Capítulo 1

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Lunes, 23 de junio.


-¿Alice estás lista?-.

-Sí mamá-.

-En diez minutos nos vamos-.

Mi maleta está llena, la reviso para asegurarme de que llevo todo lo necesario y la cierro lentamente intentando alargar los minutos que me quedan en casa. Me da pena abandonar mi hogar, pero el saber que me marcho a otro país a estudiar para cumplir mi sueño lo hace todo un poco más fácil. Doy una última vuelta por mi cuarto, el mismo en el que me han sucedido tantas cosas desde mi nacimiento hasta ahora. También echo un último vistazo a la guardilla donde he pasado tantas horas antes de coger el mango de la maleta y comenzar a arrastrarla bajando las escaleras hasta llegar al salón e informar a mis padres de que estoy lista para partir.

-¿Alice estás segura de que quieres irte?-.

-Papá tengo que irme. Siempre he querido estudiar en Londres y ahora que tengo la oportunidad de hacerlo no la puedo desperdiciar-.

Nunca he visto a mi padre tan decaído como ahora mismo. Su pequeña se va de casa. Es normal que se comporte así. Aunque me resulta algo extraño ya que vivió algo muy parecido con mi hermano mayor, Peter, hace casi tres años cuando se fue de casa para empezar a trabajar en una empresa de Nueva York. En realidad su caso era muy diferente al mío ya que se iba a otro estado y no cambiaba de continente como voy a hacer yo.

Antes de seguir contándoos mi historia voy a presentarme: Me llamo Alice Green. Soy una chica estadounidense, concretamente de Santa Mónica (Los Ángeles, California). Me considero una persona algo alejada de lo que todo el mundo entiende por normalidad. Hace tiempo me teñí el pelo de rosa y aún lo mantengo. No me suele ir eso de seguir las modas que impone la sociedad. Prefiero quedarme en casa escuchando música o leyendo un buen libro en vez de estar tonteando con chicos en cualquier discoteca. Tengo amigos, pero realmente no confío fácilmente en nadie y estoy a punto de irme a Londres en busca de mi sueño.

Monto en la parte trasera del coche de mi padre dando un sorbo a mi limonada. Como voy a echar de menos este típico refresco americano. Por la ventanilla veo como poco a poco me alejo de mi casa, del lugar en el que he tenido tantas experiencias, desde el que ayer mismo salía al encuentro para despedirnos tomando algo y dándonos un chapuzón en la playa.

Cuando llego al aeropuerto no estoy segura de si todo esto va a salir bien. Pero estoy dispuesta a correr ese riesgo.

-Llevas el pasaporte, los papeles...-.

-Sí- digo interrumpiendo a mi madre.

-Tranquila Claire. Lo lleva todo- mi padre tranquiliza a mi madre.

Nos dirigimos al mostrador de facturación, hacen lo debido con las dos maletas que llevo conmigo. La verdad es que llevo pocas cosas para ser una mudanza, pero si necesito algo podré comprármelo allí sin problema.

-Toma Alice guárdala bien. Es para que te acuerdes de nosotros- mi madre me tiende un marco de madera que porta una foto en la que salimos Peter, mis padres y yo en una playa de Florida cuando tenía unos cinco años.

-Mamá voy a volver. ¡Quédate tranquila! La próxima vez que nos veamos no tardará mucho en llegar. Vendré a visitaros por navidad o en alguna ocasión especial. Y también podéis venir a verme a Londres cuando queráis, no hace falta que sea ninguna fecha señalada- mis palabras no sirven de mucho, lo deduzco porque sus ojos comienzan a convertirse en vidriosos, así que sin dudarlo un solo segundo la abrazo.

-Te voy a echar mucho de menos pequeña- me dice al oído.

-Yo también te voy a echar de menos. Te quiero mamá- susurro.

Con mi padre siempre he sido algo más distante, nunca he entendido por qué ya que desde que era pequeña hemos tenido bastante complicidad, y para ser sincera siempre he sido la niña de papá. Con un par de besos y un abrazo nos es suficiente como despedida aunque creo que ambos nos quedamos con ganas de algo más.

Paso rápidamente los controles de seguridad. Miro mi billete, al no aclararme con las indicaciones del mismo me dirijo a uno de los mostradores de ayuda para que me indiquen, para que consigan situarme un poco ya que es la primera vez que viajo sola y estoy totalmente perdida.

