Capítulo 49

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Miércoles, 21 de diciembre.


El timbre suena una y otra vez al mismo tiempo que aporrean la puerta con avidez sin compasión hacia las personas que estamos dentro. Abro los ojos exaltada sin saber que está pasando. Me aprieto la frente, los golpes retumban en mi cabeza, casi no he dormido, mi mente no me ha dejado. Me he pasado la noche magullando sin descanso el tema que la ocupa últimamente. Me siento sobre la cama y me paro a pensar si esos atronadores sonidos son verdad o simplemente estaba soñando. Al darme cuenta que no es ningún producto de mi imaginación me levanto para ir hacia el lugar de donde provienen los golpes. Al salir de mi cuarto me encuentro con Ash atemorizada en la puerta de su habitación con las manos sobre el busto protegiendo a la pequeña que crece en su interior y sin saber muy bien de qué va todo esto.

-¿Qué está pasando Alice? Tengo miedo-.

-Métete en tu cuarto. Voy a ver qué pasa-.

-No, voy contigo-.

-Vale-.

Nos aproximamos a la puerta y abro.

-¿Qué coño haces?- digo cabreada al reconocer a quien está tras la puerta. Ash se va corriendo hacia su cuarto, normal que huya, aquí se va a lidiar la tercera guerra mundial.

-¿Por qué lo has hecho?-.

-¿El qué?- no entiendo nada.

-¿Por qué has vuelto con él?-.

-No he vuelto con nadie-.

-¿Entonces por qué estuvo ayer aquí vestido tan elegante?- está furioso.

-¿Tú cómo sabes eso?-.

-Porque lo vi-.

-¿Ah sí? ¿Y cómo? Porque no estabas aquí-.

-En el cambio a turno nocturno le vi bajar-.

-¿Y de ahí has sacado tus propias conclusiones verdad?- cierro la puerta empujándole hasta el interior de la vivienda para no escandalizar a los vecinos. -¿Es qué no puedes dejarme nunca en paz? ¡Dijiste que con un beso se acabaría todo esto y te lo di! ¿No puedes largarte de mi vida de una vez?- grito sacando todo lo que hace mucho llevo aguantándome para mí misma.

-¿Eso es lo que quieres?- habla desafiante.

-¡Pues puede que sí, porque no soporto esto Eric! ¡No somos nada, bueno amigos, y ni eso lo tengo claro por tu actitud! ¡Que más te da si yo hago algo o no, eso es cosa mía! ¡Te recuerdo que ya soy mayorcita para saber lo que hago!-.

-¡Ese carbón te ha hecho daño y lo volverá a hacer, pero como le ves y parece que el cerebro se te va de paseo porque está bueno y tiene dinero, pues tú le das otra oportunidad!- ahora ambas voces se oyen en un tono demasiado elevado.

-¡Eric no sabes lo que estás diciendo!-.

-¡Sí, si lo sé!- se acerca un poco más a mí. Noto un hedor a alcohol que proviene de su boca.

-¿Has estado bebiendo?-.

-No- desvía la mirada. -Bueno un poco. ¿Qué iba a hacer si la tía que me gusta vuelve con el estúpido que la engaña?-.

-¡Deja de insultarle!- aprieto los puños y los dientes a la vez.

-¡Sí le insulto porque es lo que es! ¡No sé cómo él puede gustarte y yo no!-.

-¡Para empezar porque él no viene borracho a las...!- miro el reloj. -¡A las ocho de la mañana a tirarme las cosas por cara!-.

-¡Yo no estoy haciendo eso!-.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora