Capítulo 55

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Jueves, 29 de diciembre.


El día ha amanecido al más puro estilo invernal, la nieve cubre la ciudad, el viento sopla fuerte en las calles y el cielo cubierto con un espesor nuboso amenaza con derramar otra capa blanca inmaculada y gélida sobre el suelo.

Ash está trabajando, Louis ultimando los detalles junto al grupo para la gala navideña de esta noche que los chicos tienen en el programa donde empezó su carrera como grupo y yo paso la mañana ocupándome de las cosas de casa. He salido a comprar todo lo necesario para la fiesta que vamos a dar en un par de días por fin de año. También me he tomado un momento para terminar de leerme por fin el libro que me regaló Albert y del que hemos acordado hablar y opinar en una especie de asamblea de dos que haremos cuando empiece el nuevo año.

En el momento en que Louis llega, salimos a comer por el centro. Hemos recuperado la magia por completo, en los postres nuestras manos se entrelazan sobre la mesa, nos besamos y nuestros ojos brillan al encontrarse mientras compartimos un pedazo de tarta de queso con mermelada de arándanos.

Louis paga con su tarjeta tras insistir en que no se me pase por la cabeza el sacar la cartera y deja algo de propina al camarero antes de salir de allí, para al entrar en el coche, poder taparme los ojos con mi propia bufanda. Le ha cogido el gusto a esto de dejarme sin campo de visión para sorprenderme. No sé dónde vamos, solo tengo conciencia de que voy con él en el coche escuchando a Ed Sheeran por la radio.

Me ayuda a bajar del vehículo, estoy nerviosa, no tengo ni idea de que va todo esto. Él me ayuda guiándome, dándome órdenes para no caerme mientras yo no paro de pensar en que voy a acabar por los suelos entre la nieve en una de mis pérdidas de equilibrio. Oigo que una puerta se abre, al entrar por ella un millón de dudas atormentan mi cabeza. ¿Estamos dónde creo que estamos? Reconozco el olor del lugar, pero si estuviera en lo cierto con mis pensamientos habría ruido y solo se oye una cafetera industrial preparando una taza de oloroso y fuerte café. Definitivamente podemos estar en cualquier sitio.

Dejo de oír ruido. Louis me sienta sobre una silla.

-¿Reconoces esto?- pregunta rompiendo el silencio.

-¿El qué? - digo dudosa justo antes de que me interrumpan los acordes entonados por una guitarra. ¡Espera! Ese conjunto de notas, esa melodía... ¡Esa es mi canción! -¿Tú cómo te sabes eso?-.

-No sé, dímelo tú-.

-¿De dónde lo has sacado?-.

-De en medio de tu cuaderno. Ayer cuando fuiste al baño lo ojeé y se cayó el papel-.

-Pero...-.

-¡Vamos canta!- me interrumpe. Cuenta hasta tres y de nuevo empieza a tocar mi composición, pero no puedo, me acuerdo perfectamente de la letra, pero algo me impide cantar. -¿Qué te pasa Alice?-.

-Nada-.

-¿Entonces?-.

-Me da vergüenza-.

-Ya hemos cantado juntos otras veces-.

-Pero en casa, sin nadie alrededor-.

-¿Y qué te hace pensar que esta vez es diferente?-.

-Que has conducido demasiado tiempo como para estar en casa, que al abrir la primera puerta ha sonado una campanilla y que una máquina está preparando café y nunca preparas el café tú mismo-.

-Estamos los dos solos. Confía en mí-.

-Está bien-.

Louis vuelve a hacer una cuenta atrás para empezar a tocar mi melodía de nuevo, escucho con atención y al tercer compás empiezo a cantar. No sé lo que estoy haciendo, solo sé que confío plenamente en él.

Me ha hecho repetir la canción un par de veces antes de destaparme los ojos para comprobar que estaba en lo cierto, estamos en la tienda de música de las afueras de la ciudad. No sé cómo, pero ha conseguido que le hayan dejado la tienda vacía, únicamente con una dependienta para poder usar el estudio de grabación a nuestro antojo. Desconozco el porqué de grabar mi canción, igual es que quiere que no se pierda o simplemente quiere tener una copia ya que es evidente que va dirigida a él, supongo que acabaré por enterarme de la razón de todo esto.

Ahora nos dirigimos a casa. Hemos tomado un café a solas, mirando como fuera los niños jugaban con la nieve tras el cristal antes de volver. Los chicos tienen gala navideña en el talent show en el que empezó su carrera, The X Factor, y debemos estar allí antes de las ocho preparados para el evento.

A prisa nos arreglamos. Louis va casual como de costumbre para sus apariciones en el escenario, de todas formas ahora pasará por maquillaje, peluquería y vestuario antes de su actuación junto al grupo. Y en mi caso, he elegido algo sencillo, no demasiado arreglado, pero sí apropiado para la ocasión. Cubriendo mi silueta luzco unos pantalones pitillo marrón tierra, camisa a cuadros que combina granate, azul marino y blanco, sobre esta un jersey del último color y para rematar con el calzado, he optado por unos botines de tacón ancho y plataforma en tono granate con cordones que estilizan mi figura. El pelo lo dejo suelto y por maquillaje uso el habitual, no me complico demasiado, yo ocuparé un lugar entre el público, no debo preocuparme demasiado por mi apariencia, aunque tampoco debo descuidarla.

Esta vez conduzco yo hasta el estudio desde el que el grupo saldrá hacia el lugar de la gala. Allí nos reunimos todos, y en los coches habituales, con la pertinente vigilancia vamos hasta el lugar de la cita.

Los fans que no han conseguido entrada se agolpan a las puertas del estudio. Hay seguidores de diversos artistas, lo sé porque solo hace falta pararse a miras sus pancartas, camisetas y demás para darse cuenta.

Me despido de Louis con un beso y deseo suerte al equipo. El evento está a punto de comenzar y debo ocupar mi lugar. Elisabeth me acompaña al igual que Sophia puesto que Perrie también actúa y Rose hace tiempo que acabó su romance con Harry así que no hemos vuelto a saber de ella.

La actuación de los chicos ha sido genial, gran calidad de sonido, buena puesta en escena y ellos han estado brillantes como siempre. Ha sido un gran cierre de gala a manos de One Direction.

Me encuentro en el backstage, estamos recogiendo para ir cuanto antes al afterparty que se celebra en menos de media hora en un local del centro de la ciudad al que asistirán todos los artistas de la gala, presentadores, caras conocidas, invitados...

Tras un par de copas, entonar varios éxitos del momento y bailar entre famosos ha llegado la hora de retirarnos a descansar. Vamos hasta el estudio donde está el coche junto al equipo y una vez allí nos despedimos para que cada cual tome su camino.

Tomo el mando del volante, ambos estamos agotados, pero se ve a la legua que Louis necesita más un descanso que yo.

Al llegar a mi edificio aparco, pero cuando me dispongo a salir del coche Louis agarra mi brazo y hace que no me mueva.

-Alice, eres tú la única que quiero al final del día- siento como sus labios se funden con los míos transmitiéndome su calor, el sabor de su boca me hace saber que no podría vivir sin sus besos y que no soportaría el no tenerlo conmigo.


Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora