Capítulo 23

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Jueves, 24 de julio.


La música de discoteca todavía retumba en mi cabeza. Tengo algo de resaca. Me levanto con dificultad y voy como si de un zombie se tratara hasta la nevera. Cojo algo para comer, me tiro en el sofá, no soy capaz de mantener mi cuerpo en pie. Retozo viendo la televisión, después de revisar todos y cada uno de los canales he dejado un programa que no me interesa, pero como no hay nada más, lo veo. Hoy no me apetece nada más que pasarme el día tirada en el sillón sin tener que hacer nada. Aunque mientras hago lo que el cuerpo me pide me acuerdo de que le dije a Louis que hoy pasaría el día con él. Reviso el móvil, veo que hay cinco llamadas perdidas suyas. No quiero que se preocupe así que sin pensarlo un segundo más le llamo.

- Hola- mi voz suena apagada.

-¡Alice! Ya es hora de que aparezcas-.

- Buenos días a ti también- digo irónica.

- ¿Buenos días? Di mejor buenas tardes que es casi la hora de comer- miro el reloj y compruebo que dice la verdad.

-Pues es verdad-.

- ¿Hoy eres toda mía no?- cambia de tema.

- Sí, ya te lo dije ayer- me cuesta articular palabra.

- Pues arréglate. Ahora en media hora paso a por ti-.

-Mm... Vale- no me da casi tiempo a contestar cuando ya ha colgado.

Voy al baño. Me lavo la cara con agua bien fría para despertarme. Me miro en el espejo y compruebo que no hace falta parase a mirarme mucho para darse cuenta de que tengo una pinta horrible. Voy hasta el armario sin ganas y cojo algo de ropa. Decido no complicarme mucho. Opto por unos vaqueros cortos con roturas colocadas estratégicamente para dejar algo de piel al descubierto, una camiseta de tirantes color crema que meto por debajo de estos y un jersey fino de manga francesa un tono por encima de la camiseta. Como calzado elijo botines marrones calados complementados con el bolso a juego. Sigo por maquillarme intentando ocultar mi cara de cansancio, pero no hay manera. Dejo el pelo suelto y justo cuando estoy acabando de guardar todo lo que necesito en el bolso llaman al telefonillo.

-¿Bajas?-.

- Que rápido has venido-.

- Tengo ganas de verte-.

- Ya bajo. Dame dos minutos-.

- Vale-.

Me pongo las gafas de sol y cojo el bolso apoyando la correa en mi hombro antes de cerrar la puerta. No me molesto en coger el ascensor, bajo corriendo las escaleras, tal vez demasiado rápido. Llego al portal y lo veo apoyado en la pared de fuera mirando su teléfono móvil. Me llama la atención como va vestido, es otra de las cosas que me atraen de él. Pitillos vaqueros, Vans color vino y jersey a juego, está tan atrayente como siempre.

-¡Ch!- intento llamar su atención. Levanta la cabeza despistado buscando el origen del ruido.

-¡Alice!- guarda el smartphone en el bolsillo y se acerca a mí. Besa suavemente mis labios, está cogiendo la costumbre de hacerlo a todas horas, que no digo que no me guste, pero me hace dudar. ¿Somos solo amigos con derecho o algo más?.

Louis me ofrece su mano le agarro encantada y salimos de allí.

- ¿Por qué no te quitas las gafas de sol?- me mira.

- Porque estoy horrible-.

-¡Tonterías! A mí me gusta ver esos tiernos ojos azules-.

- Pues hoy no creo que vayas a verlos- en ese momento me quita rápidamente las gafas sin que pueda reaccionar. -¡Eso no vale!- cruzo los brazos como una niña pequeña cuando su hermano mayor la quita algo de su propiedad.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora