Capítulo 46

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Sábado, 17 de diciembre.


Por fin sábado. Ha sido una semana demasiado larga, casi infinita para mí. Hasta podría decir que está siendo la semana más lenta y duradera de mi vida.

Desde que el lunes Ash y yo discutimos no nos hemos dirigido la palabra. La verdad es que me puse demasiado borde y agresiva con ella, pero aun así no soltó prenda. A partir de ahí, Albert ha sido, más que nunca, mi consejero porque claro que me duele estar así con la que pensaba que era mi mejor amiga, pero con todo lo que está pasando me estoy dando cuenta una vez más que no es oro todo lo que reluce, y de que quizá debería de callarme la boca cuando se me ocurren cosas como que alguien se venga a vivir conmigo o hacer algo que nadie quiere por alguien al que quieres.

-¿Hola? ¿Te he despertado?-.

-Buenos días Alice- le oigo bostezar al otro lado del teléfono. -La verdad es que sí -.

-¡Ups! Lo siento-.

-Nada, no te preocupes. Me venía bien un despertador, ya es tarde-.

-Es que eres un poco dormilón- se ríe aún dormitando al oír esto último.

-Bueno, ¿qué quieres?-.

-¿Te apetece acompañarme a hacer unas cosillas?-.

-Vale, pero antes de las seis tengo que estar libre, he quedado con los compañeros de la facultad-.

-Está bien. Pero hasta las seis eres todo mío -.

-Exactamente- vuelve a bostezar.

-Gracias-.

-No tienes por qué darlas Alice. En menos de una hora estoy en tu casa-.

-De acuerdo, pues ahora te veo-.

-Hasta ahora-.

Me arreglo para salir a la calle. Bueno más bien me preparo, vaqueros oscuros, camiseta básica y una chaqueta de punto visten mi cuerpo antes de que me ponga el abrigo y alcance el bolso de la barra americana para bajar las escaleras a toda velocidad. Saludo a Eric antes de salir escopetada del portal y empaparme con las abundantes gotas que escupen las nubes que calan en mi ropa antes de subirme al coche.

-¿Estaba fresquita el agua de la piscina?-.

-¡Imbécil!-.

-No te enfades. Es que parece que acabas de zambullirte en una-.

-¿No has visto cómo llueve?-.

-Sí-.

-Pues ya ves que no ha sido una piscina. Ha sido la lluvia-.

-Tú y tu sentido del humor- dice irónico.

-No estoy como para reírme-.

-¿Y eso por qué? -.

-Por todo. Parece que me ha mirado un tuerto, Louis me engaña, no me hablo con mi mejor amiga...-.

-Pero yo estoy aquí - me interrumpe. No puedo resistirme a abrazarlo antes de que arranque el vehículo. Parece mi ángel de la guarda. Desde que apareció en mi vida, es como si con cada cosa que me pasa apareciese para aliviarme.

-Buenos días. Sentaos. ¿Qué desean?-dice amable una mujer que se sienta tras el mostrador de la agencia de viajes nada más entrar.

-Quiero un billete para los ángeles-.

-¿Uno? ¿Mejor dos no? Ya casi es navidad, no deberías dejar a tu novio solo, es muy guapo y podrían arrebatártelo- Albert y yo nos miramos para después soltar una carcajada.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora