Capítulo 14

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Martes, 15 de julio.


-Alice despierta- me dice una suave voz al oído.

-Un ratito más- mi voz suena algo ronca. Me doy media vuelta haciéndome la perezosa.

-¡Vamos levántate!- un cojín me da de lleno en la cara haciendo que me despierte de golpe.

-Ashley Johnson. ¿Eres tonta o qué te pasa?- alzo la voz mientras la devuelvo el golpe.

-Menudos humitos tenemos por la mañana. ¿Qué te pasa? ¿No pasó nada con Louis? Si os dejé solos porque la tensión sexual entre vosotros podía tocarse- hace el amago de soltar una carcajada.

-No seas así. Él no me gusta- la miro todo lo seria que se puede estar recién levantada.

-Vamos Alice. No te hagas la dura, te encanta, se...-.

-Sí, como a ti besuquear a Harry a la primera de cambio. ¿No?- la interrumpo y como de costumbre las risas cómplices aparecen. -Vamos a desayunar anda-.

Suena el timbre, Ash es quien va a abrir

-Buenos días chicas-.

-Buenos días-.

-Os traigo el desayuno-.

-Justo a tiempo-.

-¿Quién es Ash?- digo desde la cocina alzando la voz.

-Eric, ha traído el desayuno- me acerco a saludar.

- Y esto, ¿a qué se debe?- me entrega una bolsa con el logotipo de la pastelería de la esquina.

-Vi que anoche llegasteis un poco perjudicadas y pensé que sería bueno que os trajera el desayuno perfecto para evitar la resaca. Zumo y cup cakes.

-Sí, ayer nos pasamos con la bebida- interviene mi amiga.

- No quiero ser cotilla. Pero, ¿a dónde fuisteis?- pregunta intrigado.

-A casa del novio de Alice- Ash vuelve a hablar.

-¡No mientas!- lanzo una mirada fulminante a la chica que tengo al lado. -No la hagas caso, estuvimos en la fiesta de un amigo- su cara de decepción al oír mis palabras es visible. Lo invito a pasar, pero aunque quiera no puede, tiene que trabajar.

-Lo tienes loquito- pronuncia un segundo después de que la puerta se cierre.

-No seas tonta, yo nunca he tenido a un chico loco por mí-.

-Pues, o tú tienes muy mala vista o yo estoy loca-.

- Creo que es más bien lo segundo- la interrumpo.

- Está colgado por ti-.

-Lo que tú digas-.

Devoramos lo que Eric nos ha traído. Después bajamos a la piscina, no hace demasiado calor, pero no queremos quedarnos toda la mañana apalancadas en casa.

Antes de comer Ash se va. Subo a mi piso y me hago algo instantáneo para calmar mi estómago que ruge salvaje.

Suena la alarma del ordenador indicando que me están llamando por Skype. Me conecto rápidamente y al otro lado de la pantalla está él. Peter Green, mi hermano mayor, el que me tortura desde pequeña, pero al que yo quiero con locura.

Al terminar con una larga charla nos desconectamos. Enciendo la televisión, hago zapping hasta encontrar algo que me gusta, y justo en ese momento suena mi teléfono.

- ¿Hola?-.

- Hola Alice. ¿A las seis nos vemos donde acordamos ayer?- al oír su voz una tonta sonrisa se dibuja en mi cara.

No me da tiempo a contestar cuando ya se ha cortado la llamada. Me quedo mirando el techo sin saber muy bien si lo que acaba de ocurrir es cierto. Y es cuando me deshago deshago de ni bloqueo cuando me doy cuenta de que tengo un encuentro en menos de una hora.


Me doy una ducha rápida, envuelta en la toalla que quita la humedad de mi piel miro por la ventana. el cielo está cubierto de nubes, y aunque no parece que vaya a llover, es evidente que las temperaturas han bajado con respecto a esta mañana.

Me visto sencilla, vaqueros largos, camiseta lisa marrón chocolate, un jersey en ese mismo color, un gorro de lana fina marrón tierra y unos botines a juego con el bolso.

Me dirijo con  prisa hacia el puente. Por una vez no llego tarde. Aunque también juego con ventaja ya que vivo al lado del punto que hemos fijado como lugar de encuentro. Cuando llego tengo que cruzar al otro lado del puente más famoso de la ciudad y allí está él esperándome. Lleva unos jeans oscuros, una camiseta blanca, una chaqueta tipo sport marrón, una mochila y el mismo gorro que llevaba el día que lo vi por primera vez. Parece que nos hemos puesto de acuerdo a la hora de vestirnos, sonrío al darme cuenta. Me acerco a él y saludo con dos besos como es costumbre en mí.

-¿Qué tienes pensado que hagamos?- digo algo tímida.

- Es una sorpresa. Tú solo sígueme-él siempre con su aire misterioso que hace despertar mi impaciente curiosidad. Hago lo que me dice.

Llegamos hasta uno de los muelles del río. Andamos sobre la madera y al límite del embarcadero veo una pequeña barca atracada.

-Las damas primero- rompe el silencio indicándome que suba. Lo miro incrédula, pero obedezco una vez más y subo, él lo hace conmigo. Se sienta a mi lado en la pequeña cubierta y un hombre se pone a los mandos en la cabina.

-Te dije que estaríamos solos-.

-En realidad no estamos del todo solos- ambos reímos. Recuerdo que debo preguntarle algo en lo que no he parado de pensar.-Una cosa, ¿por qué las chicas te miran tanto por la calle?-.

-Supongo que será por mi potencial físico- pongo los ojos en blanco. Le encanta hacerse el gracioso. 

-Eso no me vale. Responde en serio-.

-No es por nada importante. He salido un par de veces en la tele local así que pienso que esa es la razón-.

-¿En serio? ¿Y solo por eso ya tienes montones de fans?- hago comillas con los dedos en la última palabra.

- La gente está loca- se encoge de hombros.

- Ya lo creo-.

Llevamos un rato navegando. Nos comunicamos, pero evitamos las preguntas básicas sin saber por qué.

En uno de esos silencios incómodos en los que solo se oye el ruido del motor, rebusca en la mochila y saca un bulto de ella.

-Ten Alice- me tiende el paquete envuelto en papel estampado.

- ¿Qué es? No hace falta que me compres nada de verdad- no sé por qué lo ha hecho, al igual que no sé la razón de aceptarlo así por las buenas. Este chico logra lo que quiere conmigo, no tengo ni la menor idea de como lo hace, pero lo consigue. 

-Ábrelo. Solo es un detalle- me mira atento. -Además a las princesas hay que cuidarlas- me vuelve a ofrecer el paquete haciendo que por fin lo coja. Al hacerlo siento como mis mejillas se colorean. Quito el papel despacio y veo que dentro hay unas zapatillas deportivas Nike en color azul oxford combinado con algunos detalles en rosa coral.

-Muchas gracias- le abrazo involuntariamente.

-Son para que te vengas a correr por las mañanas al parque conmigo, si quieres claro- sonrío. Es un chico realmente adorable, servicial y simpático. Reunirme con él va a hacer que nos conozcamos aún más y en este momento me apetece hacerlo.

Después del paseo fluvial vamos a tomar algo, creo que los dos queremos alargar el momento antes de que tengamos que despedirnos.

Acabamos justo en el Starbucks donde supe de su existencia por primera vez cuando observaba como andaba detrás de aquella cristalera.

A cada palabra que me dice me hace sonreír y sentirme especial. Aunque también me confunde y me hace pensar en si estoy empezando a sentir algo por el chico del gorro.


Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora