Qué bien se está aquí, nada de alborotos, nada de niños molestando. Solo paz y tranquilidad.
Merodee observaba el cielo azul con algunas nubes blancas desperdigadas por el gigante mar. La chica respiraba el aire puro. El canto de los pájaros era una dulce y suave melodía para sus oídos.
¿Qué es lo que hacen para divertirse en Villa Pereza? La última vez que estuve aquí y deje atrás esta jodida ciudad fue hace diez años.
Dee se quedó pensando por unos segundos al recordar esa cifra.
¿Solo diez años? Parecía que fuera ayer cuando me largué.
En la cueva subterránea y en la oscuridad, Robbie salió para comprar su pastel favorito en la tienda cerca del ayuntamiento. El pastel de zanahoria era una delicia para él. Pese a llevar verdura, a Rotten le gustaba muchísimo su textura y sabor.
El delgaducho tuvo que pasar por el parque. La presencia de Dee le llamó la atención, dado que eran las 10:15 de la mañana y casi todos los habitantes de Lazytown estaban trabajando o en clase.
¿Alguien siendo perezoso sin que Sportimbécil este dando volteretas a su alrededor? Debe haber un virus extraño en el ambiente o el tipo azul ya estaría animándola a hacer algo.
Robbie siguió su camino, pero una voz femenina pronunció su nombre.
- ¿Robbie Rotten?
El joven dio media vuelta y observó a una de las peores personas que pudo haber conocido en su época adolescente.
- Merodee Hünbergt.
Ella sonrió al ver de nuevo a aquel chico delgado que fue compañero suyo en el instituto.
- Ha llovido mucho desde la última vez que nos vimos - Dee aparentaba felicidad de verle -. ¿Cómo te ha ido todo? ¿Sigues siendo muy deportista?
¿Deportista? ¡Me jodiste la existencia en el instituto, pécora!
- El deporte es cosa del pasado - él quería ir a la tienda cuando antes -. ¿Y cómo te va a ti? ¿Por qué estás en Lazytown?
- Voy a estar unos días viviendo con mis tíos y con mi primo Stingy. Por otro lado, todo me va bien.
Robbie no sonrió ni tampoco añadió información en la breve conversación, estaba molesto de ver a aquella chica.
- Que gran deportista nos perdimos.
- ¿Disculpa?
- Si hubieras aguantado un poco más las burlas y humillaciones por parte de toda la clase, Robbie, y no te hubieras acobardado cuando tuviste la oportunidad de irte a una buena universidad como deportista de élite, tal vez serías el mejor atleta que habría tenido Lazytown.
Robbie quería golpear a Merodee en la boca del estómago para que no pudiera respirar por unos segundos.
- Tal vez - suspiró él -, pero la envidia es un arma muy poderosa y no todos saben controlarla, ¿no crees, Merodee?
- ¿A qué te refieres, encanto?
- Yo nunca tuve envidia de ti, ni cuando estuviste encerrada durante un año en el psiquiátrico de Illinois por estar obsesionada con el profesor de gimnasia quien te dejó embarazada y le jodiste su vida familiar.
Merodee volvió a sonreír y escupió en el suelo como muestra de desagrado hacia Rotten.
- El acoso que recibiste en el instituto debería haber provocado tu muerte y, sin embargo, delante de mí tengo al flaco y maricón de Robbie Rotten.
El chico sonrió e hizo una mueca de desagrado escupiendo en el suelo también.
- No soy maricón, Merodee, pero tampoco soy una zorra rompe hogares que estuvo internada en un psiquiátrico.
Robbie se dio media vuelta dejando a la chica del pelo castaño sola en el parque. El delgaducho se dirigía a la tienda cerca del ayuntamiento aguantando las ganas de llorar por haber recordado la peor etapa de su vida.
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Sportphanie II
FanficSegunda parte de Sportphanie. Durante sus cinco años en coma, Stephanie «regresa» a Lazytown con vagos recuerdos de su sueño. Sin embargo, la presencia de una nueva chica pondrá patas arriba la relación entre Sportacus y Stephanie junto con la prese...