-Perdone-.

-Sí. Dígame- una simpática azafata levanta la vista del ordenador detrás del mostrador.

-¿Me puede indicar dónde está la puerta C-23?-.

-Claro. Mire. Siga todo este pasillo hasta el final. Cuando estés justo en la pantalla donde informan del estado de los vuelos mira a la derecha y podrás ver un cartel amarillo de gran tamaño que indica la puerta que necesita-.

-Muchas gracias- sonrío antes de seguir sus indicaciones.

"El vuelo 0283 con destino a Gatwich- Londres sale con una hora de retraso por problemas técnicos disculpen las molestias".

No me lo puedo creer cuando oigo la megafonía. Empezamos bien, yo sola en el aeropuerto, sin nada con lo que entretenerme y tengo que estar una hora más aquí esperando mi vuelo. Respiro hondo y me digo a mi misma que todo va a salir bien para calmar mis nervios. Cojo mi mochila y doy una vuelta por las tiendas para dejar que corra el tiempo lo más rápido posible. Los artículos están un poco subidos de precio, pero si quiero entretenerme voy a tener que obviar ese detalle. Veo un libro en una de las estanterías del duty free que me parece interesante cuando termino de echarle un vistazo a la contraportada. Después de pensarlo me decido a comprarlo para amenizar la espera a la vez que el viaje.

Cuando me canso de pasear sin un rumbo fijo vuelvo a la puerta en la que debo embarcar y me siento en una silla. Esos típicos asientos incómodos de metal que hay en todos los aeropuertos. Una vez consigo acomodarme saco los cascos, el reproductor de música, abro el libro y me pongo a leer.

Pasan los minutos lentamente mientras me meto de lleno en la novela cuando veo que una niña se ha sentado a mi lado. Levanto por un momento la vista de las páginas al notar su mirada clavada en mí. La observo sin que se dé cuenta y me fijo en como ella hace lo mismo conmigo con sus pequeños ojitos verdes.

En un tono bajo puedo oír como la pequeña le habla a su madre.

-Mira mamá tiene el pelo rosa- abre más los ojos en señal de asombro. Yo me quito los auriculares y doblo la esquinita de la hoja del libro por la que me he quedado leyendo.

-¿Te gusta mi pelo?- digo amablemente. La niña se refugia en los brazos de su madre al oírme.

-Perdónela- su madre se ríe. -Emily es un poco tímida- sonrío de ternura.

-¿Quieres tocarlo?- la niña acerca su mano y toca con suavidad un mechón de mi pelo.

-Mamá yo de mayor quiero tener el pelo como ella- puedo ver el entusiasmo de la pequeña en su rostro alegre antes de que nos despidamos y ella se vaya de la mano de su madre dando saltos de alegría, alardeando de que ha visto a una chica con el pelo rosado.

Nunca antes había sido tan amable con los niños. De hecho, nunca me han gustado demasiado. Puede ser que esto de empezar una nueva vida esté sacando a la verdadera Alice a la luz.

"Los pasajeros del vuelo 0283 con destino a Londres embarquen por la puerta C-23 gracias".

Por fin, estaba deseando oír exactamente esas palabras a través de la megafonía. Es la hora de embarcar para mi vuelo. Cojo mi mochila, me dirijo a la puerta correcta, enseño mi tarjeta de embarque y mi pasaporte. La azafata comprueba que todo es correcto y una vez verificado me desea un buen viaje. Miro por última vez a través del cristal desde el que veo mi avión preparado y me armo de valor y positividad para comenzar a caminar por la pasarela que me dirige hacia el medio de transporte que me conducirá directa hasta mi sueño. No es la primera vez que vuelo, pero esta vez es diferente, muy diferente a las demás. Esta vez estoy nerviosa, es el primer paso para cumplir mis objetivos.

-Asiento B18- me informa uno de los azafatos nada más entrar. Es un chico bastante guapo a decir verdad, ha captado mi atención.

Me dirijo al asiento, por suerte me ha tocado ventanilla. Me espera un vuelo muy largo, unas diez horas aquí metida hasta volver a tocar suelo. Espero a que el aparato despegue para justo después acurrucarme en el asiento y echarme a dormir.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora