El lago (Primera Parte)

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Stephanie corrió lo más rápido que pudo, sin embargo, se tropezó con una rama y cayó en el suelo rodando colina abajo. Al levantarse, se percató que tenía heridas en la zona del pecho. Le cocían, pero no podía detenerse por culpa de un psicópata que la perseguía. Siguió corriendo hasta llegar a la zona del lago que estaba cerrada con cintas policiales.

A su alrededor solo había naturaleza y el agua. Las heridas le cocían bastante, por lo que cerró la cremallera de la chaqueta para cubrir su pecho.

El lago está aquí - se dijo a sí misma -, y el camino a casa está por allí.

Señaló aquel camino donde Stingy los llevó para buscar a White y a sus súbditos.

Stephanie empezó a mover los pies, pero Kökō se lo impidió poniéndose en medio de su camino.

- Esto es como un videojuego, guapa, tendrás que matarme si quieres pasar.

- Déjame Kökō, solo quiero volver a mi casa.

- No - respondió el chico con tono burlón -, vamos a divertirnos un poco, ya que en la nave no has querido cooperar conmigo.

Stephanie vio una rama de un sauce llorón. La cogió y Kökō empezó a reírse por el «arma» que había seleccionado la joven.

- ¿Una rama? - él se mofaba - Voy a acabar contigo de inmediato, perra.

El falso héroe corrió hacia ella saltando y dando una voltereta en el aire. Era idéntico a su hermano con los movimientos y los saltos. Al ponerse detrás de Stephanie, ella no le dio tiempo a reaccionar y se llevó un golpe en su rostro cayendo al suelo.

Kökō se puso de nuevo encima suya con sus rodillas pisando sus antebrazos para que Stephanie no pudiera moverse.

- Eres más aburrida que una monja y eso que me he divertido con muchas niñas que lo único que hacían era llorar cuando les bajaba las bragas. Follar vírgenes ha sido lo más placentero que he hecho en mi vida.

Stephanie le escupió en la cara.

- Eres un psicópata, un violador y un ¡HIJO DE LA GRANDÍSIMA PUTA!

Kökō golpeó a Stephanie en el rostro para que cerrase la boca. Me importa una mierda si vas a gritar o no, pero te aseguro que te va a gustar esto, le susurró en el oído.

Le abrió la chaqueta. Observó que en el pecho de la chica tenía heridas a causa de haberse caído colina abajo. Como acto de disfrute y causar aún más dolor, apretó las heridas de Stephanie provocando que ella gritara. Apretaba tanto en sus heridas que en una empezó a colarse la sangre entre los dedos del joven. Kökō lamía la sangre de su víctima.

Con sus manos, empezó poco a poco a estrangular a Stephanie. Te prometo que será la ultima vez que haga un acto tan atroz como este, debías haberte portado bien Stephanie, susurró Kökō ahogándola.

Stephanie no podía respirar, tampoco podía moverse porque sus brazos estaban opacados por las rodillas del criminal. Antes de morir, solo vio el rostro de aquel que pensó que era Sportacus sonriendo con satisfacción.

Tú morirás y yo disfrutaré de tu muerte, señaló Kökō.

Para su desgracia, recibió una patada en el lado derecho de su cabeza que hizo caerse a un lado quedándose completamente aturdido.

- Te dije que no le pusieras la mano encima, Kökō.

Sportphanie IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora