Capítulo 60

29 4 0
                                    

Domingo, 8 de enero.


-¡Buenos días Alice!- oigo una voz que susurra en mi oído. Pasan unos segundos. -¡Buenos días!- abro los párpados con dificultad, pestañeo un par de veces para enfocar la vista y sin poder reaccionar unos labios besan los míos dejando un suave gusto a café sobre ellos. Sonrío, al abrir definitivamente los ojos me encuentro de frente con los suyos y antes de que consiga alejarse vuelvo a besarle.

Louis ha venido para estar conmigo, conocer al pequeño Ethan y acompañar a Ash.

Bajamos juntos a por algo de desayuno a la cafetería para llevar. Lo subimos a la habitación para compartir la primera comida de la mañana con mi amiga.

Solo he dormido unas cuatro horas, me duele la cabeza del cansancio, pero el café me ayudará a sobrepasar el día. Terminamos con toda la comida que previamente habíamos comprado y unos cinco minutos después una de las enfermeras de planta entra en la sala para informarnos que debemos dejas el cuarto libre ya que van a realizar unas pruebas a mi amiga para comprobar que no tiene ningún trastorno que haya podido provocar el parto prematuro y que todo está bien.

A las órdenes del personal médico salimos de allí.

-¿Quieres ir a ver a Ethan?- Digo al dar los primeros pasos en el pasillo.

-Claro- contesta con una sonrisa en el rostro. Estoy segura de que en el sentido del amor por los niños nos parecemos muchísimo.

-¡Ven! Es al final del pasillo-.

Esta vez es un chico el que nos da el acceso para poder ver al pequeño. Entramos ambos sin problemas, al revés de lo que pensaba, pueden entrar un máximo de dos personas por niño ingresado en este ala, lo que quiere decir que todo el tiempo que pasa Ash con su niño, prácticamente las veinticuatro horas del día, puede tener a alguien acompañándola. El enfermero revisa las máquinas que cuidan de Ethan para después dejarnos a solas.

Una vez más me confunden con la madre del niño y, respectivamente, a Louis con el padre. Ambos reímos ante las supersticiones del personal, es más que improbable que yo fuera su madre, no me hubiera recuperado totalmente de un parto en tan solo una noche de reposo. Por ello, Ash va a pasar unas setenta y dos horas ingresada, en observación por si surgiera algún problema en su recuperación.

Miro como Ethan mueve las manos como si quisiera saludar al mundo que le rodea y al que hace poco le ha dado la bienvenida a él con su llegada.

-¿Te imaginas a nosotros con un bebé?- interrumpe el silencio que hay entre nosotros.

-¿Qué?- digo al salir del universo mental que había formado mirando a las familias que visitan a los demás pequeños que reciben cuidados aquí.

-¿Tú crees que algún día seremos padres?-.

-¡Louis!- digo a modo de regañina.

-¿Qué?- se encoje de hombros.

-Creo que esa pregunta es innecesaria- está claro que no es el momento de pensar en eso ahora.

-Ya-.

-Sabes que nos encantan los niños. Cuando sea el momento, crearemos nuestra propia familia- la verdad es que siempre he tenido cierto distanciamiento con los niños, no sé el por qué, pero desde que mi vida ha cambiado me he dado cuenta de que los pequeños son una debilidad para mí, es decir, son seres inocentes y tiernos que me encantan desde siempre aunque no me hubiera percatado antes.

-Necesitaba oírlo de tu boca-.

-Pero que idiota eres- lo miro y en un impulso lo beso. - Solo espero que no sea de la misma manera en la que Ethan ha entrado en nuestras vidas- no digo que sea nada malo, claro que no, él es un niño normal que ha querido presentarse antes de tiempo. Pero es una situación muy difícil sin ser si quiera su madre, no me quiero ni imaginar cómo estará mi amiga, la desesperación, la impotencia y la inquietud en la que estará sumergida porque su pequeño esté bien y vaya evolucionando como ha hecho hasta el momento.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora