Capítulo 19

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Lunes, 21 de julio.


Está siendo un día aburrido. Al final he optado por no llamarle. Normalmente suelo ser bastante atrevida con todo, pero en el caso del sexo opuesto me vuelvo profundamente tímida. Y esa timidez se incrementa si pienso que estoy empezando a sentir algo más por la persona que la provoca. Aunque no quiera aceptarlo, Louis me vuelve loca, todo en él es perfecto a mi vista: su personalidad, su sonrisa, sus ojos, su pelo, su cuerpo en general y sobre todo lo que me atrae de él es su alma de niño y la forma en que me trata. Es la primera vez que un chico me hace sentirme valorada, única, especial. Pero no quiero caer rendida por él, no puedo. Desde aquel día le tengo pánico al amor. Aunque pensándolo bien, quizá sea él el que me haga perder esta especie de miedo, rechazo o pánico, como me gusta a mí llamarlo, a enamorarme.

Mi mañana consiste en ponerme al día con uno de mis libros y escuchar algo de música. Son mis dos pasiones. Para lo primero mi talento es nulo y por eso solo me dedico a disfrutar de lo que otros escriben. Pero para lo segundo sí que hago mis pinitos, de niña soñaba con ser una de esas cantantes famosas que triunfan en todo el mundo o una compositora de éxito. Quién sabe quizá algún día lo cumpla. A causa de esa meta llevo un diamante tatuado en el antebrazo izquierdo, perfilado en negro y relleno en rosa pálido que significa exactamente eso, mi sueño, algo que quiero alcanzar desde pequeña.

Suena el timbre, señal de que mi comida ya está aquí. He pedido fideos chinos con curry, arroz tres delicias y ternera con pimientos al wok, me voy a hartar a comer. Cojo sitio en el sofá y comienzo a devorar.

Ojeo los canales televisivos, para variar no hay nada interesante y eso hace que me distraiga pensando en todo lo que pasó ayer. ¿Quién es Louis Tomlinson? ¿Por qué Ash me lo ocultó y ayer cortó a Eric justo cuando estaba a punto de saberlo? ¿Y si mi amigo tiene razón y va a hacerme daño? ¿Qué debo hacer ante Eric? Le gusto, sí, el mismo me lo ha confesado. Pero el problema es que para mí es solo mi amigo. La verdad es que le entiendo, yo también he sentido algo por alguien que simplemente me ve como una más en su círculo de amigos. Pero al pararme a pensar doy con que lo que más me preocupa es por qué Louis no ha llamado ni para preguntar por cómo estoy después de que casi nos acostamos. Son demasiadas preguntas sin respuesta alguna.

Cuando termino de comer presiento que mi tarde va a ser bastante parecida a la mañana, aburrida. Recojo el salón y vuelvo a sentarme para ojear el ordenador cuando de repente suena mi teléfono. Dejo lo que estoy haciendo y corro hasta la habitación a por él. Al tenerlo en mis manos puedo ver en la pantalla de quien se trata puedo leer.

-¿Hola? -.

-Buenas tardes – oigo su voz apagada.

- ¿Cómo va tu día? Te noto extraña-.

- No es nada, solo estoy aburrida en casa sin nada que hacer. ¿Y tú? -.

-Exactamente igual-.

-Había pensado en que podíamos ir de compras, tengo unas cuantas cosas que contarte- a lo mejor ella tiene la respuesta a alguna de mis preguntas.

-Me parece bien, ¿En una hora nos vemos en la estación? -.

- Perfecto pues ahora te veo-.

-Ciao-.

Con tan solo una llamada mi tarde ha cambiado de aburrida a ocupada. Rebusco en los estantes y percheros del vestidor. Opto por un vestido vaquero veraniego, de tirantes, el pecho ajustado con botones marrones al centro y falda con vuelo hasta la mitad de los muslos. Acabo por combinarlo con sandalias marrones y bolso a juego.

Después de alisar mi pelo y maquillarme el rostro bajo hacia el portal. Estoy nerviosa por si al abrirse las puertas del ascensor él estuviera ahí cara a cara conmigo. Efectivamente mi teoría se confirma cuando veo a Eric mirarme desde el mostrador con una sonrisa de oreja a oreja.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora