, un movimiento en falso y te despides de la vida.

- No se nadar. —Respondió la chica.

- Esto va a ser divertido, tírate al agua - sonrió Kökō -. Sportacus y yo te acompañamos.

Ambos iban andando hacia Stephanie. Esta miró a Robbie con los ojos llorosos, el villano debía hacer algo para salvar al héroe y a la chica.

Si me muevo, este chalado degollará a Sportacus. Quiero verle mal, pero no muerto.

Kökō empujó a Sportacus hacia la pelorosa para que le atara en su pie izquierdo una cuerda con un objeto pesado.

- ¿Qué quieres que le ponga?

- ¿Un ladrillo, tal vez? - Kökō era bastante irónico - Ahí hay unos troncos pesados átalo en su tobillo y nada de tonterías Sportacus. ¡Oye, flaco! - Kökō llamó a Robbie - Ven y así le ayudas al estúpido de mi hermano.

Robbie le obedeció y le echo una mano a Sportacus para coger un pedazo de tronco que pesaba bastante. Fueron de nuevo donde estaba Stephanie. Kökō les ordenó a los tres moverse hasta el final de la tabla de madera.

La pelorosa se aguantaba las ganas de llorar, el pulso de Robbie era inestable y Sportacus necesitaba un momento de distracción de su hermano para acabar con él. Pese a que Kökō llevara una navaja grande, el chico era muy rápido con ellas.

- ¿Y ahora qué? —Preguntó Robbie asustado.

- Atala bien sus pies y los tuyos con el tronco.

- ¡¿Cómo?! - Robbie no quería morir ni tampoco que ella perdiera la vida por culpa de un lunático - ¡Por Dios, no me quiero ir de este mundo!

- Todos nos vamos alguna vez , flaco. ¡HAZLO!

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora