Capítulo 36

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Jueves, 4 de septiembre.


Solo faltan unas horas para que salga mi vuelo hacia Londres. Me da pena irme, pero en unos días empiezo la universidad. Lo que significa que por fin cumpliré por completo el sueño que tengo desde que visité la ciudad por primera vez cuando era pequeña.

Cuando me levanto él sigue tendido en la cama dormido como un lirón, tanto que ni siquiera reacciona cuando abro las cortinas dejando que la luz del amanecer entre en la habitación. Pongo la maleta a los pies de la cama y ordeno la ropa dejando a un lado lo que me voy a poner hoy. Dejo mi equipaje a medias cuando me doy cuenta que es más inteligente arreglarme antes de acabar.

Voy al baño. Me quito la camiseta que me llega hasta las rodillas con la que duermo y la ropa interior. Antes de entrar en la ducha, abro el grifo y pongo el agua muy caliente, tanto que al tocar mi piel casi me quema. En poco tiempo el vapor inunda la sala y yo entro bajo la cascada de agua que ya baña mi cuerpo cuando alguien abre la mampara de y entra a mis espaldas. Sé sin ninguna duda que es Louis, no hay nadie más aquí, y que viene buscando algo, me busca a mí. Sin que pueda pararme a pensar un solo segundo sus manos se posan en mis caderas y nuestros cuerpos se rozan haciendo que me estremezca.

-¿Qué haces?-.

-¿No lo ves? Estar contigo-.

-Déjame ducharme. Sigo enfadada-.

-De acuerdo. Te dejo, pero si nos duchamos juntos- me rio inconscientemente.

-Vale. Haz lo que quieras-.

-¡Vamos perdóname!-.

-No-.

-¿Por qué? - pone cara de pena.

-No sé-.

-¿Ves? Si ni siquiera sabes porque te has enfadado-.

-Sí lo sé- me quito el champú del pelo escurriéndolo sobre su cara a propósito.

-¡Eh! ¡No vale atacar! ¡No seas mala!- me rio. De un solo movimiento que me pilla por sorpresa me da la vuelta haciendo que quedemos frente a frente. Veo como se aclara el rostro para después besarme.

-¿Qué haces?-.

-Contraatacar-.

-¿Así que te apetece jugar?- digo pícara, dejando todo mi orgullo atrás.

-Sí- sin pensármelo cojo la ducha y le apunto directamente a los ojos. Mueve las manos con los ellos cerrados hasta que se hace con el arma. Yo le miro mientras me muerdo una uña haciéndome la inocente, no quiero que me la devuelva.

-Confirmo mi teoría. Eres malvada- con un hábil movimiento hace que me tropiece y casi me caiga con sus pies.

-Y tú idiota. Casi me matas- pongo mis manos sobre su pecho para no caerme. Espero su respuesta, pero no la hay y a mí no me salen las palabras. Solo veo el deseo en su mirada antes de que me bese apasionadamente bajo el agua haciendo que mi piel toque el azulejo negro pizarra que me rodea.

-No Louis. Para- mi respiración comienza a agitarse y mi orgullo vuelve a luchar contra mi corazón.

-¿Por qué?- sigue besándome.

-No puedo-.

-¡Vamos Alice es nuestro último día juntos! Vamos a estar mucho tiempo sin vernos, deja que disfrutemos el uno del otro- mi respuesta no llega. Solo salen por mi boca gemidos de placer que Louis provoca al entrar y salir de mi cuerpo. Parece que en esta ocasión el corazón ha ganado la batalla haciéndome sentir que solamente estamos él y yo sobre la tierra siendo uno.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora