Flasbacks (Primera Parte)

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La eternidad en la asignatura de lengua era inaguantable. Stephanie tomaba apuntes de lo que dictaba la profesora sobre el posible contenido que entraría en el próximo examen.

- Recuerden señores - dijo la señora Brown -, antes de las vacaciones realizaré el examen.

La profesora Brown continuó dando el contenido para la prueba antes de las fiestas.

La pelorosa era la única que iba tomando apuntes. La mayoría de sus compañeros eran jóvenes de su edad o dos años mayores que ella. Ellos tenían el carnet de conducir; salían a fumar cuando era hora de almorzar y tenían un gran recorrido en beber alcohol. No obstante, en el aula había un chico alto, musculoso de rostro cuadrado, rubio y de ojos claros. Era un año mayor que Stephanie.

La chica se fijó en aquel muchacho. En él había un suceso curioso, le resultaba familiar a Stephanie hasta que en el momento que la profesora le llamó por su nombre, a la chica le vino una especie de flasback en su memoria.

- Dolph - dijo la profesora -, ¿puede salir a analizar está oración?

El chico accedió y al levantarse y mirar por unos segundos a la pelorosa, la adolescente retrocedió a la mañana de la primera semana de las fiestas. Aquel chico llamado Dolph era uno de los secuaces de Roger White, el chico más popular del instituto.

¡Hey, Dark! Dile a tu tío que nos deje comprar alcohol.

Lo siguiente que le vino a la memoria fueron las mofas de los estúpidos amigos que tenía White cuando la sujetó del brazo antes de entrar en la tienda.

¿Por qué me llamó Dark? Siempre voy de rosa y siempre me apodan la rosis o pelorosa, ¿Dolph...?

La nariz de Stephanie empezó a sangrar, recordó que ese tal Dolph llevaba encima una navaja al igual que Roger quien amenazó a Stingy en el parque.

La profesora se percató que su alumna se desangraba.

- ¡Stephanie, ve al lavabo! - exclamó la profesora - Ten, las llaves del servicio de los docentes.

La adolescente las cogió, pero al levantarse del asiento perdió el conocimiento y cayó al suelo alterando al resto de compañeros de clase. Stephanie se había golpeado fuertemente en la cabeza.

Con el paso de las horas, se despertó en su cama. Al abrir los ojos, escuchó, entre cortado, dos voces masculinas de fondo.

- Tranquilícese alcalde, ...bajón de azúcar...

- ¡Carambolas! ¡Voy...crepés! ¡Carambolas! ¡No tengo...! Voy al...ahora vuelvo.

Tras esa conversación, el siguiente sonido fue un portazo.

La joven se levantó de la cama, se sentó por unos segundos en el borde del colchón. Al poner sus manos en la cabeza se dio cuenta que llevaba una venda.

¿Por qué llevo una venda? ¿Qué me ha pasado?

Las preguntas le producían dolor de jaqueca. Apenas recordaba el suceso en la clase de lengua, solo aquel chico grande llamado Dolph.

Con gran esfuerzo, Stephanie se dirigió a la cocina apoyándose en las paredes del pasillo. Al llegar al sitio, se encontró a Sportacus bebiendo un batido de frutas.

¿Batido de frutas? ¿Sportacus? ¿Batido...?

- ¡Stephanie! - exclamó el héroe al verla - ¿Te encuentras mejor?

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora